Las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas presionan comercialmente a nuestro país y abren la puerta a una posible injerencia estadounidense. La presidenta Claudia Sheinbaum debe equilibrar la relación bilateral sin comprometer la soberanía mexicana, y convertir la crisis en una oportunidad. ¿Cómo? Al alinear intereses comunes, por ejemplo, el combate al crimen organizado.
En lo económico, México debe negociar desde una posición firme. Sin embargo la fragilidad fiscal, la elevada deuda pública y el gasto ineficiente, limitan esas opciones. Por otra parte, es verdad que el crecimiento del crimen organizado en México (que agrava la percepción de inseguridad) y la crisis del fentanilo en Estados Unidos exigen respuesta inmediata.
Para salir del embrollo, Sheinbaum debe recorrer una ruta compleja que comienza por decidir entre satisfacer a su base o garantizar por la vía diplomática la estabilidad económica. Algunas acciones que nuestros especialistas recomiendan son: buscar apoyos financieros o comerciales que fortalezcan la economía sin comprometer la estabilidad, acercarse a legisladores y comunidades clave en EE. UU. para activar contrapesos allá, fortalecer las capacidades de seguridad con políticas focalizadas a problemáticas regionales, sin depender excesivamente de la militarización, y evitar la intervención directa de nuestros vecinos.