Hablando del sector rural, las causas de la problemática son sistémicas y multifactoriales, y las consecuencias se acumulan para el país por el escaso aprovechamiento del potencial humano y productivo, como migración, competencia con la población urbana en el mercado laboral y aumento en la marginalidad, entre otras.
Algunas iniciativas se enfocan sólo a mejorar el ingreso del productor con el aumento de las cantidades cosechadas y vendidas. Sin embargo, al ser una solución inmediata, no son suficientes para el cambio de su vulnerable situación actual.
En Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural atendemos la vida del sujeto de desarrollo con una metodología propia llamada Educación Social Básica (ESB), que concebimos como el proceso bidireccional donde se comparten conocimientos, valores, principios y formas de actuar indispensables para la vida social de las personas.
Se desarrolla el potencial humano y permite incrementar la libertad y responsabilidad de la persona. Los cambios que busca la Educación Social Básica en los sujetos tienen que ver con el reconocimiento del ‘sí puedo’ y el ‘sí podemos’, del trabajo en grupo, de la iniciativa, de la toma de decisiones, de la interdependencia, de la organización y de la planeación.
De esta manera, los sujetos de desarrollo inician la transformación de su situación actual a un mejor futuro y bienestar común. Utilizan los recursos a su alcance, son solidarios y comprometidos con su comunidad al entender que la suma de esfuerzos individuales da solución a problemas colectivos. En conclusión, es necesaria una estrategia de desarrollo humano y de capacidades enfocada en las personas para que ‘quieran, sepan y puedan’ alcanzar la calidad de vida a la que aspiran de forma autogestiva y sustentable.
La Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural implementa esta metodología de Educación Social Básica en sus modelos replicables, siendo pionera en el impulso de la Responsabilidad Social Empresarial desde hace 50 años.