Oímos cada vez más hablar de RSC y Sostenibilidad (RSC/S) hasta el punto de que se ha convertido en mainstream. ¿Por qué crees que está tan “de moda”?
La urgencia climática y el cambio social experimentado en los últimos tiempos, por la crisis sanitaria COVID-19 y con movimientos como el metoo# o el Black lives matter, han catapultado la responsabilidad social dentro de las empresas. La sociedad demanda una transición energética justa y exige a las empresas un enfoque de gestión basado en los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza).
Entre los inversores, es generalizada la opinión que una empresa con un buen desempeño ESG ofrecerá una mejor rentabilidad a largo plazo. La creciente descarbonización de la economía, la fijación de criterios sostenibles en la cadena de suministro, la digitalización y el bienestar de la sociedad, donde el sector privado juega un papel fundamental, nos sitúan a las empresas como motor de cambio hacia una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.
En vuestra actividad diaria os relacionáis con pymes (proveedores, clientes, etc.), ¿consideras que la RSC/S también está de moda en su caso?
La promoción de prácticas socialmente responsables en la cadena de suministro es una de nuestras prioridades estratégicas en materia de desarrollo sostenible pues estamos convencidos que sólo es posible avanzar hacia una economía sostenible si toda la cadena de valor se alinea y responsabiliza.
Nos hemos fijado como objetivo que, en 2022, al menos un 70% de nuestros proveedores cuenten con políticas de sostenibilidad, elevándolo hasta el 75 % para 2025. La aprobación de la ley de Información No Financiera, por la que las pequeñas empresas también han de reportar en materia de sostenibilidad, persigue la trazabilidad de una cadena de valor sostenible y nos acerca a la consecución de dicho objetivo.
Por nuestra parte, nos comprometemos a colaborar para que las empresas con las que nos relacionamos comercialmente apliquen criterios ESG, y dado al elevado volumen de compras, 150.000 millones de euros de inversión durante esta década, el grupo Iberdrola ejerce un efecto tractor sobre el mercado, impulsando la creación de valor, la generación de empleo, la excelencia y la competitividad entre sus proveedores, a los que consideramos socios estratégicos comerciales.
Esta tendencia responsable y sostenible tiene su reflejo en las demandas de los stakeholders hacia la organización. ¿En cuáles de tus grupos de interés has notado un cambio más notable? ¿Destacarías algún caso concreto?
Las demandas de nuestros stakeholders evolucionan y nuestra Política de relación con los Grupos de interés persigue atender a sus intereses. Para ello, el grupo Iberdrola ha desarrollado un modelo propio de Stakeholder engagement, que tiene como principal objetivo dar respuestas concretas a sus necesidades y expectativas.
Podemos destacar como caso concreto el Grupo de interés ‘clientes’, en el que observamos que nos demandan un suministro energético libre de emisiones, sostenible, de calidad y a precios razonables. Desde Iberdrola estamos preparados para hacerlo, porque producimos electricidad con un nivel de emisiones reducidísimo. Nuestra baja intensidad de emisiones viene justificada por nuestro mix de generación, con una producción libre de emisiones del 75% en 2020.
Además, nuestros clientes pueden disponer de energía 100% verde, con atención personalizada, canales digitales y contratos a medida. En definitiva, los clientes de Iberdrola en España disponen de un excelente servicio de calidad, gracias a las fuertes inversiones en redes inteligentes de los últimos años y a su apuesta por las tecnologías de generación renovables.
En cuanto al departamento/área de RSC/S en tu entidad, ¿este aumento de presencia de la RSC/S se ha traducido en un aumento de recursos o de responsabilidades de tu función?
Sin duda el área de RSC ha ganado relevancia, ha ampliado contenidos y competencias y nuestro equipo también se ha reforzado para atender las nuevas obligaciones legales derivadas de, entre otras, la ley 11/2018 de Información No Financiera, la futura modificación de la Directiva de divulgación de información no financiera así como del esperado nuevo estándar europeo de reporting de información no financiera.
La nueva regulación ha sido todo un reto al que anticiparse y a la vez una oportunidad para robustecer los controles internos de la información no financiera. Todo ello unido a nuestro objetivo de generar un dividendo social diverso e inclusivo, manteniéndonos en primera línea respecto los índices de sostenibilidad, junto al desarrollo del proceso de debida diligencia en derechos humanos que emana de Naciones Unidas y centrando nuestra atención en las demandas de nuestros Grupos de interés.
El “tsunami regulatorio” que se viene es una de las razones por las que la RSC/S está en boca de todos. ¿Qué adaptaciones a la regulación te van a dar más trabajo en el próximo año?
Sin duda, lo referente a reporting de información no financiera, como ya he mencionado anteriormente. Pero también, la gestión de los Grupos de interés así como el cumplimiento de la debida diligencia de los derechos humanos van a copar gran parte de nuestros esfuerzos y recursos por la inminente entrada en vigor de la nueva Directiva europea sobre gobernanza empresarial sostenible, la adaptación al Código de buen Gobierno de las sociedades cotizadas, las exigencias regulatorias presentes y futuras en terceros países, la taxonomía y sus mínimas salvaguardas sociales…
Estas novedades regulatorias se engloban dentro del Plan de Acción de la Unión Europea sobre finanzas sostenibles, por el que se pretende atraer fondos a inversiones sostenibles, aumentar la transparencia e incorporar la sostenibilidad en el ámbito de las inversiones financieras. Este plan se materializa con la adopción de diversas iniciativas regulatorias como el Reglamento de Taxonomía de la Unión Europea, que define los criterios para determinar si determinadas inversiones pueden considerarse medioambientalmente sostenibles (a futuro, también sociales y de gobernanza).
De hecho, ya en 2022, tendremos que reflejar qué porcentaje de nuestras actividades en 2021 serían elegibles como sostenibles por su contribución a alguno de los objetivos climáticos europeos de mitigación y/o adaptación al cambio climático. Y en segundo lugar, la necesaria modificación de la Directiva sobre presentación de información no financiera (NFRD), derivado del borrador de Directiva de informes de sostenibilidad corporativa (CSRD), para la inclusión de obligaciones para que las empresas divulguen información no financiera (ESG).