¿Cuáles son los principales beneficios del voluntariado corporativo?
Es bueno para la comunidad porque le permite contar con una serie de personas cualificadas que saben organizar su trabajo, producir y conseguir un resultado final, pero también es bueno para los propios empleados que son voluntarios, porque eso les ayuda a crear unas nuevas relaciones sociales, a estar más formados y
a descubrir cómo pueden ayudar a los demás. Además, es beneficioso para las empresas porque pueden descubrir que el personal voluntario se siente más motivado y es más productivo. Eso permite a las compañías reforzar sus relaciones exteriores con la comunidad, lo que aporta más fuerza a la marca.
El movimiento del voluntariado corporativo surgió en EEUU hace 30 años. Sin embargo, poco a poco ha ido extendiéndose al resto del Planeta. Así, en el Reino Unido, Europa Occidental y y el Este de Asia es un movimiento bastante fuerte. En otras regiones como África o los países árabes es todavía incipiente. En América Latina, China y el resto de Asia hay un movimiento cada vez más creciente. Además de buscar un impacto positivo en las comunidades, el voluntariado corporativo también contribuye al desarrollo comercial de la empresa. Y es que los empleados voluntarios se sienten más comprometidos, con un mayor deseo de asumir liderazgos, de desarrollar sus conocimientos, de trabajar en equipo y de buscar nuevas relaciones. Eso representa para la compañía nuevas oportunidades comerciales, ya que es una nueva manera de desarrollar y fomentar la cultura de la empresa, la marca y la imagen exterior.
Todo esto sería imposible si no existiera una asociación entre las empresas y las ONG, porque las primeras no saben exactamente cómo comprometerse con la sociedad, no pueden hacerlo solas. Muchas veces no tienen la experiencia suficiente respecto a los problemas sociales, ni la capacidad de desarrollar proyectos y programas. Es necesario mantener esa relación entre empresa y ONG para que la acción tenga un impacto en la comunidad.
¿Por qué áreas suelen decantarse las compañías a la hora de ayudar?
En nuestra investigación hemos detectado una amplia variedad de ámbitos de actuación, como por ejemplo la ayuda a la infancia, el desarrollo de infraestructuras, el problema del agua, la vivienda, el desarrollo económico, la nutrición, la sostenibilidad, el Sida, etc. Incluso diría que las empresas llevan la delantera a los políticos porque trabajan mucho en todos estos campos y no solamente a nivel mundial, sino también a nivel local, porque a las compañías les afectan las prioridades globales pero, al mismo tiempo, ven cuáles son esas realidades locales en las comunidades en las que operan.
En una época en la que hay mucha destrucción de empleo e inseguridad laboral, ¿cómo se logra implicar a los trabajadores en las prácticas de voluntariado corporativo?
En una investigación llevada a cabo durante 2009 en 50 empresas mundiales, fue una sorpresa comprobar que la recesión económica actual no había generado ningún impacto negativo sobre el voluntariado. Las compañías buscaban nuevas maneras de mantener esa actitud y nuevas fórmulas para conseguir recursos de cara a ayudar a las comunidades.
Lo que hemos apreciado es que el impacto de la recesión ha conseguido dar más energía y más vitalidad a los voluntarios para implicarse en ese movimiento. Los voluntarios perciben que la comunidad tiene nuevas necesidades, ya que aumenta el paro, surgen problemas alimenticios, de viviendas dignas, etc. También es importante implicar a los parados en el voluntariado. Pedirle a un desempleado que se ponga a trabajar sin cobrar
es algo difícil, pero le puede ayudar a recobrar la confianza en sí mismo.
¿Cuál es la situación del voluntariado corporativo en España en relación con otros países?
En España destaca Cooperación Internacional, que ha hecho mucho por el voluntariado corporativo. Mucho de lo que yo sé de este país es gracias a las conversaciones que he mantenido con ellos. Mi impresión es que muchas empresas en España realizan voluntariado. Sin embargo, a menudo se compara a EEUU con Europa y otros países, y no es justo porque el concepto ‘voluntariado corporativo’ nació en Estados Unidos, después llegó al Reino Unido y al resto de Europa Occidental. Eso depende también de la dinámica de cada sociedad. Por ejemplo, en Francia es bastante difícil para una empresa pedir a sus empleados que vayan a echar una mano en las escuelas porque se considera una intromisión de la empresa en el mundo de la educación pública. En cambió, en EEUU, el Reino Unido y en muchos otros países, los voluntarios de las empresas colaboran
porque quieren tener un impacto sobre estos jóvenes que en el futuro serán sus trabajadores. Por tanto, cuando más formados estén, mejor. En los países donde hay una mayor intervención del Gobierno, el proceso ha sido, probablemente, más lento.
¿En qué punto se encuentra el sector público en esta materia y cuál ha de ser su papel?
Hay que adaptar la respuesta a las realidades de cada país y de cada organización. En EEUU, el papel del Gobierno es fomentar la participación de las compañías, hacer que se impliquen más, que adopten un papel de liderazgo. Es decir, el Gobierno tiene que hacer que el tercer sector esté abierto a esta relación con las empresas privadas y debe eliminar las barreras existentes. Por lo tanto, hay que promover que existan los recursos necesarios para responder a las necesidades de las ONG en esa relación con las compañías para que aprendan, por ejemplo, a gestionar y a organizar a los voluntarios.
¿Está el voluntariado restringido únicamente a las grandes compañías?
No hay ninguna limitación en lo que se refiere al tamaño o a la naturaleza de las empresas. Todas pueden tener un impacto sobre la comunidad. Incluso, tradicionalmente, en EEUU quienes llevaron la batuta inicialmente
fueron las pymes. Poco a poco se han ido sumando las grandes empresas. Por lo tanto, incluso a nivel mundial,
la mayoría de las veces son las pymes las que más se involucran.
Lo que pasa es que las pequeñas y medianas empresas no tienen la capacidad de las grandes corporaciones.
Las pymes pueden hacer mucho, lo que sucede es que tienen que trabajar juntas para alcanzar el mismo resultado. Lo que puede motivar es el deseo de hacer algo, independientemente del tamaño de la empresa.
¿Cuáles son los retos del voluntariado corporativo?
Uno de los grandes desafíos es que, a partir del momento en que la empresa entienda que representa un activo estratégico, se corre el riesgo de que no se preocupen tanto por las necesidades de la comunidad o de los empleados, sino más bien de las ventajas que esto puede reportar a la empresa en sí.
El segundo desafío es el problema de la extensión de este voluntariado a todos los trabajadores de una compañía, porque es bastante fácil decirle a alguien que trabaja en un despacho o una oficina que puede ser voluntario, pero es mucho más difícil si se le plantea a algún empleado de una fábrica.
¿Por qué sucede esto? Al que trabaja en la oficina se le puede decir: “te vamos a dar dos horas para que hagas ese trabajo de voluntario”. Sin embargo, a alguien que trabaja en una fábrica, en una línea de montaje, es mucho más difícil decirle: “Tienes que marcharte durante dos horas para hacer actividades de voluntariado”. Sin embargo, hay empresas que ahora mismo están afrontando este problema y están intentando extender el voluntariado a todos los trabajadores. Existe un tercer reto o desafío: hoy, efectivamente, se habla de voluntariado corporativo y los consejeros delegados de las empresas lo practican. Yo creo que son sinceros, pero sigue siendo para ellos una actividad marginal. Así que, si queremos que no desaparezca algo que es marginal, tenemos que centrar el voluntariado corporativo en el núcleo central de las operaciones comerciales de la empresa. Esto está ocurriendo poco a poco, mucho más que hace unos años, pero necesitamos ese compromiso para garantizar que el voluntariado corporativo permanezca
en el centro de las preocupaciones de las empresas