En el 20 aniversario de Oikocredit en Euskadi, Corresponsables ha tenido la oportunidad de entrevistar Entrevista con Jorge Berezo, Presidente de Oikocredit Euskadi, quien ha repasado la situación pasada y presente de la trayectoria de la entidad, así como sus prácticas responsables, que han impulsado a la cooperativa a financiar proyectos de microfinanzas, de agricultura y de energías renovables que mejoren la calidad de vida de personas con recursos limitados a nivel global en Asia, África y América Latina.
¿Cómo surgió la idea de establecer Oikocredit en Euskadi hace ahora 20 años?
Un grupo de gente del entorno de la economía solidaria y de la iglesia diocesana de Bizkaia llevábamos varios años trabajando sobre la idea de crear un banco ético. El primer paso fue crear la Fundación Fiare, con 72 entidades adheridas, y desde esa fundación vimos que la creación del banco era un proyecto a largo plazo, que afortunadamente sí se ha convertido en una realidad, pero vimos la oportunidad de traer a nuestro entorno a Oikocredit, una experiencia de finanzas éticas. No es propiamente un banco, pero sí una primera vía para que cualquier persona o entidad pudiese invertir sabiendo que su dinero iba a destinarse sólo a proyectos con impacto social y ambiental positivo.
¿Qué significado tiene para ti celebrar este 20 aniversario como presidente de la cooperativa en Euskadi?
En lo personal es muy emocionante. Ten en cuenta que yo ya colaboraba con ese primer grupo de soñadores que creo la fundación Fiare. Lo que era una quimera es hoy una realidad bien establecida. Y hemos visto que en estos años han ido surgiendo otros proyectos de finanzas éticas e inversión de impacto que siguen creciendo y se están convirtiendo en una verdadera alternativa dentro del mundo financiero.
Desde tu perspectiva, ¿cuáles han sido los hitos más importantes en la historia de Oikocredit Euskadi durante estos 20 años?
Siendo sincero, el mayor hito es seguir vivos. La regulación financiera es cada vez más estricta, y hace muy difícil que entidades pequeñas puedan operar. Oikocredit a nivel internacional es una cooperativa relativamente pequeña, con alrededor de 1.000 millones de euros invertidos, y en Euskadi, y en el conjunto de España, es mucho menor. Hemos tenido que transitar por dos procesos de transformación del modelo de captación de inversiones y en ambos nuestra base social de inversores ha permanecido fiel porque realmente confían en nuestra labor.
Además de eso, creo que lo más reseñable es el reconocimiento que ha ido teniendo Oikocredit en las redes de la economía solidaria, de la inversión responsable, del comercio justo, de la cooperación financiera… Oikocredit se ha convertido en un referente de que se pueden hacer las cosas de otra manera.
¿Qué papel ha jugado y juega Oikocredit Euskadi en el fomento de la economía social y solidaria en la región?
Tenemos que tener en cuenta que Oikocredit sólo invierte en proyectos que ayuden a mejorar las condiciones de vida de personas de bajos ingresos en América Latina, Asia y África. No concedemos crédito en ningún país de Europa y no estamos financiando los proyectos de economía social y solidaria en Euskadi. Pero sí somos muy activos en las redes de economía solidaria y contribuimos al desarrollo de la banca ética desde nuestra especificidad en la financiación en el Sur empobrecido. Por ejemplo, desarrollamos proyectos de educación financiera crítica o estamos ayudando a fortalecer los canales de Comercio Justo financiando toda la cadena de valor desde las campesinas productoras hasta que el producto puede llegar a los consumidores.
¿Cuál es el perfil del inversor de Euskadi que os apoya? Y en relación a este, ¿Qué razones le mueven a hacerlo?
Son personas con una fuerte inquietud social. Muchas vienen de movimientos sociales o de iglesia. Normalmente tienen ya una cierta edad, que es cuando empiezan a tener un dinero ahorrado que pueden invertir, y son más mujeres que hombres. En el caso particular de Oikocredit, son personas que, además, están sensibilizadas con las realidades de injusticia Norte-Sur y creen posible y necesario el desarrollo inclusivo de las comunidades de los países empobrecidos.
¿Cuáles son los criterios que guían el trabajo de Oikocredit Euskadi y cómo se reflejan en sus acciones y proyectos?
Oikocredit Euskadi no está directamente implicada en la detección y selección de los proyectos financia Oikocredit. Eso se hace directamente desde las oficinas de Oikocredit en muchos países de Asia, África y Latinoamérica. Desde la cercanía es donde verdaderamente se pueden hacer las cosas bien. Desde Oikocredit Euskadi en ocasiones ayudamos a crear vínculos y a detectar proyectos a través de nuestra red de contactos con las ONGs de cooperación al desarrollo. Pero, sobre todo, representamos a las personas que invierten en Oikocredit en nuestra región y mantenemos una actitud vigilante para que se mantenga la tensión ética y se financien proyectos con verdadero impacto social.
Oikocredit, a nivel internacional, se ha centrado en financiar proyectos de microfinanzas, de agricultura y de energías renovables, siempre con el denominador común de ayudar a personas de bajos ingresos. Eso es algo que se sigue haciendo y, en mi opinión, cada vez mejor. A modo de ejemplo, podemos destacar que antes de financiar ningún proyecto se le hace un valoración social y ambiental de los proyectos financiados; pues bien, esa puntuación ha ido mejorando año a año. Y también se ha avanzado en la asistencia técnica gratuita que se proporciona a muchos de los proyectos.
¿Qué aspectos han contribuido al éxito y crecimiento de Oikocredit a lo largo de estos 20 años?
Es difícil desligar el éxito de Oikocredit Euskadi del de Oikocredit a nivel global. Oikocredit Internacional está a punto de cumplir 50 años. Al principio fue realmente complicado establecer y hacer crecer una cooperativa que sólo financiaba proyectos en el Sur. A partir de los 90 el crecimiento fue enorme, quizá porque éramos pioneros y no había muchas más opciones para las personas que querían invertir con sentido. Y hoy en día lo que hace crecer a Oikocredit es la lealtad y el compromiso de esa base social de inversores.
En Euskadi el proceso tiene paralelismos. Las dificultades del principio, el fuerte crecimiento en una primera etapa, la solidez en los últimos años… Fuimos una de las primeras alternativas de inversión ética en España, y aún hoy en día no hay demasiadas opciones para los pequeños ahorradores que quieran invertir con verdadera responsabilidad. Creo que esa es una de las claves, junto con la legitimidad ganada durante estos años. Somos conscientes de que en cierto modo somos una opción “de nicho”, que sólo es atractiva para personas con sensibilidad hacia el Sur empobrecido y, que eso es un límite al crecimiento. Pero a la vez nos hace ser diferentes.
¿Cuál es la visión de futuro de Oikocredit Euskadi y cuáles son sus objetivos prioritarios para los próximos años?
Tenemos dos objetivos muy concretos: crecer y movilizar. Crecer atrayendo más personas que quieran invertir, en colaboración con Oikocredit Internacional y las asociaciones de Oikocredit en Catalunya y Sevilla. Movilizar porque tenemos el reto de ser un movimiento social, no sólo un canal de inversión, con una visión transformadora de la realidad. Estamos volcados en proyectos de educación para la transformación social y de activismo, y en ofrecer a nuestra base social de socios y socias inversoras canales de participación.
¿Qué mensaje enviarías a aquellos que estén interesados en facilitar la misión y el trabajo de Oikocredit?
Lo primero que se acerquen y vean cómo estamos apoyando a muchos proyectos de desarrollo en el Sur. En nuestra web se pueden ver, con total transparencia, los más de 500 proyectos que estamos financiando en estos momentos. Y lo segundo, que inviertan aunque sea una pequeña cantidad. A partir de ahí, tenemos canales de voluntariado y de participación, en la medida en las que cada cual esté motivado y disponible para involucrarse. Pero, repito, lo primero es mirar y ver si eso les hace invertir desde el corazón.
Consulta más información responsable en las publicaciones Corresponsables y en el Caso Práctico de Oikocredit en el Anuario Corresponsables 2024.