¿Cómo nace la idea de ser la primera persona con discapacidad física que corone el Kilimanjaro?
Pues todo nace cuando el director general de Dircom, Sebastián Cebrián, presentó su libro “Supera tu cima” en el que explica cómo fue la experiencia de subir el Kilimanjaro (Tanzania) junto a otros dos compañeros, con la peculiaridad de que es la única montaña de casi 6.000 metros del mundo que no necesita que se escale para llegar a la cima.
En la presentación, Sebastián nos pidió a Carlota Castrejana y a mí que le acompañáramos. Allí estaba también Julián Corredera, buen amigo desde que estudiamos la carrera en Ciencias de la Información, y me propuso: “¿Oye, por qué no nos preparamos y subimos contigo?”. Al principio le dije: “No, no, llevo cinco Juegos Olímpicos, me he recorrido el mundo y ya quiero estar tranquila”. Pero esa idea se ha ido gestando, se ha ido sumando gente al proyecto y hemos visto la posibilidad de realizarlo y estamos todos enganchados. Lo veo como un reto de retos. Por una parte, es un reto personal, de ser la primera mujer en silla que pueda culminar el Kilimanjaro, pero también es un reto social que conlleva consigo otros retos para empresas vinculadas a la Responsabilidad Social y al espíritu de superación.
Además, queremos sensibilizar y hacer una llamada de atención acerca de la realidad de las personas con movilidad reducida aquí y en África y aportar nuesto granito de arena con el desarrollo de técnología y sensibilización social. He pasado un año difícil en el hospital, me han operado dos veces y no me he podido mover mucho, pero Julián, Helen, Carlota y todos los buenos amigos que tengo han logrado que mi mente viaje al Kilimanjaro. Para mi el reto no es solo hacer cima, sino toda la preparación. Pienso ser honesta y contarlo todo en una plataforma de comunicación que preparo, llamada ‘Diverscity’.
¿Cómo está siendo la preparación?
Pues va por etapas, como cualquier reto deportivo. Ahora he salido de una operación, lo que supone para mí una dificultad añadida, pero lo bonito para el reto no es contar que una super atleta culmina el Kilimanjaro, sino que culaquier persona al salir del hospital o de una situación difícil puede proponerse retos. Cuando tienes una lesion medular, la sociedad te coloca la etiqueta de ‘minusvalido’ y los atletas paralímpicos hemos luchado hasta conseguir que se nos considere ‘superhumans’ como nos han llamado en los ultimos Juegos de Londres 2012, pero para mi no somos ni lo uno ni lo otro, somos personas que luchamos en medio de la adversidad por nuestros sueños.
Ahora nos estamos preparando para afrontar tres hábitats: la selva, la pendiente con rocas áridas del desierto y luego la nieve. Estamos haciendo una preparación física a largo plazo, que después conllevará aclimatación a la montaña y uso de “handbikes”. También tenemos que resolver el tema de prendas técnicas que me aislen del frío, que en el caso de personas con lesion medular es más complicado. Hay muchos retos técnicos que si se resuelven pueden abrir mercado a las empresas que nos acompañen y provoquen un bien social para futuros usuarios. Y un mensaje muy potente cargado de valores de superación y comunicación responsable.
¿Y cuántas personas piensan subir al Kilimanjaro?
Una vez que decidimos asumir el reto y como soy consciente de que un buen equipo es la clave del éxito, he ido recuperando a los mejores. Tengo un equipo ganador que me garantiza asumir un reto como este. Tengo un entrenador personal, Miguel Ketel, trabajando codo con codo con Beatriz Crespo, investigadora de biomecánica del Hospital de Parapléjicos de Toledo, que nos apoya institucionalmente en el reto.
También contamos con el equipo médico, que es el staff del Comité Paralímpico que me han acompañado en anteriores retos deportivos, incluida Toñi Martos mi psicologa deportiva durante los Juegos Paralimpicos, con el baloncestista Isma Santos, que ahora es especialista en montaña, con Carlota Castrejana mi compañera y amiga cuya partación en el reto para mi es muy importante y que hace que sea un reto femenino e inclusivo. Además de las personas que me acompañan también es importante el apoyo de las organizaciones publicas y privadas que están mostrando su interés en vincularse de algún modo en el proyecto.
Estamos buscando patrocinadores que su sumen al reto del Kilimanjaro y ya hay alguno interesado. Además, la idea es contartambién el reto en la plataforma on line, ‘Diverscity’, para trasladar mis vivencias y valores día a día.
¿Cómo será la silla para subir?
No sabemos aún cómo será el ‘artefacto’, como denominan los ingenieros al prototipo que se está diseñando. Estamos trabajando con estudiantes de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería, ImechE (Formula Student) para que diseñen un prototipo de silla especial que me permita cumplir el reto y se pueda comercializar para facilitar a gente con movilidad reducida que quiera subir, quizás no el Kilimanjaro, pero sí otras cotas como pueda ser la Pedriza, que ahora mismo está restringida para nosotros, o que se puede utilizar en el campo y habitats rurales de nuestra geografía.
Dejando de lado el reto, en cuanto a lo personal ¿por qué la esgrima y no otro deporte?
He probado casi todos los deportes. Cuando tuve el accidente era muy pequeña y empecé la rehabilitación en el Hospital de Parapléjicos de Toledo donde tuve a mis primeros coachs deportivos, que fueron el personal del Hospital que me animaron a hacer deporte para potenciar mi cuerpo. Pero en 1991 me presentaron a Heliodoro Martín, mi primer maestro de esgrima en el hospital, que hizo que me enamorara de este deporte, que para mí el más completo porque trabajas la mente y el cuerpo al 100% y la motivación y el espíritu, esa chispa que te hace ir hacia delante. Mis maestros Heliodoro y José Luis Álvarez, que ha sido olímpico dos veces, han sido mi prinicipal apoyo durante estos años dedicados a la esgrima. Tengo además la suerte de haber pertenecido a una generación muy exitosa ¨Los 100medallistas” en la que con muy pocos recursos conseguimos durante tres Juegos Barcelona 92, Atlanta 96 y Sydney 2000 una media de 100 medallas para España y colocarla en el quinto puesto del medallero mundial.
Por todo eso para mí es el deporte ideal porque me prepara para la vida. He aprendido que no hay nada imposible, cuando deseasrealmente algo y tomas compromiso las cosas suceden aunque esté muy complicado. Cuando me dicen: ¡crisis, crisis! Digo que llevo en crisis toda la vida y nunca he dejado de luchar por mis sueños porque mi vida es mi tiempo y lo tengo que aprovechar. Creo que no podría haber elegido un deporte más adecuado a mí porque es como entiendo yo la vida, el tener la espada en la mano es algo muy contundente y simbólico, y cada vez que la levanto me dice: !Lucha, lucha por lo que quieras aunque sea difícil conseguirlo. Cuanto mayor es el reto mayor es la satisfacción de haberlo conseguido! Por supuesto mi espada me acompañara al Kilimanjaro.