La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dieron a conocer hoy una nueva edición de su informe conjunto Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe (No 28): Hacia la creación de mejor empleo en la postpandemia , donde se analiza la evolución de los mercados laborales en América Latina y El Caribe en 2022.
El informe destaca que a tres años de la crisis del COVID-19, los principales indicadores laborales han vuelto a los valores prevalecientes en 2019. La mejoría en variables como la tasa de participación laboral, la tasa de desocupación, y el número de ocupados iniciada en 2021, continuó en 2022, aunque el número de ocupados creció a un ritmo menor que en 2021. La recuperación ha sido heterogénea a lo largo de la región, y, en ciertos países, algunos indicadores aún no alcanzan los niveles prepandemia. De igual forma, la recuperación ha tendido a ser mayor entre mujeres que entre los hombres, y mayor entre los jóvenes que entre los adultos, enfatiza el documento.
La publicación señala que, pese a la mejora, aún persisten importantes brechas de género y etarias en materia de tasas de participación y de desocupación laboral. La productividad laboral promedio de la región experimentó una caída en 2022, destacando la contracción de la productividad en sectores como la industria, la construcción y el comercio. Por su parte, los salarios medios reales se estancaron en 2022, contrastando con el aumento observado en 2021, y reflejando el impacto de la mayor inflación.
El progreso observado en los mercados laborales entre 2020 y 2022 refleja una recuperación cíclica del crecimiento económico que no es sostenible en el tiempo. De hecho, la CEPAL proyecta un crecimiento de la economía regional de un 1,2% para 2023, lo que sin duda redundará también en un menor dinamismo de la generación de empleo, y el aumento estimado en el número de ocupados es inferior al 2%, que contrasta con el crecimiento de 5,9% experimentado en 2022.
De acuerdo con CEPAL y OIT, para revertir esta situación es necesario contar en la región con políticas laborales activas que promuevan una mayor creación de empleo, una mayor formalización y una mayor (y mejor) inclusión de mujeres y jóvenes en el mercado de trabajo.
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