Según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la actual desaceleración económica mundial obligaría a más trabajadores a aceptar empleos de menor calidad, mal pagados y carentes de seguridad laboral y protección social, acentuando así las desigualdades exacerbadas por la crisis de la COVID-19.
En el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2023 se prevé que el empleo registre un aumento del uno por ciento en 2023, menos de la mitad del aumento registrado el año anterior. Además, revela que el desempleo a escala mundial aumentaría levemente en 2023, en unos 3 millones, hasta alcanzar 208 millones de desempleados, representando una tasa de desempleo mundial del 5,8 %.En consecuencia, habrán 16 millones de personas desempleadas más que en período de referencia previo a la crisis (valor con respecto a 2019).
Asimismo, se señala que “la calidad del empleo sigue constituyendo una de las principales inquietudes”, y que “el trabajo decente es primordial para facilitar la justicia social”. La crisis de la COVID-19 mermó los avances logrados a lo largo de un decenio para disminuir la pobreza. Pese a la leve recuperación de 2021, se espera que la difícil situación actual para encontrar empleo de mejor calidad se vea agravada.
Frente a esta coyuntura de desaceleración, muchos trabajadores se verán obligados a aceptar empleos de peor calidad, con frecuencia insuficientemente remunerados, y, en ocasiones, sin contar con las horas de trabajo necesarias. Por otro lado, la crisis asociada al coste de la vida aumentaría el número de personas en situación de pobreza. Esto se suma a la amplia caída de ingresos registrada durante la crisis de COVID-19, que en muchos países afectó en mayor medida a los grupos de bajos ingresos.
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