1. Medir y medir bien
Bien dicen que “lo que no se mide, no se mejora” Dentro de las organizaciones hay una enorme cantidad de datos disponibles para ayudar a tomar mejores decisiones de compra, por ejemplo, todas las facturas de energía eléctrica, muestran los consumos mensuales de los 12 periodos anteriores, las facturas de agua, muestran los consumos bimestrales de los 6 periodos anteriores. Sin embargo, estos datos necesitan trabajarse un poco más para convertir en información útil, ya que se puede mantener en sistemas diferentes. Realizar algunos proyectos específicos para ahorro de energía o agua y hacer partícipe a los usuarios, ayudará a asegurar mayores probabilidades de éxito. Es importante que ellos tengan en mente que la eficiencia de energía o agua, se hace con miras a cuidar el ambiente, eso siempre es más loable que mejorar las ganancias de la empresa, suena difícil pero es real.
2. Sea un mejor cliente
Para que sus proveedores le ayuden a reducir de forma importante los costos, tienen que operar ambos el negocio de manera más eficiente, por ejemplo, un tema muy común, el empleo de las cajas de cartón, en todas las empresas casi siempre se envían todas las materias primas (sector manufactura) o los insumos de trabajo (sector comercial y servicio) en cajas de cartón, las cuales una vez que llegan a los almacenes son colocados en los contenedores de residuos, esto representa un costo para los proveedores, el cual se refleja en el precio final que recibe el cliente, pero si por el contrario, se estableciera una estrategia de “logística en reversa” se podría entregar esta caja para que el proveedor pueda colocar las materias primas e insumos en la misma y reducir el costo que implica una nueva caja y además se está cuidando el ambiente, posiblemente suene absurdo para mucho, pero algunos países europeos ya lo tienen como hábito y han generado algunos ahorros además de ayudar mucho al ambiente, y repito lo del punto anterior, a los empleados se les brinda la meta de reducción de uso de cajas con el objetivo de cuidar el ambiente, y ellos, padres o madres tendrá un aliciente más para hacerlo de forma eficaz, y de esta manera podemos tener un compromiso más real para el cumplimiento de “minimizar en el uso de cajas para reducir el precio final con el proveedor”
3. Sea un mejor proveedor
La idea comentada en el punto anterior bien puede ser replicada hacia arriba de la cadena de valor, qué tan buenos proveedores somos para nuestros principales clientes, el mercado demanda cada vez más agilidad y menos costos, y en esto el ambiente puede ser un aliado o un enemigo, eso depende de la forma de pensar de la alta dirección. Existen diversos elementos que vistos desde la perspectiva ambiental puede resultar muy engorroso pero si le echamos números puede resultar en un gran ahorro y reducir nuestros costos para que la estructura de precios sea menor y ofrecer precios más bajos a los clientes, podemos volver al ejemplo de las cajas pero ahora enfoquémonos más sobre la actitud de impresión, esto realmente se ha incrementado de manera sustancial en los últimos 5 años, si no me creen, pidan que les den una tabla con la facturación de papel durante los últimos 5 años (en el primer punto dijimos que medir es la clave) y se darán cuenta que el porcentaje de impresión por empleado al menos se ha incrementado en 20% y el precio de los consumibles al menos en 30%, esto impacta de manera total al precio final, y si no lo impacta ahora, hay que recordar que un barco se hunde por un primer agujerito al cual no se le presta atención, lo sé, posiblemente estarán pensando que el imprimir es un gasto mínimo en la estructura de costos, y que es necesario para dar un buen servicio, pero posiblemente su competencia no piense lo mismo y esté comenzando a hacer algo al respecto.
Para concluir podemos decir que el ambiente debe dejar de ser visto como una actividad hippie o “verde” para convertirse en un estrategia de reducción de costos, si escribí bien, reducción de costos y además de operar sus negocios de manera más eficiente, todo esto requiere un pensamiento lateral y mucha creatividad, pero para esto los mexicanos nos pintamos solos.
Solo hay que recordar que “los negocios nacen donde los paradigmas se rompen”.