Cada vez más los consumidores (pero también administraciones, tercer sector, etc) exigen a las compañías comportamientos éticos y transparentes. Hemos pasado de confiar ciegamente en ellas a cuestionar y desconfiar de todo lo que dicen. ¿Cuál crees que es el detonante de este cambio?
Actualmente estamos viviendo una gran inquietud y necesidad vital por la transparencia, confianza, respeto y credibilidad de las actuaciones empresariales. Pero no solamente de éstas sino también de las administraciones, organismos e instituciones cuyo cometido (valga la hipocresía) es fomentar y cumplir con comportamientos éticos y transparentes. El detonante que ha provocado pasar de la confianza ciega a la desconfianza plena es la dificultad que hay en demostrar lo que realmente se dice. Hasta el momento existen muchos instrumentos para medir lo que se dice pero no lo que se hace, y este discurso por suerte, digo por suerte, está desmontando el humo que envuelve a muchas de las iniciativas con carácter ético y responsable y que en una primera instancia nos abrumaba con tanta voluntad ética y compromiso total con la sociedad.
Ahora es un momento de cambios, la sociedad ya sabe qué y cómo exigir, ya no nos emociona escuchar y leer cuántas iniciativas buenas se presentan en informes, memorias, jornadas, discursos, cuya mayoría son destinados a mostrar una buena reputación corporativa desde la elección del qué podemos mostrar; ya no nos sirve escuchar qué buenos son sino saber qué hacen para llegar a serlo. En definitiva, lo que actualmente se está exigiendo es pasar de los discursos y relatos a la necesidad de demostrar y justificar comportamientos.
En este contexto, ISR Consulting ha diseñado el Core Balance, un programa de medición que cuantifica de forma precisa el comportamiento responsable de las empresas. ¿Qué os llevó a buscar este modelo?
El motivo fundamental que nos llevó a buscar este modelo fue el de no encontrar conexión entre la voluntad, principios y compromisos de responsabilidad social con la actividad económica y financiera. Creímos que era necesario elaborar un lenguaje común para la economía responsable.
Nuestra intención fue tratar de unir el comportamiento ético con el sistema productivo económico y financiero, que es el que realmente define el comportamiento empresarial. No nos parecía lógico tener principios, compromisos, manifiestos de Responsabilidad Social solo como documentos e iniciativas inconexas (todas ellas por supuesto totalmente necesarias) pero cuyo fin era utilizarlas para evidenciar de forma voluntaria el compromiso con la Responsabilidad Social, no obstante sin la integración con su gestión contable y financiera.
Las primeras empresas que optaban por el compromiso ético y socialmente responsable empezaban a destacar por manifestar sus iniciativas y compromisos con la Responsabilidad Social, pero con carácter fundamentalmente basado en el marketing. Las exigencias del mercado han ido cambiando, cada vez son más exigentes en solicitar la demostración de los comportamientos éticos, no bastan las intenciones, se precisan justificaciones.
El mostrar de forma voluntaria cuán de buenos somos está perdiendo fuerza, presumir de lo que se elige mostrar ya no convence, si realmente se quiere recuperar la confianza perdida hace falta mostrar el balance entre la responsabilidad y la contabilidad. Y en base a esa idea hemos desarrollado el informe Core® balance, una herramienta rigurosa de escrutinio de la responsabilidad social, que procura transparencia y comparabilidad.
Habéis trabajado cerca de 5 años en el programa. ¿Cuáles fueron los principales obstáculos que encontrasteis en su desarrollo?
Durante 5 años hemos estado trabajando en el programa diversos profesionales y expertos en materias que describen y definen la actividad e impacto empresarial, y que van desde economistas, abogados, técnicos en medioambiente, recursos humanos, auditores de cuentas, expertos fiscales, y técnicos en responsabilidad social entre otros.Al tratarse de una herramienta de evaluación global ha exigido la multidisciplinariedad en su desarrollo. Nuestro trabajo ha sido el ser conscientes de cómo podíamos trazar la responsabilidad con los balances y cuentas de explotación. Sabíamos que el balance y cuentas de pérdidas y ganancias reflejan los resultados económicos de una compañía y queríamos evaluar con qué comportamiento habían llegado hasta ahí.
No hablaría de obstáculos pero sí de complejidad a la hora de desarrollar el programa, pues es necesario tener una visión experta y amplia para interrelacionar los aspectos de gestión interna de una empresa con legislación y normativas que afectan a los aspectos éticos, fiscales y financieros en vigor.
¿Cómo funciona exactamente Core Balance? ¿Qué criterios tiene en cuenta a la hora de evaluar si una empresa es responsable o no?
Core balance® nace como la necesidad de sintetizar en un concepto el nexo del comportamiento ético con los estados financieros. Permite mostrar el balance más allá de los números, y evidenciar qué comportamiento han tenido las ventas, compras, inversiones,…, reflejadas en el balance.
Core balance® complementa los estados financieros con la medición de su comportamiento ético. Aquí no hay lugar para la elección, aquí no podemos decidir qué es lo que queremos mostrar como comportamiento ético. Con Core balance® mostraremos cómo nos comportamos en nuestra actividad económica y lo reflejaremos en un Balance que demuestra cuán de éticos hemos sido en todas las partidas que conforman los balances y cuentas de explotación. De hecho, Core balance® viene a apoyar y dar respuesta a las exigencias actuales de la Directiva europea de mostrar estados no financieros. Mediante los indicadores Core balance® se calibran todos los elementos del proceso productivo de una organización para determinar si se cumplen con los criterios para ser responsables, sostenibles y transparentes. Una vez seleccionados se comprueban cómo los desarrolla la empresa y se cotejan con las normativas legales, medioambientales y también con valores sociales.
¿Qué acogida ha tenido este modelo entre las empresas? ¿Se muestran abiertas a medir su responsabilidad o son más bien reticentes?
Al ser un modelo novedoso que permite medir la responsabilidad correlacionada con la gestión económico-financiera, cabe decir que hemos tenido mucha acogida a la hora de escucharnos pero también mucha reticencia para probarlo.
Comentar que no es fácil que las empresas quieran medir su gestión financiera a través del comportamiento responsable. Hasta estos momentos querer medir la responsabilidad y demostrar en qué posición del ranking de reputación se está es una opción bastante cómoda y habitual pero que va en función de la decisión de elegir cómo y en base a qué se quieren presentar las iniciativas y discursos en pro de la responsabilidad social; en cambio, medir la responsabilidad a corazón abierto no es fácil y todavía hay reticencias. Durante el transcurso de esta entrevista ya os habréis dado cuenta del por qué se ha pasado de la confianza a la desconfianza de las compañías sobre comportamientos éticos y transparentes.
Para la empresa, ¿cuáles son los beneficios de certificar que son responsables?
El principal beneficio que aporta a una empresa que se mida en responsabilidad es su propia sostenibilidad. La sostenibilidad implica generar la confianza a todos sus stakeholders, y a su vez la confianza conlleva la credibilidad y rentabilidad económica. Una empresa que pueda garantizar su gestión responsable a través de su gestión productiva y pueda demostrar un balance valorado éticamente generará la confianza en los mercados desde el interés de inversores, empresas aseguradoras, entidades financieras y sociedad en general.
Core balance® permite a su vez dar respuesta a las exigencias de los informes no financieros, del buen gobierno corporativo, así como las obligaciones de compliance officer actualmente exigibles. Con el informe Core balance® los estados financieros se leen de una forma diferente a la actual. Como he indicado antes, los importes de las ventas, las compras, las inversiones, las contrataciones de personal, no se analizan únicamente como números, sino que se analiza cuáles han sido los comportamientos que han llevado a estas cantidades. Y saber trazar los valores sociales, medioambientales y económicos al estado financiero es el que aporta un nuevo tejido empresarial basado en valores, lo cual permite hacer bandera (esta vez sí real) de un mundo más sostenible y responsable.
Finalmente indicar que los stakeholders están demandando un informe integrado que sea más concreto, conciso, estructurado, y que facilite comparaciones; quieren comparar la información porque quieren elegir alternativas. Con el modelo Core balance® damos una información relevante, comparable, auditada y estratégica, de forma que cualquiera que sea el grupo de interés, tenga información precisa y completa.
¿Os habéis encontrado con alguna empresa que no haya superado el análisis del Core Balance? En estos casos, ¿les asesoráis para mejorar?
El modelo Core balance® es un modelo pionero que se ha estado testando en algunas empresas con resultados muy satisfactorios, tanto por el punto de vista de comprobar que es posible medir el comportamiento ético y no financiero de una empresa y que aporta un valor incalculable a la empresa que lo testea, como de descubrir que por fin se puede tener un instrumento que permite dar orden, sintetizar y aportar un lenguaje común para demostrar el comportamiento ético, transparente y responsable de las empresas.
A las empresas que les hemos realizado el testeo se ha mostrado que realmente hay algunos aspectos a mejorar para cumplir con una empresa 100% responsable, pero lo realmente positivo es que ha ayudado a sintetizar y a comprender cómo de lejos o cerca se está para ser una empresa responsable y al contrario de estar reticentes, se animan a poder incluir aspectos de comportamiento ético en su gestión para avanzar con la sostenibilidad y poder posicionarse y destacarse con éxito en el mercado.
La estructura del modelo permite asesorar en los aspectos a mejorar y estar en línea con los principios, compromisos y legislación tanto exigible como recomendable para ser una empresa sostenible, transparente y responsable, en definitiva preparar a la empresa para el nuevo paradigma.
Por último, y por curiosidad, ¿habéis sometido a ISR Consulting a la medición del Core Balance? ¿Lo superó?
Pues ciertamente hemos hecho nuestra prueba del algodón y nos podríamos situar en un notable, pero esta evaluación nos ha permitido ser conscientes de lo mucho que nos queda por aportar y mejorar en la medida en que vamos investigando aspectos, exigencias y necesidades para añadir valor al Core balance®.