A lo largo de nuestras vidas, ya sea porque así nacemos, porque sufrimos algún accidente o simplemente porque envejecemos, la mayoría de las personas distaremos de ser esa ciudadanía ‘promedio’ para la cual diseñamos las ciudades en las que vivimos, y si continuamos construyendo casas, calles, páginas de internet y aplicaciones para ciudadanos estandarizados, terminaremos generando enormes costos y complejidad innecesaria a las actividades diarias que realizamos.
Sara Hendren, autora del libro “What can a body do? How we meet the built world” (“¿Qué puede hacer un cuerpo?: Cómo conocemos el mundo construido”), establece que para las personas que viven con algún tipo de discapacidad, su condición es solo una incompatibilidad con el entorno en el que se desenvuelven; es decir, lo que definimos como capacidad y discapacidad es la interpretación de la flexibilidad o la rigidez relativa con la que construimos nuestro entorno.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 15% de la población mundial vive con alguna discapacidad; lo anterior implicaría que toda la población de un país tan grande como China viviera en un entorno que ‘en promedio’ no está diseñado para ellos. Ya es tiempo de empezar a pensar que la discapacidad también es ‘normal’ y que deberíamos incluirla en el diseño de nuestras vidas, nuestras ciudades y nuestro mundo.
Pero ¿por dónde empezar? La tecnología es el mejor aliado para diseñar ciudades tan inclusivas como podamos imaginarnos. Muchas ciudades en el mundo han comenzado a utilizar la tecnología para construir ciudades más inclusivas y accesibles: en Reino Unido y Australia las personas con discapacidad visual se trasladan en el transporte público asistidos por indicaciones de navegación auditivas. De igual forma, en Seattle, Estados Unidos, a través de una aplicación que conjunta mapas con información sobre rutas de transporte, estructuras físicas de la ciudad e incluso datos geológicos, los peatones con movilidad limitada pueden planificar sus viajes con rutas más accesibles.
Impulsemos la construcción de ciudades que reconozcan la riqueza de nuestras diferencias y dejemos de diseñar con base en un promedio que no nos representa. Es momento de usar las herramientas tecnológicas para inventar ambientes que nos impulsen a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Como empresa responsable, en AT&T México invitamos a la comunidad emprendedora a realizar propuestas innovadoras que contribuyan a crear ciudades inclusivas en nuestro país a través de la tecnología.