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Con esta convicción expresada en el titular, Mauricio López ha recorrido más de dos décadas al servicio de la responsabilidad social y el desarrollo sostenible en Colombia. Fue en 2003 cuando inició su andadura profesional en este ámbito, en un momento en que la RSE aún se entendía desde un enfoque eminentemente filantrópico. Desde entonces, ha sido testigo y protagonista de una transformación profunda: “La sostenibilidad ya no es un complemento, sino una dimensión estratégica”, afirma este ingeniero civil de formación, con más de 43 años como catedrático universitario.
El desde hace bastantes años Director Ejecutivo de la Red Colombiana del Pacto Global de las Naciones Unidas recuerda que, al inicio, “la RSE se concebía aún como una práctica esencialmente filantrópica” y que “uno de los grandes desafíos fue el desconocimiento general sobre qué implicaba realmente la RSE”.
Su relación con Corresponsables, que cumple 20 años en 2025, ha sido una constante: “Corresponsables ha sido un referente en el ecosistema iberoamericano de sostenibilidad”, destaca Maurico López que ha aprendido “que la persistencia en la narrativa y la gestión del conocimiento son fundamentales”.
Firme defensor de las alianzas estratégicas, reconoce que, si comenzara ahora, “sería más contundente en los mensajes, mostrando desde el principio cómo estas reflexiones no solo son necesarias desde un punto de vista ético, sino también estratégicas para la competitividad y la productividad empresarial”.
Mauricio López, uno de los grandes pioneros de la Sostenibilidad, mira al futuro con esperanza y compromiso: “El futuro será sostenible si nos atrevemos a construirlo desde hoy”.
Cuéntanos Mauricio qué motivaciones iniciales te impulsaron a involucrarte en este campo hace ya bastantes años…
Mi incursión en la Responsabilidad Social Empresarial comenzó en 2003, cuando en el sector de los servicios públicos empezamos a debatir sobre la forma más adecuada de documentar y sistematizar las actividades de RSE en las empresas. Fue una etapa de descubrimiento, impulsada por un estudio que realizamos en Andesco, en alianza con la Universidad Externado de Colombia, que nos permitió conocer de primera mano buenas prácticas empresariales.
Recuerdo que, en ese momento, la RSE se concebía aún como una práctica esencialmente filantrópica. Era necesario establecer una distinción clara entre la misión inherente de las empresas, como es la prestación de servicios públicos, y aquellas acciones voluntarias que iban más allá del deber institucional. Fue precisamente esa reflexión la que marcó el inicio de un cambio de paradigma.
¿Cuál fue el primer proyecto concreto en el que participaste vinculado a la RSE?
Mi primer proyecto fue una encuesta sobre el estado de la RSE en el sector de servicios públicos, realizada en 2003 y cuyos resultados se presentaron en 2004. Este ejercicio nos permitió tener una visión más clara del punto de partida del sector en materia de sostenibilidad. En paralelo, comenzamos a explorar el Pacto Global, cuando aún era un proyecto incipiente en Colombia, impulsado por el PNUD con fondos canadienses.
¿Qué obstáculos encontraste al implementar la RSE en sus primeras etapas y qué barreras persisten hoy en día?
Uno de los grandes desafíos fue el desconocimiento general sobre qué implicaba realmente la RSE. Con el tiempo, hemos ido profundizando en sus múltiples derivaciones: Desarrollo Sostenible, Principios del Pacto Global, Agenda 2030, ODS, Valor Compartido, ASG (ESG), entre otros conceptos clave. Aun así, persisten barreras estructurales, como las dificultades económicas del país, que generan incertidumbre empresarial y frenan el avance sostenido en sostenibilidad.
He sido testigo de cómo muchas organizaciones enfrentan los mismos retos: limitaciones presupuestarias, falta de conocimiento técnico, escasa cultura de sostenibilidad. Todo ello se agudiza en contextos de crisis o de inestabilidad institucional. Sin embargo, esos obstáculos no han impedido el crecimiento del movimiento. La clave ha sido la persistencia y la creación de alianzas estratégicas.
¿Cuál ha sido tu relación con Corresponsables a lo largo del tiempo ahora que está celebrando en 2025 su 20 aniversario?
Desde el año 2009, cuando se consolidó la Red Formal del Pacto Global en Colombia, mantenemos una relación estrecha y de cooperación con Corresponsables. Considero que el medio ha desempeñado un papel fundamental al difundir experiencias, compartir buenas prácticas y visibilizar historias que inspiran. En estos 20 años, ha sido un referente en el ecosistema iberoamericano de sostenibilidad.
¿Quiénes han sido tus otros referentes en este ámbito?
Las 600 organizaciones que conforman la Red Colombiana del Pacto Global son para mí referentes valiosísimos. En su fundación destaco la labor de Andesco y sus empresas afiliadas de servicios públicos, así como la Cámara de Comercio de Bogotá, Compensar, y diversas universidades que han contribuido desde el conocimiento.
¿Cuáles consideras los hitos más importantes en estas dos décadas de evolución de la RSE, y qué factores han impulsado esos cambios?
Destacaría, por un lado, el creciente conocimiento y concienciación ciudadana, y por otro, la mayor exigencia de integrar las dimensiones social y ambiental con la económica, bajo el principio de respeto por los derechos humanos y la transparencia en la relación con los grupos de interés. También ha sido clave el impulso normativo y la presión internacional.
Uno de los momentos más satisfactorios ha sido presenciar el crecimiento de la Red Colombiana del Pacto Global, que hoy reúne a más de 600 empresas y organizaciones. Sus programas y eventos han alcanzado relevancia nacional y reconocimiento regional. En contraste, la realidad económica del país sigue siendo una limitación seria para avanzar al ritmo deseado.
Comparando tus inicios con el momento actual, ¿cómo ha evolucionado la RSE y qué avances destacarías?
La transformación ha sido profunda. Pasamos de una concepción marginal de la RSE a situarla en el eje mismo del propósito de las empresas de servicios públicos y de comunicaciones. Hoy participamos activamente en la Red Colombiana del Pacto Global de las Naciones Unidas, lo cual es reflejo de esa evolución. La sostenibilidad ya no es un “complemento”, sino una dimensión estratégica.
¿Consideras que la Red Colombiana del Pacto Global puede considerarse un caso de éxito en sostenibilidad?
Sin duda, lo es. La Red Colombiana es un caso de éxito ampliamente reconocido, tanto a nivel nacional como en América Latina. Ha demostrado que es posible articular a múltiples actores en torno a una agenda común de desarrollo sostenible.
¿Qué relación mantenéis con otras redes internacionales como la del Pacto Mundial de España?
Nuestra relación con la Red Española del Pacto Mundial ha sido muy enriquecedora. De hecho, España tiene la red más importante del mundo, y ha sido para nosotros una fuente constante de buenas prácticas y aprendizajes, que hemos podido adaptar y replicar en el contexto colombiano.
¿Qué mensaje te gustaría dejar?
Mi recomendación es seguir trabajando en sinergia con las redes locales del Pacto Global. Solo desde la cooperación multisectorial lograremos afrontar los retos sociales, ambientales y económicos que nos plantea el presente.
¿Qué lecciones fundamentales has aprendido en estos años de trabajo en RSE, tanto a nivel personal como profesional?
He aprendido que la persistencia en la narrativa y la gestión del conocimiento son fundamentales. La sostenibilidad no se impone, se construye colectivamente, mediante redes de cooperación como la Red Colombiana del Pacto Global, que ha sido una plataforma esencial en este recorrido. La coherencia entre discurso y práctica también ha sido una lección crucial.
Sin duda, he alcanzado un mayor conocimiento y liderazgo en temas de RSE y sostenibilidad. Pero lo más valioso ha sido tener la oportunidad de conocer de cerca lo que hacen las empresas y organizaciones en esta materia, y entender cómo enfrentan los desafíos que implica integrar la sostenibilidad en sus operaciones y culturas organizacionales.
¿Qué consejo les darías a las nuevas generaciones de profesionales que desean dedicarse a la RSE?
Les diría que aprendan más, se abran a nuevas experiencias y se atrevan a innovar en todos los ámbitos: ambiental, social, económico, cultural, tecnológico. El futuro será sostenible si nos atrevemos a construirlo desde hoy.
¿Qué visión tienes sobre el futuro de la RSE y la sostenibilidad en las próximas décadas?
A pesar de los desafíos, soy optimista. Cada vez más empresas, organizaciones y ciudadanos comprenden la importancia de actuar con responsabilidad. La presión social y el avance normativo jugarán un papel crucial en este proceso.
¿Cuál consideras que ha sido tu mayor contribución al campo de la RSE? ¿Y si pudieras empezar de nuevo, habría algo que cambiarías?
Creo que mi principal aporte ha sido, día tras día, mostrar que la sostenibilidad, desde el conocimiento y la narrativa, es el guion imprescindible para construir un futuro mejor, sin dejar a nadie atrás.
Y sí, sería más contundente en los mensajes, mostrando desde el principio cómo estas reflexiones no solo son necesarias desde un punto de vista ético, sino también estratégicas para la competitividad y la productividad empresarial.
¿Cómo te gustaría que se te recordara dentro del ámbito de la RSE?
Me gustaría ser recordado como un optimista de la capacidad del ser humano para avanzar positivamente, apoyando a los demás y construyendo comunidad en torno a valores compartidos.
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