Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: el INconFORME, junto a Futuro en Común.
¿Cómo podemos combatir los actuales niveles de crispación y violencia que azota a nuestra sociedad?
La violencia es una construcción social compleja, conformada por actitudes, acciones, palabras, estructuras o sistemas que causan daño físico, psicológico, social o ambiental y que impiden a una persona o a un grupo/colectivo alcanzar su potencial humano pleno. Pero todas las violencias, absolutamente todas, directas, estructurales y culturales o simbólicas, son evitables.
Por ello, desde Futuro en Común sabemos que ante los desafíos actuales que suponen una amenaza para los derechos humanos, construir la paz es una tarea necesaria y apremiante. Consideramos que Europa y España han de ser ejemplo de diálogo, diplomacia y multilateralismo, reduciendo drásticamente el gasto militar y reconducirse hacia un concepto de la seguridad humana basada en la cobertura de las necesidades básicas, los derechos humanos y la ausencia de miedo, como proponen las Naciones Unidas.
Necesitamos que los derechos humanos, políticos, económicos, sociales y culturales estén garantizados para que la ciudadanía tenga cubiertas sus necesidades para poder tener una vida digna: acceso a la alimentación, a la salud y a la educación de calidad, a la vivienda, al trabajo, al agua potable, etc. Solo así, las sociedades pueden prosperar. Si no vamos a la raíz de los problemas, seguirá aumentando la crispación, la violencia y el odio. y esta es una responsabilidad de todos y todas: partidos políticos, instituciones y administraciones, medios de comunicación, sociedad civil, ciudadanía…
En este sentido, es fundamental que los medios de comunicación se hagan eco de las demandas de la sociedad civil. La política y la incidencia debe hacerse a todos los niveles. No le corresponde únicamente a los partidos políticos y a las instituciones. Es la ciudadanía organizada la que a menudo saca a la luz las situaciones de injusticia, abandono, etc. y necesitamos de los medios de comunicación para que hagan de altavoz y trasladen a la palestra pública y a la clase política lo qué está sucediendo. Necesitamos, aún más, que los medios de comunicación utilicen el poder que tienen para construir sociedades más justas, equitativas y dialogantes, y ayuden a que nuestra democracia sea mucho más sólida.
Por otro lado, es necesario desarrollar políticas públicas activas y reforzar los marcos normativos que han supuesto un avance en los últimos años, dotándolos de recursos suficientes y mayores garantías en su aplicación. La aplicación de estas normas con un enfoque de prevención es la única manera de que pueda darse una reducción drástica de nuestros índices de violencia, como propone El INconFORME.
¿Cómo cambiaría nuestra sociedad con el cambio feminista que plantean?
El primer cambio es casi obvio: vivir sin miedo a sufrir violencia o a morir por el hecho de ser mujer, o a sufrir violencia vicaria (la violencia o el asesinato que sufren los hijos e hijas de las mujeres amenazadas).
Por eso es tan necesario invertir en prevención, a través de una educación transformadora que ataje de raíz la legitimidad social y la naturalización de las violencias. Tolerancia cero. Además, necesitamos reforzar la protección de mujeres en situación de violencia y garantizar procesos judiciales con personal especializado para evitar la doble o triple victimización, con medidas específicas para garantizar que las mujeres migrantes, independientemente de su situación administrativa, tengan acceso a protección y justicia.
En relación a los derechos laborales, supondría atajar la brecha salarial y para ello es indispensable garantizar la efectividad del principio de igual retribución por trabajos, no sólo iguales, sino de igual valor, así como promover la corresponsabilidad en el cuidado. Queremos un futuro con jornadas laborales racionales que nos permitan a todos y todas cuidar en igualdad.
¿Están en peligro las democracias tal y como las entendemos en su sentido más amplio?
A lo largo y ancho del planeta los derechos de asociación, expresión o reunión pacífica están siendo amenazados. Hay una tendencia global de crisis democrática, cierre del espacio cívico, del auge de los discursos de odio, negacionistas y antiderechos que aupan gobiernos extremistas.
En España el índice Civicus califica como “estrecho” nuestro espacio cívico. Este indicador evalúa el estado de la sociedad civil y de las libertades cívicas a partir del análisis de la libertad de asociación, la libertad de reunión pacífica y libertad de expresión de los países.
Aunque la llamada Ley Mordaza no es el único elemento que ha provocado el serio retroceso en el ejercicio del derecho a la protesta, sí es el más troncal. Por ello, es necesaria su derogación, así como garantizar que se amplíe el espacio cívico seguro, avanzando en la profundización y fortalecimiento de la democracia para la participación ciudadana diversa y pacífica.
¿Cuáles son los siguientes pasos que piensan seguir en el marco de este proyecto?
Queremos una sociedad que profundice su democracia, libre de discriminación y violencias. Para ello necesitamos:
-Derogar la Ley Mordaza y garantizar las libertades de asociación, reunión pacífica y libertad de expresión que conforman el espacio cívico. Defender nuestra democracia es fortalecer a su sociedad civil. Organismos internacionales como CIVICUS califican en sus informes la calidad de nuestro espacio cívico como “estrechado” y debemos transitar hacia uno abierto. Debemos mejorar también nuestras métricas en ciertos indicadores de calidad democrática como lucha contra la corrupción y el secreto financiero o el índice de Estado de Derecho.
-Fomentar una educación transformadora para la igualdad y la justicia global, basada en el respeto a los derechos humanos (incluidos los derechos sexuales y reproductivos), la convivencia pacífica, la empatía, la equidad, y la sostenibilidad del planeta. A pesar de que la LOMLOE ya incorpora esta educación en el contenido curricular, no se garantiza en todo el Estado y es fundamental abordarla con rigurosidad para que las futuras generaciones puedan construir sociedades más justas, inclusivas, igualitarias, respetuosas, pacíficas y sostenibles.
-Poner fin a las violencias de todo tipo. Debemos avanzar en responsabilidad colectiva y condena social de todas las formas de violencia, incluidas las invisibles y cotidianas.
-Regularizar a las más de 500.000 personas en situación administrativa irregular y modificar la Ley de Extranjería y su Reglamento para permitir el acceso de las personas migrantes a los derechos civiles, sociales, políticos, económicos y culturales.
-Crear mecanismos institucionalizados y sistemáticos para la participación de la sociedad civil. La participación debe ser sistemática y en torno al ciclo de elaboración, seguimiento y evaluación de todas las políticas públicas y no solo en la formulación de los proyectos legislativos.
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