Ubicado en el departamento de Antioquia, el Oriente Antioqueño es una región caracterizada por su riqueza hídrica, su atractivo turístico y su creciente tejido empresarial. Pero más allá de su desarrollo económico, esta subregión ha sido escenario de una apuesta innovadora de la Corporación Empresarial del Oriente Antioqueño (CEO), que propone un modelo empresarial que integra la sostenibilidad ambiental, pero sobre todo el impacto social.
Corresponsables conversó con Carolina González Tavares, directora ejecutiva de la CEO, para conocer cómo el sector privado de esta región colombiana ha asumido un rol activo en la planificación territorial y en la mejora de la calidad de vida de las comunidades. “Nosotros queremos hacer empresa, pero que esas empresas aporten al desarrollo del territorio”, enfatizó González Tavares.
Una visión que ha sido posible luego de cuarenta años de trayectoria promoviendo la unión empresarial en la región, logrando aglutinar al día de hoy a 114 empresas que han entendido que deben trascender de su rol tradicional para convertirse en actores claves en la estructuración de los planes de ordenamiento territorial y desarrollo municipal. “Los gobiernos pasan, pero los empresarios quedan y pueden tener una incidencia importante en las comunidades”, agrega.
Producción limpia
Carolina González Tavares explicó que uno de los hitos más importante se concretó en 1995, cuando la Corporación Empresarial del Oriente inició su trabajo de la mano con Cornare, la autoridad ambiental de la región, para implementar estrategias sostenibles en la industria local. Esto se materializó en el “Plan de Producción Más Limpia”, mediante el cual las empresas se comprometieron a superar los estándares ambientales exigidos por la ley. “Hoy, 30 años después, estas empresas han sido reconocidas a nivel nacional por liderar iniciativas en cambio climático, economía circular y gestión del agua”, destacó.
Este plan evolucionó en los “Acuerdos de Crecimiento Verde”, alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La meta es lograr una industrialización armónica con la biodiversidad, minimizando el impacto ambiental y promoviendo la circularidad de residuos.
“Nos ha ayudado a mostrarle a la comunidad y a mostrarle al país que se puede hacer industria, que obviamente hay impacto, porque cualquier actividad del ser humano va a generar un impacto en el ambiente; pero que podemos reducirlo a su mínima expresión y que podemos tener ese territorio biodiverso con tantos recursos naturales y, a la vez, un sector industrial que cohabitan y que conviven y que se respetan”, aseguró González Tavares.
“Opción Devbida”
El compromiso empresarial con la comunidad se ha consolidado a través del programa “Opción Devbida”, creado hace 22 años. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de 14 empresas y busca fortalecer el tejido social ofreciendo formación en artes y oficios a poblaciones rurales. “No queremos una responsabilidad social basada en el asistencialismo, sino en herramientas de vida”, subraya González Tavares.
El programa ha capacitado a 15.000 familias en más de 20 cursos, que van desde gastronomía hasta belleza y decoración de eventos. “Y no solamente nos encargamos de temas de artes y oficios, sino que les damos también formación en temas de emprendimiento, para que ellos puedan generar recursos y negocios”, agregó.
Además, las comunidades son acompañadas con apoyo psicosocial, clave en el empoderamiento de las mujeres rurales y la prevención de violencia intrafamiliar. Por ejemplo, durante la pandemia, las capacitaciones se adaptaron a plataformas virtuales como Facebook Live, permitiendo la participación familiar y garantizando un soporte emocional en tiempos de crisis.
“Sentábamos a la mamá que estaba inscrita en el curso de Macramé, en el taller psicosocial de buenos hábitos alimenticios, en el tema de comunicación asertiva en las familias y el manejo de la depresión”, explicó.
Clubes de robótica
Una de las iniciativas más innovadoras en la región es “Botzone”, un programa de formación en robótica para jóvenes entre 13 y 17 años. La iniciativa nació con el propósito de ofrecer alternativas a la percepción limitada de oportunidades laborales que muchas veces tienen los jóvenes, “que más allá del YouTube, más allá del TikTok, las tecnologías nos ofrecen unas herramientas infinitas para crear”.
En su primer año, “Botzone” identificó y formó a 90 jóvenes apasionados por la tecnología de los municipios Guarne, Marinilla, El Carmen de Viboral, La Ceja y El Retiro; quienes diseñaron soluciones innovadoras para retos industriales, como por ejemplo un robot con sensores para medir la calidad del aire dentro de las fábricas.
“Fue una forma de cambiar la narrativa sobre el empresariado, de mostrarles a estos jóvenes que hoy las empresas son una plataforma y son una opción laboral, pero que también puedes ser emprendedor en este campo si te gusta”, indicó González Tavares, resaltando que el programa tuvo sólo un 7% de deserción, lo que considera un gran éxito, pues además el 91% de los participantes ahora considera carreras afines a la ingeniería y programación.
Corredores Sostenibles
Otra estrategia clave ha sido “Corredores Sostenibles”, un programa que vincula el crecimiento empresarial con la planificación territorial. En alianza con alcaldías y bajo el mecanismo de “Obras por Impuestos”, las empresas pueden destinar hasta un 50% de sus impuestos en proyectos de impacto social.
Este modelo ha permitido la inversión en infraestructura educativa, salud y saneamiento básico en municipios con altos niveles de vulnerabilidad, principalmente en aquellos que han sido víctima de la violencia. “Es un mecanismo que permite mayor eficiencia en la gestión de recursos y reduce riesgos de corrupción”, afirma la directora de la CEO.
Uno de los proyectos destacados ha sido la dotación de material deportivo y formación de instructores en zonas rurales, beneficiando a más de 4.000 personas. Y en el 2024 la apuesta se centró en la educación musical, con la dotación de instrumentos y formación extracurricular para 250 instituciones educativas en 13 municipios. “Queremos ofrecer opciones que alejen a los jóvenes de caminos de violencia y les abran oportunidades de vida”, puntualizó González Tavares.
Planificación y ecodesarrollo
Pero la apuesta es aún más ambiciosa: crear una estrategia de ecodesarrollo para el Oriente Antioqueño a través del proyecto de planificación “Oriente Antioqueño, estrategia de Ecodesarrollo”, que hoy ya tiene identificados 10 claves de desarrollo y orientaciones de futuro.
Además de CEO, de este proyecto hacen parte Asocolflores, Cornare, la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, Masbosques, UdeA Oriente y la Universidad Católica de Oriente, con la participación de los alcaldes de los 23 municipios del Oriente Antioqueño. “Somos nueve instituciones que decidimos apostar por una visión a largo plazo de cómo debe ser el desarrollo de esta subregión”, afirmó Carolina González Tavares.
El caso del Oriente Antioqueño demuestra que la relación entre el sector privado y la comunidad puede trascender el mero cumplimiento normativo y convertirse en un motor de desarrollo sostenible de un territorio.
“De manera aislada vamos a seguir trabajando desde el caos, desde la incertidumbre, de forma desorganizada, pero si somos capaces de entender que necesitamos ser aliados de esas comunidades y si esas comunidades también están dispuestas a construir, en igualdad de condiciones, vamos a poder transformar al Oriente Antioqueño en una región de mayor bienestar”, concluyó.
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