Conversamos con Mariola Urrea, presidenta del Consejo de Estrategia de Fundación Aquae para conocer los esfuerzos que hace esta organización orientados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el número 6 (acceso y saneamiento del agua), tanto en América Latina como en España.
Urrea señala, además, sobre la importancia que tiene para las empresas y organizaciones tener una correcta gestión del agua que redunda en beneficios ambientales, sociales, económicos y reputacionales.
¿Cuáles son las principales acciones que desarrolla Fundación Aquae en cuanto a acceso y saneamiento del agua?
Todos los proyectos que lleva a cabo Fundación Aquae están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas para 2030. En esta línea, se enmarca nuestro proyecto ‘Agua para la Amazonía Peruana’, que pusimos en marcha en 2014 de la mano de UNICEF y con la colaboración del Gobierno de Perú.
Hasta la fecha, se han instalado130 baños ecológicos secos en la región amazónica de Perú, donde el 89% de su población no dispone de agua potable, un hecho que influye muy negativamente en la salud de los más pequeños, que representan el 30% de esta población, provocándoles enfermedades como la diarrea o infecciones respiratorias y haciéndoles más vulnerables ante epidemias como la del virus ZICA.
En 2019 construiremos otros 60 baños más, tanto en las casas como en las escuelas y los centros de salud. Se trata de letrinas ecológicas, que incluyen lavadero de manos y un doble depósito que permite transformar los deshechos en compost utilizable para el cultivo. Muchos de estos baños se construyen a una altura aproximada de un metro para asegurar su resistencia durante la época de lluvias y de crecida de los ríos ya que en muchas de estas zonas llueve durante nueve meses al año. El objetivo de ‘Agua para la Amazonía Peruana’ es conseguir que esta población -más de 3,3 millones de personas-, dispersa en más de 70.000 comunidades, disponga de servicios de saneamiento dignos.
Para Fundación Aquae resulta difícil de aceptar que, en pleno siglo XXI, unos 2.100 millones de personas (3 de cada 10) carezcan de acceso a agua potable y disponible en el hogar y que 4.500 millones de personas (6 de cada 10) no dispongan de un saneamiento seguro. Por todo ello, continuaremos trabajando con un objetivo claro: agua limpia y asequible para todos.
¿Cuál es la situación actual del acceso y el saneamiento del agua en nuestro país?
Prácticamente la totalidad de la población española tiene acceso a agua potable y a servicios de saneamiento. Cada persona consume al día una media de 136 litros de agua en nuestro país (datos de 2016, los últimos registrados por el INE). Según el Libro Blanco de la Economía del Agua, publicado el pasado año por McGraw-Hill Education, esto sitúa a España en el undécimo puesto de Europa en el ranking de países que más agua consumen. Los países con mayor consumo de agua por persona y día son Noruega (200 litros), Grecia y Portugal (185 litros), Suecia (160 litros) y Francia (150 litros).
Un dato que también influye en el volumen de agua consumida en nuestro país es nuestra fortaleza turística (España es el segundo destino turístico del mundo tras
Francia y por delante de Estados Unidos) ya que, según datos de la Organización Mundial del Turismo, el consumo medio por turista es de más de 400 litros por día y si tenemos en cuenta que en 2018 se registraron cifras récord (nos visitaron 82,6 millones de turistas), queda patente que nuestras reservas de agua se ven claramente influidas por la presencia de visitantes de otros países.
Y un dato muy importante que, quizás, poca gente conozca: el 94% de la población española reside en municipios cuyos operadores de servicios de agua cuentan
con mecanismos de acción social, es decir, herramientas administrativas que ofrecen condiciones más favorables a determinados colectivos u hogares para tratar de
solventar situaciones de pobreza, desigualdad o exclusión social.
Actualmente, el 35% de la población española se abastece de agua gracias a entidades públicas; el 33%, a empresas privadas; el 22%, a empresas mixtas; y el
10% restante se abastece mediante servicios municipales, según los últimos datos facilitados por la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento
(AEAS). En relación al origen del agua que consumimos en España, el 67% del agua captada corresponde a aguas superficiales; el 28%, a aguas subterráneas y de
manantiales; y el 5% restante, a aguas desaladas.
En resumen, creo que podemos estar satisfechos de la situación actual de acceso a agua potable en España, un país que desde 1991 dispone de un Sistema de
Información Nacional de Agua de Consumo (http://sinac.msssi.es), un sistema de información sanitario sobre la calidad del agua de consumo humano que se suministra a las localidades con más de 500 habitantes; un sistema que permite, por ejemplo, consultar en tiempo real la calidad del agua de una ciudad determinada, su origen, la zona de abastecimiento o los resultados de los últimos análisis efectuados.
¿Qué obstáculos y barreras enfrentamos como sociedad para cumplir con el objetivo 6 de la Agenda 2030?
El acceso universal a fuentes de agua segura y a servicios de saneamiento requiere de un esfuerzo mundial porque a día de hoy, tanto en países desarrollados como en países en desarrollo hay personas que no disponen de acceso seguro y asequible a agua potable y saneamiento. En Europa hay un millón de personas sin acceso a agua segura, un 2% de la población del continente. Por tanto, hay que actuar, tanto a nivel nacional como internacional, y adoptar un enfoque holístico que aborde todo el ciclo del agua.
Podríamos decir que los tres mayores obstáculos para que el ODS 6 se haga realidad son el cambio climático, que está afectando al ciclo global del agua (las regiones húmedas se vuelven más húmedas y las secas, aún más áridas); el rápido incremento de la población (si ahora somos unos 7.700 millones de personas en el planeta, para 2050 seremos más de 10.000 millones, lo que disparará la demanda de agua un 55% en 2050); y la mala gestión de los recursos hídricos que hace que en muchas regiones del planeta haya escasez de agua. También influye cada vez más nuestro cambio de dieta ya que ahora consumimos más carne y más lácteos, por lo que se ha intensificado la producción ganadera, utilizando más tierra y más agua.
Además, la disponibilidad de agua está intrínsecamente ligada a su calidad, ya que el agua contaminada no se puede utilizar y actualmente más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierte a los ríos o al mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.
¿Cuáles son los retos y desafíos que se ha planteado Fundación Aquae a corto y medio plazo para cumplir con sus objetivos?
Fundación Aquae trabaja para que el derecho humano de acceso al agua sea una realidad para todos. Por eso, apoya la consecución de todos los ODS y, de manera muy especial, el número 6 (garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos en 2030).
Para conseguirlo, desarrollamos proyectos como ‘Agua para la Amazonía Peruana’, del que he hablado anteriormente; o ‘Sembrando Oxígeno’, cuyo objetivo es reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera a través de la siembra de árboles en zonas que han sufrido un incendio o que sufren pérdida de masa forestal y la consecuente sequía y desertificación. Hasta la fecha, ya hemos plantado más de 8.000 árboles en diferentes puntos de España.
La investigación y la generación de conocimiento también son ejes prioritarios para nosotros. Un buen ejemplo es la Cátedra Aquae de Economía del Agua, que desde 2013 llevamos a cabo junto a la UNED, con el objetivo de impulsar actividades de nvestigación, transferencia, divulgación, docencia e innovación sobre la Economía del Agua. En esta línea también trabajamos a nivel internacional ya que desde el pasado año formamos parte de la Iniciativa de Gobernanza del Agua de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para el periodo 2019-2021. En la OCDE nuestro reto es contribuir al diseño de mejores políticas de gestión del agua.
A través de la Red de Impulsores del Cambio, también apoyamos a emprendedores sociales –en España, Chile y Colombia– que persiguen cambiar el mundo mediante innovadores proyectos relacionados con los ODS. Desde 2014, hemos apoyado a seis emprendedores entre los que se encuentran Oriol Vilalta, que aporta
soluciones disruptivas para luchar contra los incendios forestales; o Víctor Durán que trabaja para proteger los lagos como principal fuente de agua dulce del mundo.
También ejecutamos y apoyamos diferentes programas de becas, junto a socios como la Fundación ONCE o el CERN; e impulsamos publicaciones como Aquae Papers, una colección de publicaciones técnico-científicas en torno al agua que ya va por su novena edición.
¿Qué recomendaciones podéis compartir para tener una gestión correcta del agua desde las organizaciones?
Desde Fundación Aquae animamos a todas las organizaciones a gestionar de forma sostenible los recursos hídricos en las operaciones y fábricas de cada una, con una política estricta de consumo y reutilización del recurso; a reducir el impacto ambiental en las actividades de la empresa y el uso de materiales y productos químicos peligrosos.
También sería conveniente que integrasen la gestión del agua como una cuestión clave en su estrategia de negocio; y que concienciasen y formasen, tanto a sus empleados como a sus proveedores, en una gestión sostenible del agua y en la utilización de sustancias no peligrosas en los procesos de fabricación de productos y prestación de servicios.
Otra medida muy útil en el ámbito empresarial para definir estrategias adecuadas en materia de gestión del agua es conocer la Huella Hídrica (HH) de la organización. La HH es un indicador que mide el volumen total de agua dulce utilizado por una empresa para producir un producto o prestar un servicio. El análisis de la Huella Hídrica puede aportar a las empresas beneficios ambientales (gestión más eficiente del agua y mejora en la calidad de los vertidos que se devuelven al medio), económicos (mayor optimización en los procesos, reducción de costes y, por lo tanto, una ayuda en la toma de decisiones para futuras inversiones) y sociales (realza el valor de su marca y la compromete con la responsabilidad social corporativa, además de anticiparse a los requisitos legislativos). Todas las organizaciones deberían de estar en disposición de conocer y dar a conocer su huella hídrica como un elemento más de reputación corporativa.
Más información: http://www.fundacionaquae.org/