En Plaza Juárez, México, se encuentra una de las instituciones que más ha apoyado a los sectores de la población más discriminados y ha apostado por la responsabilidad social, el Museo de Memoria y Tolerancia. La fundación del Museo se remonta a 2010, cuando sus creadoras se unieron con el fin de acabar con los peligros de las indiferencias, discriminación y violencia para crear conciencia a partir de la memoria histórica. Las creadoras son descendientes de personas que murieron en el holocausto y, tras un viaje a Polonia, volvieron con la intención de dar un mensaje de inclusión a todos los sectores de la sociedad.
Entre los objetivos del Museo, Claudia Beristain, encargada del capital humano de la institución, afirma que son “Fomentar los valores de tolerancia y respeto, impulsar a las nuevas generaciones a buscar una convivencia más sana con su entorno y confrontar al visitante para que haya una introspección y se genere un cambio de actitud en el individuo”. La misión de la organización es difundir la importancia de la tolerancia, no violencia y los derechos humanos y la visión es trascender como una institución que sea autoridad en esta temática de la memoria histórica, genocidios y derechos humanos a nivel nacional e internacional.
“Existe un centro educativo donde se dan conferencias, cursos gratuitos. También hay exhibiciones permanentes en el Museo, áreas de exhibiciones temporales”, afirma Laura Vélez, oficial de procuración de fondos del Museo. Esas son algunas de las maneras en las que el Museo intenta concienciar a la población. En 2019, el Museo lideró el Pacto Mundial de las Naciones Unidas en México y tiene el compromiso de profundizar en temas de concienciación y promoción de acciones enfocadas a cumplir con la Agenda 2030.
Laura defiende que el Museo es una institución que debe servir de ejemplo para las demás empresas. Por ello, afirma que una de las iniciativas que más satisfacción le ha causado es la de integrar en la plantilla del Museo a personas con discapacidad. “Las empresas deben enfocarse en lo que estas personas pueden hacer, no en lo que no pueden hacer”, señala. En este sentido, Paola Ramos, analista de procuración de fondos de la institución, señala que la mayoría de los cargos directivos del Museo lo ocupan mujeres. “El tema del género es muy importante dentro del Museo y fuera también en los proyectos que se llevan a cabo”, sentenció.
También existe un convenio con la UADM para que alumnos con discapacidad puedan realizar prácticas en diversas instituciones. El Museo persigue la erradicación de las desigualdades. Así lo reflejan algunos de los distintivos que han obtenido, como la certificación de ser uno de los mejores lugares para trabajar en equidad en la comunidad LGTBI o el Premio José Ramos, en 2021, a lo más destacado del año por la exhibición “Más allá del arcoíris”. “Es importante el compromiso laboral y social que tiene la institución”, destaca Claudia Beristain añadiendo otro ejemplo de inclusión realizado en una de las primeras exhibiciones, en 2018, como es la creación de un baño público para todos los géneros (incluidos no binarios, trans, etc.).