Dada su experiencia en el sector, ¿cuáles considera que son los mayores desafíos que enfrenta la lucha contra la trata de personas en el mundo, y cómo Sonrisas de Bombay está abordando estos desafíos?
El camino hacia la erradicación total de la trata de seres humanos cuenta con numerosos desafíos, pero sin duda, las redes sociales y la inteligencia artificial nos lo ponen cada vez más difícil, a cuerpos policiales y organizaciones luchando contra esta esclavitud, para detectar nuevos casos.
Hace décadas, con investigaciones previas presenciales y redadas en zonas donde se sabía, y hoy en día, la mayor parte de casos de operaciones anti-trata para la explotación sexual se sucede a partir de redes sociales (tanto para captación como para la posterior explotación) con lo que, muchas veces, es muy difícil lograr dar con el paradero. Se consigue, por supuesto, pero las investigaciones son mucho más laboriosas.
Por otro lado, las mafias de la trata, con el surgimiento de la Inteligencia Artificial, han sido capaces de crear muchos más engaños y herramientas para que las posibles víctimas caigan en las trampas. La utilidad de la Inteligencia Artificial es infinita, pero no sólo para lo bueno. Y eso es muy peligroso. Y tampoco soy capaz de identificar cómo lograr ese filtro: potenciarla para aspectos realmente útiles para el progreso asegurándonos de que se tuerza.
Como organización, lo que estamos haciendo, por ahora, es adaptarnos a esas nuevas plataformas y a nuevas formas de trabajo dentro de nuestras áreas de rescate.
Por otro lado, la trata es algo cada vez más global, y eso multiplica los retos. Si bien Sonrisas de Bombay ya trabaja en varios países, y con una mirada transfronteriza, estar en medio de la coordinación entre cuerpos policiales de varios países y embajadas, y mediar en diferencias culturales, a menudo muy exageradas, no siempre es fácil.
También está la seguridad. Si bien, en nuestros inicios, tuve que asumir que mi trabajo implicaba poner en riesgo mi vida, sortear la muerte y convivir con medidas de seguridad nada cómodas para la vida cotidiana; ahora la misma amenaza la experimentan también muchos miembros de un equipo que ha ido creciendo.
¿Cómo integra Sonrisas de Bombay prácticas de RSE en las empresas sobre sus programas y proyectos, especialmente en el contexto de la campaña “Rompe con la Trata”?
La campaña “Rompe con la Trata” da visibilidad a una realidad que, nos guste o no, está muy presente a nivel global y en distintos sectores. En este caso, también en las empresas. Tenemos un programa de formación en prevención y detección de víctimas de trata para empresas, y que podemos decir que encaja perfectamente dentro de las distintas políticas de RSE como son las relacionadas con las prácticas laborales con sus personas empleadas, la gestión de proveedores o cadenas de suministro, su relación con los clientes o consumidores y por último, en la acción social y relación con la comunidad.
En este sentido, y con la finalidad de lograr avances en el camino hacia la erradicación de la trata de seres humanos, desde Sonrisas de Bombay formamos, capacitamos y hacemos partícipes a los profesionales de distintos sectores, para que así conozcan los indicadores de identificación que les permita estar preparados para reconocer a una posible víctima en su lugar de trabajo y saber cómo denunciar un posible caso. Todos, absolutamente todos, podemos desempeñar un papel crucial en la lucha contra esta terrible esclavitud de nuestros tiempos.
¿Cómo valora la importancia de las alianzas entre organizaciones no gubernamentales, el sector privado y los gobiernos?
Fundamental. Este tipo de alianzas son imprescindibles para que podamos cumplir con nuestra misión, pero también para que mostremos las realidades que afectan a la sociedad, y en las que por supuesto, se encuentran las personas que trabajan en el sector privado e instituciones. Uno de los puntos más enriquecedores en una alianza es el compartir el conocimiento adquirido para poder solucionar problemas conjuntamente.
Por ejemplo, las alianzas y operaciones conjuntas de distintos cuerpos policiales y Sonrisas de Bombay son imprescindibles a la hora de avanzar en la erradicación de la trata de personas. El crear, y mantener, una red de colaboradores hace que nuestro trabajo sea más enriquecedor y eficiente.
¿Qué proyectos futuros tiene previstos para Sonrisas de Bombay?
Siempre estamos preparando nuevos proyectos y cambios de futuro. Sonrisas de Bombay trabaja en entornos muy cambiantes (políticos, sociales…), así que debemos estar siempre muy preparados para el cambio. Una nueva ley, una nueva conjetura… y ¡a cambiar otra vez! Esa gestión del cambio, sin que afecte al impacto directo de cada uno de los proyectos, debe ser parte de nuestro ADN profesional.
Actualmente estamos acabando de aposentar los nuevos proyectos contra la trata de seres humanos en España y seguir con los que llevamos más tiempo impulsando en otros lugares del mundo, como Nepal, India y Bangladesh.
También estamos poniendo al día y actualizando nuestro plan interno de RSC, con especial énfasis en el impacto medioambiental de nuestros proyectos de otras índoles. No hay que pensar que, por el hecho de ser una ONG estamos exentos de ser coherentes con todos y cada uno de los puntos de nuestras acciones.
Ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su trabajo. ¿Qué logro personal o profesional le ha dado la mayor satisfacción y por qué?
Pues seguramente serían los que, aparentemente, puedan parecer menos significativos. Que una beneficiaria que, siendo niña, recuerde hoy como adulta una infancia recuperada a tiempo siempre será mucho más importante que cualquier reconocimiento habido o por haber.
Los premios deben recordarnos que cada día hay que seguir manteniendo la excelencia y el compromiso; los reconocimientos ayudan a poder tener sellos que avalen un trabajo bien hecho y poder contar con nuevos apoyos. Pero lo importante será, siempre y por encima de todo, el resultado tangible de ese trabajo bien hecho: el impacto real en las vidas de personas con nombre.
Por otro lado, a nivel personal ha habido muchos sacrificios. Mentiría si dijera que no. Pero uno mira hacia atrás, observa el resultado global, y se da cuenta de que una vida de deber no es un sacrificio, sino un honor.
¿Cómo ve el futuro de la RSE y la sostenibilidad a nivel global, y qué papel cree que jugarán organizaciones como Sonrisas de Bombay en este futuro?
El futuro de la RSE lo veo prometedor ya que cada vez son más las medidas que se ponen en el sector privado y también en las fundaciones para mejorar aspectos de nuestra vida y entorno. Nos hemos dado cuenta de que, si no mejoramos algunas cosas de las que veníamos haciendo, dejaremos una sociedad peor para el futuro del mañana. El trabajo que se realiza desde organizaciones como la nuestra es imprescindible porque somos expertos en buscar soluciones a problemas tan importantes, como los que tienen que ver con las personas y con los Derechos Humanos.
¿Se imagina que, en el futuro, en las escuelas se mostrara a los estudiantes un dibujo parecido al de la evolución de Darwin mientras se les explicara que, en el pasado, las empresas y las ONG eran cosas distintas? Dentro de muchísimos años, se les recordaría que ambas se fueron uniendo, estableciendo encuentros y alianzas, hasta terminar siendo lo mismo.
Yo sí lo visualizo. El progreso de la RSE en los últimos años, sumado al hecho de que muchas ONG ya no son concebidas, hoy en día como tal, sino como empresas sociales está evidenciando que hay una evolución. Sectores que hoy en día se conciben como distintos (especialmente en fines) confluirán en uno sólo, para así dar paso a una nueva “especie organizacional” dónde sí o sí, la finalidad de mejorar el mundo y hacerlo un lugar más justo estará muy por encima a la obtención de lucros y gananciales. Porque se habrá descubierto que de eso se trata la verdadera riqueza. Las actuales amenazas medioambientales, de hecho, ya lo están poniendo de manifiesto.
¿Qué consejo daría a los directores de RSE (Sostenibilidad, ESG…) y a los ejecutivos de alto nivel para maximizar el impacto positivo?
Por ahora, que confíen en las entidades sociales, que somos expertas en determinadas materias y que llevamos muchos años trabajando local y globalmente, para cumplir con los objetivos sociales. Pero que lo hagan decididos a interiorizar y asumir que no hay que compartimentar objetivos. Como le decía, cada vez se debe tener más claro que las ganancias de una empresa se miden en función de cuanto mejore el mundo (en el sentido más supuestamente naif de la palabra, si me lo permite) gracias a su existencia.
Es importante, para maximizar el impacto positivo de la sociedad, tener una escucha activa y que se entienda realmente qué es lo que se necesita y no lo que se cree que se necesita. También es fundamental, por nuestra parte, el continuar aplicando la transparencia y comunicar de manera correcta tanto las cosas que salen bien, como las que no salen tal y como se esperaban.
Que los niveles en el organigrama definen responsabilidades y otros detalles ligados a ellas, pero no deben marcar distancias entre personas. El día que no me sepa el nombre, o las circunstancias familiares, de todas y cada una de las personas que limpian cada uno de nuestros parvularios en el mundo; o que no conozca el expediente médico de todos los beneficiarios que tenemos ingresados en hospitales en ese preciso momento, o que no haga sentir como el centro del mundo, a un beneficiario con el que esté hablando en ese, habré traicionado a lo que creo que debe ser el responsable de un proyecto como Sonrisas de Bombay. Ese día sentiría no estar a la altura ni como fundador, ni como director general, ni como persona.
Por fortuna, estos casi veinte años de trabajo no han menguado ese interés. Ni mi ilusión, convicción y compromiso con una causa que un buen día asumí. Al contrario, el camino realizado los ha fortalecido y espero que lo siga haciendo hasta el último día de mi vida.
Finalmente, ¿qué lecciones ha aprendido en su viaje con Sonrisas de Bombay que considera esenciales para cualquier líder, especialmente en el campo de la responsabilidad social?
He aprendido que cada día se puede aprender mucho, que la evolución implica cambios y los cambios implican incertidumbre, que la incertidumbre debe ser parte de la hoja de ruta (porque, aunque no nos lo planteemos, siempre lo es y más en tiempos dónde los cambios se suceden a ritmo frenético). He aprendido que los cambios, incluso aquellos que debes realizar para evitar daños mayores, son buenos porque significan que hay evolución y que la organización está preparada para surfear amenazas.
Que todo pasa y todo llega. Que moriré (y espero que, dentro de mucho tiempo) sin saber aún muy bien que significa ser un líder y sin sentirme como tal. Que tal vez no sabré eso, pero si algo creo tener muy claro es que seas líder, fundador de un proyecto, debes creerlo de verdad para poder inspirar y transmitirlo. Lo que nace de algo fatuo, no real, no se sostiene. Si la semilla no es verdadera, la planta no germina jamás.
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