Entrevistamos a Diana Calzada, Senior Manager en Finanzas y ESG de Marsh McLennan, líder global en seguros y gestión de riesgos con más de 150 años de trayectoria. En esta conversación con Corresponsables, Diana detalla cómo Marsh McLennan integra la sostenibilidad en su estrategia ESG, abordando desde la reducción de su huella de carbono hasta el fomento de la diversidad y el apoyo a clientes en sus objetivos climáticos. Y ofrece su visión sobre las iniciativas y compromisos de la empresa para responder a las exigencias de un mundo más sostenible.
¿Cuáles son los pilares fundamentales de su estrategia ESG y cómo los han implementado en la organización?
Marsh forma parte de Marsh McLennan, un gigante americano y el mayor bróker de seguros del mundo, que aporta más del 60% de los ingresos a nivel consolidado. El grupo, que cotiza en la Bolsa de Nueva York, es líder global en riesgos, estrategia y personas a través de sus cuatro negocios globales: Marsh, Guy Carpenter, Mercer y Oliver Wyman. Es precisamente esa esencia de lo que somos la raíz de nuestro éxito: un negocio global compuesto por cuatro divisiones globales.
Las personas son el eje indiscutible y el foco de toda nuestra estrategia. Si me preguntas por los pilares fundamentales, sin duda destacaría que la diversidad y la igualdad de oportunidades rigen todas nuestras actuaciones como compañía. Pero no solo eso: también priorizamos la gestión eficaz de los riesgos y la reducción de emisiones, un aspecto que ha sido clave en el grupo desde hace dos décadas. Además, nos define y guía un compromiso firme con la ética, la integridad y el cumplimiento, lo que genera la confianza necesaria en nuestros clientes para prosperar de manera sostenible.
Contamos con más de 150 años de historia. Pocas empresas logran mantenerse tanto tiempo, y menos aún perdurar como nosotros lo hemos hecho. A lo largo de estos años nuestra estrategia de sostenibilidad ha evolucionado. Actualmente, creo que hemos logrado adaptarnos rápidamente para responder a la complejidad que nos imponen tanto el regulador como el mercado. Contamos con una estructura sólida que nos facilita este proceso. Somos muy conscientes de que cualquier cambio debe originarse en el consejo de administración; si no viene desde arriba, es muy difícil implementarlo con éxito.
Disponemos de un Comité de Sostenibilidad y de un equipo de directivos especializados en esta área, ambos reportando directamente al consejo y a la junta directiva de Marsh McLennan. Además, contamos con equipos de expertos, tanto internos como externos, que apoyan esta labor. Nuestra evolución comenzó hace dos décadas. En 2007 publicamos nuestros primeros informes de emisiones para el Carbon Disclosure Project; al año siguiente, creamos el Comité de Responsabilidad Social Corporativa. Durante la década de 2010 obtuvimos las primeras certificaciones en nuestras oficinas y alcanzamos hitos iniciales en la reducción de emisiones.
Todo este recorrido culminó en 2020, cuando dimos un paso adelante: evolucionamos e integramos completamente el Comité de Sostenibilidad, nos adherimos al Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD) y publicamos nuestro primer informe consolidado, el ESG Report. Este informe de sostenibilidad recoge todas las iniciativas del grupo en este ámbito. Hoy somos una empresa muy distinta a la que éramos hace 20 años, y estamos orgullosos de ello.
¿Qué medidas clave están adoptando para reducir su huella de carbono y avanzar hacia la neutralidad climática?
Actualmente, tenemos dos objetivos principales en nuestra estrategia climática: reducir un 50% las emisiones de nuestras operaciones para 2030 y alcanzar la neutralidad en carbono para 2050. Desde 2015, como mencionaba antes, hemos ido cumpliendo diversos objetivos en este ámbito de forma escalonada. Cada pocos años logramos reducir progresivamente nuestras emisiones y nuestra huella de carbono. Gracias a más de una década de esfuerzos, llevamos cuatro años consecutivos con la certificación de carbono neutral en todo nuestro negocio global, que abarca los cuatro negocios que os comenté al principio: Marsh, Guy Carpenter, Mercer y Oliver Wyman. Seguimos trabajando en ello con determinación.
Ahora, con la vista puesta en la nueva Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), hemos realizado un análisis de doble materialidad para evaluar nuestro impacto y riesgos. Internamente, hemos utilizado una herramienta propia, la ESG Risk Rating Tool, que, aunque suene presuntuoso decirlo, es realmente impresionante. Nos ha gustado tanto que la hemos puesto a disposición de nuestros clientes. Animo a quienes nos lean o escuchen a probarla: es gratuita y ofrece un análisis detallado. Esta herramienta evalúa tres dimensiones —ambiental, social y de gobierno— mediante un sistema de puntuaciones tipo semáforo. A través de un cuestionario extenso, que cubre 19 temas de sostenibilidad, te proporciona una fotografía clara de dónde estás y hacia dónde quieres ir. También hemos profundizado en el cálculo de nuestra huella de carbono en el alcance 3, que suele ser el más complejo de medir.
Entre las medidas más relevantes que hemos implementado, destacaría la inversión en tecnología: hemos virtualizado servidores y migrado nuestros centros de datos a la nube, trabajando con proveedores que también cuentan con sus propios objetivos climáticos. En nuestras oficinas, que es donde tenemos mayor control, hemos impulsado el concepto de Smart Office. Desde 2019, hemos reducido un 31% la huella de carbono por empleado gracias a la tecnología, el diseño eficiente de los espacios y otras iniciativas con nuestro equipo. Además, hemos introducido políticas que fomentan la conciliación, como el teletrabajo, la reducción de desplazamientos, la desconexión digital y bonificaciones para empleados que utilizan vehículos de bajas emisiones en su día a día.
En el ámbito de los proveedores, hace dos años eliminamos por completo el uso de plásticos de un solo uso en nuestras oficinas. Actualmente, estamos explorando nuevos proyectos para seguir avanzando en esta línea, siempre con la conciencia de reducir nuestro impacto. Para lo que no podemos reducir directamente, recurrimos al mercado de compensación de carbono. Cada año analizamos proyectos de compensación, evaluando su alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la calidad del proyecto y su ubicación. Entre las iniciativas que apoyamos a nivel global en Marsh McLennan están la reforestación de bosques, la recogida de residuos agrícolas y la inyección de carbono en hormigón fresco. Esta última medida ha dado excelentes resultados, ya que convierte al hormigón en un material más duradero, sólido y sostenible para la construcción.
¿Cómo apoyan a sus clientes en sus propias metas de sostenibilidad?
Vivimos en un panorama de gran incertidumbre. Las empresas ya no solo deben generar impactos económicos; también se espera que, desde múltiples perspectivas sociales, esos impactos sean positivos. Gestionar los riesgos de sostenibilidad es ahora tan crucial como manejar riesgos de mercado o fenómenos financieros. Y no hablamos únicamente del clima: incluye derechos humanos y todo lo que abarca la sostenibilidad en su sentido más amplio. A esto se suma la presión del regulador, que todos conocemos bien, con un bombardeo constante de exigencias para lograr mayor sostenibilidad y transparencia por parte de todos los actores del mercado. El consumidor, por su parte, también es cada vez más exigente.
En Marsh McLennan, gestionar riesgos forma parte de nuestro ADN: identificarlos, cuantificarlos y llevarlos al consejo de administración es algo que venimos haciendo desde hace mucho tiempo. Ahora, aplicamos esa experiencia para apoyar a nuestros clientes en sus metas de sostenibilidad, y lo hacemos principalmente por dos vías. La primera aprovecha nuestra posición única como el mayor bróker de seguros del mundo. Utilizamos nuestra influencia en el mercado para mostrar a las aseguradoras el desempeño en sostenibilidad de nuestros clientes. Somos muy conscientes del papel clave que juega la industria de seguros: puede ampliar la cobertura, facilitar planes de adaptación y fortalecer la resiliencia al cambio climático. Esta alianza entre el mercado, las aseguradoras y los clientes, con nosotros como mediadores, es fundamental.
La segunda vía se centra en proyectos de consultoría específicos. Actualmente, estamos muy enfocados en el análisis de doble materialidad, especialmente con vistas a la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD). Pero nuestro énfasis principal está en la identificación, cuantificación y gestión de riesgos climáticos físicos, que son de los más urgentes. Ayudamos a nuestros clientes con planes de adaptación, proyecciones climáticas y estrategias para moderar riesgos a futuro. Hay estudios que advierten que, si la temperatura global aumenta 1,5 °C —algo que podría ocurrir hacia 2030—, podríamos enfrentar pérdidas irreversibles. Es crucial anticiparnos a ese riesgo y actuar para evitarlas.
¿Qué iniciativas han desarrollado para fomentar una cultura inclusiva y diversa dentro de la empresa?
Este año hemos vuelto a situarnos entre las 100 mejores empresas para trabajar en España según el ranking de Actualidad Económica. Además, compartimos podio con Mercer y Oliver Wyman, dos compañías de nuestro grupo, lo que nos llena de satisfacción. Como he mencionado, para que un cambio sea transformador en una empresa, debe venir desde arriba. Somos tan conscientes de esto que la promoción de la diversidad y la inclusión está liderada a nivel global por un director de Diversidad e Inclusión, una figura que forma parte del Consejo de Administración y que opera de manera independiente del Comité de Sostenibilidad. Él mismo lo resume de forma sencilla: su objetivo es que cada persona se sienta parte de Marsh McLennan y se sienta bien. Así de simple, pero así de poderoso.
Con esta idea como base, hemos desarrollado diversas iniciativas. Hemos realizado consultas a empleados y creado un consejo asesor global en Estados Unidos sobre estos temas. A nivel local, hemos animado a nuestros equipos a autoidentificarse en términos de género, orientación sexual o discapacidad. Hace dos años, introdujimos el concepto de género asignado al nacer en nuestros sistemas de nómina y gestión de personal, registrándolo como dato biológico en lugar de una elección. Seguimos de cerca la evolución de estas cuestiones, medimos nuestro progreso comparándonos con la competencia y con índices accesibles al mercado, y celebramos festivales internacionales anuales que, año tras año, ganan más acogida, algo que nos alegra enormemente.
Además, contamos con una encuesta interna anual para empleados que mide múltiples parámetros. Yo misma la respondo cada año y, una vez completada, recibimos los resultados detallados. Por ejemplo, incluye preguntas como: «¿Te sientes cómodo siendo tú mismo en el trabajo?» o «¿Crees que a tus colegas se les trata con respeto independientemente de sus características personales?». Estas cuestiones siempre obtienen un alto grado de respuestas favorables; en la última encuesta, alcanzamos un 89%, un dato que refleja nuestro compromiso.
Más allá de estas iniciativas de diversidad, ponemos un foco especial en la igualdad. Contamos con una red de mujeres y diversas medidas para cumplir nuestro plan de igualdad y seguir mejorando. Actualmente, tenemos una distribución bastante equitativa entre hombres y mujeres —con una ligera mayoría femenina—, pero seguimos trabajando en las posiciones directivas, donde aún no hemos alcanzado el equilibrio que nos gustaría. Es un área en la que continuamos esforzándonos para avanzar.
¿Qué programas o herramientas utilizan para promover el desarrollo profesional y personal de sus empleados?
Contamos con una plantilla excepcional de profesionales que nos ha permitido alcanzar resultados récord, creciendo a doble dígito cada año. Estamos muy satisfechos con su desempeño y compromiso. Por eso, nos esforzamos en favorecer su desarrollo profesional y personal, introduciendo cada año nuevas iniciativas que complementen lo que ya tenemos en marcha.
Disponemos de programas muy diversos de formación, políticas de bienestar y paquetes de beneficios que mejoramos continuamente. Entre ellos, destacan nuestros programas de bienestar, que han tenido una acogida tremenda; se nota que había una gran demanda por contar con este tipo de iniciativas en las oficinas. También hemos implementado protocolos frente al acoso para garantizar un entorno laboral seguro y respetuoso. Pero si hay algo que quiero resaltar es nuestro programa de mentoría entre mujeres. Fuimos pioneros en España con esta iniciativa, y ha sido tan bien recibida que se ha exportado a otros países del grupo, donde también ha tenido un éxito notable.
Este programa, que comenzó como un piloto, consiste en conectar a mujeres de distintos negocios y roles dentro de la empresa para que compartan experiencias y faciliten su desarrollo profesional y personal. Su impacto ha sido tan positivo que ahora se está implementando a nivel internacional, algo que nos enorgullece y refleja nuestro compromiso con el crecimiento de nuestro equipo.
¿Cómo contribuyen sus programas de voluntariado y compromiso comunitario al bienestar de las comunidades en las que operan?
Este es un tema del que estoy especialmente orgullosa. En Marsh McLennan ofrecemos múltiples oportunidades para contribuir con la sociedad y animamos activamente a nuestros empleados a participar en ellas. De hecho, cada empleado dispone de una serie de horas retribuidas al año que puede dedicar a programas de voluntariado, eligiendo libremente las asociaciones, fundaciones o iniciativas que prefiera apoyar. Para poner en contexto la magnitud de nuestro compromiso, el año pasado donamos cerca de 9 millones de dólares en actividades de impacto social. Estas acciones se estructuran en torno a tres líneas principales.
La primera es ‘Marsh McLennan Social Impact’, un programa global que nos permite llegar mucho más lejos que con iniciativas locales. Gracias a presupuestos más amplios, podemos desarrollar proyectos de gran envergadura, como campañas de ayuda humanitaria ante conflictos internacionales o desastres naturales. Un ejemplo reciente fue nuestra respuesta al terremoto en Turquía, donde unimos esfuerzos desde distintos países para apoyar a las comunidades afectadas. Este tipo de iniciativas sería más difícil de lograr solo a nivel local, y el alcance global del grupo marca la diferencia.
La segunda línea se centra en contribuciones a nivel empresarial y local. Contamos con una asociación de voluntarios que ya supera los 140 socios y sigue creciendo. Estas campañas, lideradas por los propios empleados, tienen un impacto significativo en las comunidades donde operamos. Cada vez más personas se suman a proyectos relacionados con diversidad, discapacidad, medio ambiente e inclusión social, entre otros. Todas estas acciones están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente con el ODS 17, que promueve las alianzas para lograr un impacto mayor y más sostenible.
¿Qué alianzas o colaboraciones han sido clave para avanzar en sus objetivos ESG?
La Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), de la que hemos hablado y que tenemos tan presente, ha puesto de manifiesto que los intereses económicos y financieros de una empresa están mejor alineados cuando se subordinan a los intereses de otros actores. Esto es precisamente lo que subraya: la importancia de las alianzas. Para avanzar en nuestros proyectos, las colaboraciones son clave, ya que nos permiten analizar la cadena de valor, identificar posibles brechas y evaluar nuestros impactos.
Es cierto que, por la naturaleza de los servicios que ofrecemos en Marsh McLennan, no generamos grandes impactos ni riesgos en la cadena de valor. Aun así, establecemos alianzas estratégicas que refuerzan nuestro compromiso con la sostenibilidad. Por ejemplo, como mencioné antes, hemos apostado por la virtualización del negocio y colaboramos con proveedores que tienen sus propios objetivos climáticos. También realizamos inversiones informáticas con etiquetas ecológicas y seleccionamos cuidadosamente fundaciones, ONG y clientes con los que nos asociamos. Todas estas decisiones están guiadas por procesos globales que integran la sostenibilidad desde múltiples perspectivas y parámetros.
Seguimos trabajando en esta dirección, conscientes de que es un camino de largo recorrido. Sin embargo, estamos satisfechos con las alianzas que hemos construido hasta ahora, ya que nos han permitido avanzar de manera significativa en nuestros proyectos y objetivos.