Es necesario que la estrategia corporativa se reinvente para proponer modelos incluyentes que permitan combatir y resolver la pobreza, la exclusión social y la degradación de la naturaleza. Como ha señalado Abraham Maslow, psicólogo estadounidense especialista en desarrollo humano, las necesidades de las personas no son sólo mercantiles, requieren también de reconocimiento, desarrollo, autoestima y pertenencia. Lo ideal es que las relaciones entre la empresa y los empleados se manejen por principios éticos esenciales: a las trabajadoras y los trabajadores se les debe de tratar en virtud de su valor, con respeto y dignidad.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010, realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), entre 2009 y 2010 las quejas de rechazo ‘por apariencia’ en las empresas se multiplicaron en un 700%.
Las empresas deben tener claro que las personas no son un recurso para explotarse o un costo que debe controlarse sino individuos con un elevado valor intrínseco que deriva de las facultades que tienen para razonar, elegir, amar y aprender, facultades que les otorgan un gran potencial. Sabemos que la mayoría de los corporativos tienen como objetivo satisfacer a sus clientes. Sin embargo, no se debe olvidar que los colaboradores de la compañía son usuarios o consumidores potenciales de sus productos y, al mismo tiempo, una parte fundamental para el desarrollo integral.
Se discrimina en las empresas por edad, género, apariencia física, condición de salud, económica, social, discapacidad, embarazo, estado civil, preferencia sexual, religión y xenofobia. La discriminación divide a las personas, a los grupos sociales y a la sociedad. Denigra la dignidad, pone obstáculos inmerecidos y provoca profundos estragos en la vida. Abre el espacio para normalizar la exclusión y para que en nuestra sociedad la desigualdad esté presente en todos los ámbitos. Por eso no podemos aceptar la discriminación. Por eso debemos eliminarla. Todo tipo de organismos, organizaciones, clubes o instituciones públicas y privadas deben ser espacios para la dignidad de cualquier persona, para el respeto a la diversidad.
La erradicación de la discriminación en el espacio laboral permite que el potencial humano amplíe y se desarrolle con mayor eficiencia.
La Institución Comprometida con la Inclusión (ICI), creada por Conapred, es una guía de acción contra la discriminación en organismos públicos o privados que propone diferentes medidas para alcanzar la igualdad de derechos, de trato y de oportunidades sin importar el origen étnico, sexo, edad, discapacidad, embarazo, religión, opinión, apariencia, preferencia sexual o cualquier otra condición o diferencia. La ICI nos brinda elementos para iniciar un proceso institucional que mejore el desarrollo de cualquier organismo dentro de la pluralidad.
Comprometerse con la inclusión trae beneficios tanto al interior como al exterior de las instituciones. Al interior genera confianza, respeto y credibilidad, crea un clima de trabajo agradable, estimulante y participativo, favorece la eficiencia, la productividad y la calidad, y el cumplimiento de los objetivos institucionales.
Al exterior, aplicar la ICI significa mejorar bienes o servicios, ampliar horizontes y fortalecer las relaciones entre la institución y la sociedad. Significa dar un mensaje social de que las personas son el centro y el fin de las instituciones sociales. Al mes de octubre de 2012, se cuentan con 416 instituciones comprometidas con la inclusión, de las cuales 324 corresponden a instituciones públicas, 46 a instituciones privadas y 46 a OSC.