• Majoral inauguró recientemente un nuevo establecimiento en Barcelona con una inversión de 90.000€, consolidando su proyecto centrado en la economía social y solidaria
• Majoral decide comercializar únicamente sus joyas elaboradas a partir de metales certificados con el sello de la Alliance For Responsible Mining (ARM), que asegura que los metales han estado extraídos de forma ética y en condiciones dignas.
¿Puede hablarnos de la RSE de Majoral, y cómo ha evolucionado estos últimos años hasta la actualidad?
En primer lugar, nuestros antecedentes en responsabilidad social corporativa se inician de una forma más especializada en 2013, cuando participamos directamente en la creación de una Asociación Catalana para la Economía del Bien Común, y donde Majoral es pionera en esta visión. Quizás todos pensamos que para las pymes la responsabilidad social no es algo tan esencial, pero cuando entramos en contacto con la Economía del Bien Común y nos dimos cuenta de que eso también era para nosotros. Fue entonces cuando entramos en todas sus dinámicas. Todos los valores de sostenibilidad, medioambiental y social… para nosotros no fue nada extraño ya que el origen de Majoral sigue la misma línea de humildad.
Empezamos en los años 70 en la época hippie, en la isla de Formentera, y el tema de la ecología está dentro del ADN de la empresa, por lo que era algo que nos venía muy a medida. Quizá el tema más organizativo y la toma de decisiones sí que lo tenemos más difícil, porque no somos de formación empresarios, ni de formación joyeros pues la verdad es que estamos haciendo cambios aprendiendo sobre la marcha. En este sentido quizás no seamos tan rígidos, pero ahora con el comienzo de la nueva generación en la empresa realmente estamos consolidando todos estos cambios quedé entrada hemos ido conociendo.
¿Podrías destacar alguna iniciativa?
Cabe destacar que la organización para la minería responsable se creó en el 2011 y nos hicimos distribuidores de esta organización en 2013. Esto ocurrió porque en el 2013 ya empezamos a hacer el balance por el bien común. Nosotros no sabíamos de donde venía el oro, y de donde venía la plata ni nada. Así hicimos el balance y sin ni siquiera terminamos ya nos pusimos a cambiar cosas. Una cosa muy difícil de nuestro sector es que en este sentido con otras empresas del sector no tenemos mucha comunicación ya que es un sector muy arisco, y muy opaco.
Pero afortunadamente las cosas están cambiando, y la gente joven trae cosas nuevas. Nosotros, por ejemplo, somos distribuidores del sello de trazabilidad que creó ARM. Estamos orgullosos porque ARM solo compran a jóvenes joyeros que acaban de terminar sus estudios y están más concienciados sobre una nueva cultura. O bien venden por internet o bien hacen su colección de joyas para novias y venden por internet básicamente.
¿Cuál es tu visión sobre la situación y la evolución del sector?
El sector de la joyería debe cambiar muchísimo para sobrevivir, hay algunas empresas grandes que ya se están dando cuenta. De hecho, las distribuidoras de metales preciosos están empezando a promocionar el certificado de venta de oro reciclado. Lo que está haciendo a ARM es formar a las comunidades mineras, decirles que si no venden el oro en el mercado negro y lo venden a joyeros comprometidos con el mundo occidental tendrán compensaciones económicas, ya que el 20% de la extracción del oro proviene de la minería artesanal y a petita escala. Esto está funcionando y hay muchas minas que están integradas en esta iniciativa. Es lo que a nosotros nos gustó del proyecto y además logras un contacto directo con la mina. La diferencia de Majoral con otros es que podemos comunicar al cliente de dónde viene el material.