Esto significa que dichas enfermedades provocarán la disminución de la productividad que se traduce en ausentismo, pérdida de efectividad y aumento de accidentes laborales. ENSANUT 2012 reporta que hay 48.6 millones de personas adultas con exceso de peso, de los cuales 22 millones corresponden a personas con obesidad.
Por lo anterior, la salud de los colaboradores y la prevención de enfermedades crónicas son tarea fundamental para las empresas. Sin embargo, la buena noticia es que durante el último lustro ha crecido la participación e interés en los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo, de tal forma que las compañías líderes están tomando acción para mejorar la salud de sus colaboradores.
El sector privado en México está comprendiendo que hay algo importante que podemos hacer: ayudar a nuestros colaboradores a tomar mejores decisiones.
En este contexto surge el Consejo Empresarial de Salud y Bienestar (CESB), organización privada orientada al enlace, intercambio y colaboración empresarial en materia de salud y bienestar en México. Cuya misión es liderar el movimiento de salud y bienestar en el lugar de trabajo y fomentar una cultura de prevención en México.
Para ello, el Consejo provee a sus asociados con recursos, educación, información y prácticas para mejorar la salud de sus colaboradores.
A través de grupos de trabajo, el CESB funge como facilitador para generar las sinergias y alianzas necesarias para desarrollar y fortalecer los programas de promoción de la salud al interno de las empresas.
La promoción de la salud y el bienestar en el lugar de trabajo es fundamental y eficaz para generar productividad, compromiso, retención y atracción de talento, a la vez que abre la senda de la creatividad y la innovación. Consecuentemente, la promoción de la salud juega un rol fundamental dentro del área de Responsabilidad Social, al tratarse de un compromiso directo con la salud del capital humano, motor fundamental de la sociedad.
Se trata de un tema de competitividad, ya que el buen desarrollo del sector privado depende de la calidad de su comunidad. Una sociedad sana será capaz de generar riqueza intelectual y económica, que produzcan impactos sociales significativos y contribuyan a la proliferación del talento y la felicidad.
La búsqueda de un entorno social sano debe encaminarnos a generar campañas de sensibilización y programas educativos para combatir enfermedades, así como también fomentar una cultura de prevención para promover una mejor calidad de vida entre la población.
Para ello, las áreas corporativas encargadas de la Responsabilidad Social y la salud y el bienestar del sector privado, deberán centrarse en contar con datos de sus colaboradores con base en evaluaciones de riesgos de la salud, para la implementación estratégica y medición de programas institucionales que les permitan conocer y compartir las mejores prácticas en la materia.
Medir, evaluar y comunicar son tareas esenciales que deben alinearse con la cultura corporativa de la empresa, a través de comités interdisciplinarios guiados por líderes que fomenten el empoderamiento y la autoconfianza de sus colaboradores, para generar la toma de conciencia y corresponsabilidad necesarias hacia la obtención de cambios de hábitos sostenibles entre la población, es decir, la generación de una nueva cultura centrada en la prevención.
Algunos de los beneficios al contar con un programa de promoción de la salud son los siguientes: mayor productividad, competitividad, creatividad e innovación; atracción y retención de talento; mayor compromiso por parte del colaborador; ahorro en costos de salud; mejora en la salud y bienestar de la población; y mejor calidad de vida.