Entrevistamos a Orencio Vázquez, coordinador del Observatorio RSC que nos cuenta los inicios de la organización, sus principales proyectos de investigación así como del estado de situación sobre la redifinición de estrategias y retos para paliar los efectos de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19.
¿Puede hablar sobre la responsabilidad social y sostenibilidad del Observatorio de RSC? ¿Cómo ha evolucionado en estos años hasta la actualidad y cuáles son sus principales áreas estratégicas?
Creo que se ha conseguido centrar los temas a partir de la cuarta comunicación de la Comisión Europea que otorga una definición amplia a la responsabilidad social. Se ha dejado de lado el eterno debate sobre la voluntariedad y la obligatoriedad. La responsabilidad social irá en función del impacto que provoque la empresa en la sociedad. Ésta es una definición abierta, pero aceptada. Muchas veces existe una tendencia en caer en sensibilidades que no son de aplicación, o qué cierto tipo de empresas no ven que sea de aplicación a su modelo de negocio, o no contemplan que tengan riesgos en los temas que se están abordando. Otra de las cosas que hace la organización es que, independientemente de lo que cada uno quiera interpretar como responsabilidad social, como mínimo la responsabilidad social tiene que abordar temas de fiscalidad, de derechos humanos, de derechos laborales, de corrupción, etc… Es decir, la empresa plantea cuáles son los temas sustanciales sobre los cuales se debe abordar el proceso de identificación de riesgos y unos procedimientos de gestión en el ámbito de la responsabilidad social de la empresa. Esto supone un primer paso que es aceptado, y luego viene una serie de iniciativas que son interesantes, que son sobre las cuales van a pivotar tanto las políticas nacionales, como las iniciativas a nivel internacional. Entre ellas, están los trabajos de Naciones Unidas en materia de Derechos Humanos o los trabajos que hace la Comisión Europea con la directiva de Información No Financiera. Son dos hitos importantes que marcan un antes y un después. Por otro lado, existen una serie de presiones sociales, también por parte de los medios de comunicación, que introducen otro elemento que es un componente sustancial de responsabilidad social: la cuestión de la fiscalidad responsable. Se ha avanzado y centrado en los temas, y también hay un mayor conocimiento técnico por parte de los departamentos de la organización que están abordando estas cuestiones. Hay otro aspecto importante y es que a través de diferentes elementos normativos, como puede ser la bonificación de la ley de sociedades de capital o como puede ser la ley de información no financiera, se ha conseguido que estos temas suban y se pongan encima de la agenda o encima de la mesa de los consejos de administración, que intuyo que antes no estaban y que ahora mismo hay que firmar un estado de información no financiera y eso conlleva una responsabilidad de ámbito jurídico porque está dentro del informe de gestión. Todo ello hay que valorarlo desde una perspectiva temporal como un avance lento, pero positivo en muchos aspectos de la RSC. Se podría haber avanzado en otra dirección y creo que gracias al esfuerzo de organizaciones que han puesto un contrapeso en un discurso más oficialista, se ha avanzado, o se está avanzando, en la dirección correcta que persigue el objetivo para que se genere un equilibro y los impactos sean más positivos que negativos en la actividad económica.
¿Qué iniciativas o proyectos podrías compartir de la estrategia de responsabilidad social del Observatorio? ¿Cuáles son sus principales beneficios y beneficiarios?
Nosotros no somos una gran organización, somos una pyme, con lo cual no es una organización que tenga unos beneficiarios directos perfectamente identificados. El trabajo del Observatorio de RSC es un trabajo de investigación y de incidencia. Se puede decir, que contribuimos a generar esas políticas, esos marcos o esas mejores prácticas por parte de las empresas. Con lo cual podríamos hablar de beneficiados indirectos. ¿Cuáles son los principales temas que nos preocupan? Nos preocupan temas que son diversos entre sí. Nosotros fuimos los que impulsamos todo el debate de la fiscalidad responsable dentro de la responsabilidad social corporativa, al menos aquí en España. Los temas de inversión en Derechos Humanos lo pusimos sobre la mesa, cuando nadie hablaba de ellos. Al final, hemos conseguido que estén presentes tanto en el debate institucional público como en el ámbito de la empresa privada. Otro hito importante, son los temas que tienen que ver con buenas prácticas empresariales y poder valorar realmente cómo están conduciendo estos temas por parte de las empresas que es la transparencia. Es decir, el contar con una información que sea neutral, comparable, relevante y objetiva. Y sobre cómo se están gestionando riesgos en el ámbito de los derechos humanos, en el ámbito de la corrupción, en el ámbito del medio ambiente, en el ámbito de los clientes y los consumidores, etc… Estas sean las áreas de trabajo sobre las que hemos puesto más hincapié en los últimos años y que ha formado parte de lo que ha sido las estrategias por parte del Observatorio de RSC y los planes de actuaciones anuales. El tema de implementar mejores estándares en materia de información no financiera, en materia de transparencia para poder combatir malas prácticas y poder realmente premiar a aquellas empresas que tienen un mejor comportamiento. En los temas de fiscalidad responsable que es una cuestión fundamental, podríamos calificarlo como una de las primeras responsabilidades de la empresa, contribuir a pagar impuestos en los territorios donde está obteniendo las riquezas para los accionistas. Y luego está el tema de derechos humanos que tiene una abordaje en la génesis propia de la responsabilidad social desde el punto de vista de cambios en los modelos de producción, extensión de las cadenas de suministro que cada vez tienen un mayor número de empleados, declaración de responsabilidades, impacto sobre el medio ambiente que provoca un impacto directo sobre la salud de las comunidades, todo lo que tiene que ver con defensas de derechos humanos, etc…
¿Qué importancia tiene para la entidad la comunicación de la responsabilidad social? ¿Y cómo la trabajáis?
Realmente no somos una entidad que se caracterice por utilizar excesivamente las herramientas de comunicación, las utilizamos de forma serena y no sobresaturando. Tenemos redes sociales, aunque no solemos publicar muchos tweets . Lo que comunicamos son los trabajos que consideramos que son relevantes a nivel internacional. Los trabajos que se hacen por parte de instituciones multilaterales, de instituciones regionales como la Comisión Europea, etc… que creemos que no llegan bien aquí, y que esto ha generado un retardo en lo que respecta a la implementación de políticas en España durante unos años, al no poner el foco en lo que estaba sucediendo fuera. Por otra parte, en cuanto a los trabajos propios, comunicamos lo que hacemos. Comunicar es fundamental, pero una comunicación sosegada porque muchas veces el exceso de comunicación por parte de unos actores y de una comunicación sesgada ha provocado también un exceso de desconfianza por parte de la ciudadanía.
Ante esta crisis sanitaria provocada por el COVID-19. ¿Qué planes de contingencia y medidas de seguridad ha adoptado el Observatorio RSC para hacer frente a esta pandemia?
Las medidas de seguridad que han adoptado la mayoría de las organizaciones que es la del teletrabajo. Estamos todos teletrabajando desde casa, y haciendo seminarios online con las reuniones habituales que seguimos manteniendo y con el control por parte de la Junta directiva. Básicamente, la medida es teletrabajar como lo estamos haciendo prácticamente todos.
¿Hay alguna iniciativa solidaria que haya puesto en marcha el Observatorio para combatir el COVID-19?
Realmente no. Nuestra capacidad es muy limitada, y no tenemos tampoco capacidad de impacto real con la población directa. Nuestra capacidad de acción en ese ámbito es pequeña. Hemos organizado seminarios gratuitos, pero estos no son medidas de impacto para paliar la crisis sanitaria.
¿Cree que los estados han reaccionado adecuadamente ante un desafío como el actual?
Por un lado, los gobiernos han reaccionado de diferente manera. Vemos el ejemplo de diferentes países de Asia que han reaccionado de una forma más efectiva, analizando los resultados. Creo que es pronto para evaluar aún la acción de los gobiernos. Yo en ese sentido tengo mi opinión propia sobre cómo se han hecho las cosas o cómo se podrían haber hecho mejor, pero creo que, y no es por unirme a una corriente u otra, ahora mismo no es el momento. Esto no quiere decir que haya que dejar de exigir transparencia al gobierno sobre sus actuaciones, sobre datos que tienen que ver con el COVID-19, pero tenemos que remar juntos en la misma dirección, y de una forma sincera por parte de los actores políticos y de los agentes sociales, y de otro tipo de actores que tengan cierta capacidad de transcendencia. Es decir, es un momento para intentar trabajar conjuntamente de una forma transparente y sincera, tanto en el ámbito político como privado, para demostrar que tienen capacidades de ese ejercicio de liderazgo. Y para llegar a ese tipo de acuerdos hay que entrar en una fase de negociación, saber cuál es el objetivo común y tener capacidad de renunciar a tus propios postulados, o lo que eran tus propios postulados, antes del actual escenario. Para ello se requiere de unas medidas de altura, y ahí sí creo que los estados que consigan esa unidad de acción van a obtener unos resultados mucho más eficientes; no solamente en cuanto a la lucha contra la pandemia sino también en cuanto a la recuperación del impacto y las secuelas de ámbito social que va salir de esta pandemia.
¿Cuáles son, en tu opinión, los principales criterios que habría que aplicar a partir de ahora para superar la crisis sanitaria?
Con respecto a aspectos que tienen que ver con la salud pública y con aspectos epidemiológicos, no tengo una opinión formada porque lo desconozco. Sería muy presuntuoso por mi parte decir que habría que ampliar el confinamiento o que habría que reducirlo o que habría que hacerlo de esta manera o de esta otra porque no tengo la capacidad suficiente para emitir un juicio de valor. Con lo cual ahí no voy a entrar. Sí creo que nos plantamos en una situación que va a tener unas gravísimas consecuencias, y las está teniendo ya sobre las personas, no solamente en el ámbito sanitario sino también en el ámbito económico y en el ámbito social. En este punto, la situación no es fácil porque realmente la actividad económica tal y como la conocíamos va a tardar en regresar, y eso va a afectar a España ya que su estructura económica posee aspectos claves como es el turismo, la hostelería, etc… Creo que es un buen momento para reflexionar sobre cuál es la estructura económica que queremos como país, si tenemos que tener una industria más potente, más fuerte, cómo tenemos que hacer para llevar a cabo la reconstrucción del país y que sea una reconstrucción que esté vinculada a otros desafíos globales que teníamos antes de la pandemia, y que son o pueden ser tan letales como la pandemia que estamos viviendo. Y también abordar cómo es la cuestión del cambio climático, la lucha contra el cambio climático, la economía circular, etc… Todas estas cuestiones son importantes para superar este momento. Además, hay otro aspecto que es cómo va a afectar esta pandemia a países que ya tenían unas dificultades en algunos casos, extremas. Ahora el foco está puesto en Europa y Estados Unidos, pero vamos a ver qué sucede en América Latina. Hay países como Brasil que están teniendo númerosos obstáculos. O que va a pasar en África, cómo va a afectar la pandemia a este continente y qué vamos a hacer para que estos países no tengan unas consecuencias que serían mucho más letales que en la propia Europa. Creo que hay diferentes elementos que se deben abordar en la estrategia de recuperación.
¿Cuáles son los próximos retos y desafíos del Observatorio de RSC en materia de responsabilidad social y de sostenibilidad?
Es prematuro aventurarse sobre cuáles van a ser los retos ahora mismo porque el escenario ha cambiado de una forma radical. No tiene nada que ver con el escenario de hace dos meses. Desde el propio órgano de dirección del Observatorio RSC estamos redefiniendo cuál va a ser la estrategia y hemos decidido hacer un parón en esa redefinición y trasladarla a septiembre porque creemos que es muy aventurado hoy en día plantearse retos y estrategias como organización en un escenario que no sabemos lo que nos va a deparar y cuál va a ser. Creemos que es pronto o no tenemos la suficiente información para redefinir una nueva estrategia adaptada al momento.
Aqui puedes escuchar la entrevista completa a Orencio Vázquez, coordinador del Observatorio RSC