La Responsabilidad Social (RS) retoma los principios del desarrollo sostenible aplicados a la esfera de una organización. La Comisión Brundtland definió en el 1987 el desarrollo sostenible como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades”.
La ISO 26000 tradujo los tres objetivos del desarrollo sostenible (económico, social y ambiental) en expectativas de la sociedad, que deben ser tomadas en cuenta para pretender actuar de forma responsable. La Responsabilidad Social abarca las iniciativas tomadas por una organización para mejorar su comunidad y proteger su entorno en relación con sus partes interesadas. El objetivo de la RS es contribuir al desarrollo sostenible y las empresas ya no pueden ser vistas únicamente desde la perspectiva económica, sino que tienen que adoptar la ‘triple cuenta de resultados’ y dar a conocer también sus resultados sociales y ambientales.
Según la norma ISO 26.000, las decisiones y actividades de una organización, sin importar su tamaño, giro o ubicación, tienen impactos reales y potenciales sobre el medio ambiente. Al medir dichos impactos, las organizaciones deben tener claro que su impacto no se limita a aspectos ambientales. Por ejemplo, al contaminar el agua de un río, una organización puede tener un impacto económico sobre los campesinos de la región ya que sus cultivos se verán afectados y podrá generar también un impacto en su salud.
Un aspecto importante de las decisiones y actividades de las organizaciones según la ISO 26000 es el enfoque precautorio. Este concepto proviene de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo y plantea que, en caso de tener dudas sobre los impactos posibles de una decisión o actividad, una organización debería considerar los costos y beneficios a largo plazo de las medidas de prevención y no sólo los costes a corto plazo para esa organización.
En la norma ISO 26.000, adicionalmente a la prevención de la contaminación, se consideran dentro del tema del medio ambiente los asuntos del uso sostenible de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, así como la protección del medio ambiente, la biodiversidad y la restauración de los hábitats naturales. Cabe destacar que la noción de impacto ambiental está cada vez más ligada al tema del consumo sostenible. Parece que hemos olvidado el concepto de durabilidad de los productos y pocas personas se preguntan por qué el tostador de nuestros abuelos sigue funcionando después de 30 años. Nuestra sociedad de consumo está perjudicando el desarrollo sostenible por lo que necesitamos volver a pensar nuestra forma de consumir y, por lo tanto, de producir, fomentar la educación ambiental y adoptar medidas relacionadas con la producción más limpia y ecoeficiencia, el uso de tecnologías y prácticas ambientalmente apropiadas, la adquisición sostenible, el análisis de ciclo de vida o el etiquetado ecológico.
Para cerrar, quiero compartir cuánto me impactó que, durante las últimas negociaciones internacionales sobre el desarrollo de la norma ISO 26.000, los países en vías de desarrollo comentaran que “al tiempo que lleguemos al espacio exterior, los países ricos ya habrán contaminado todo” de forma que se incrementó el alcance del tema de la prevención de la contaminación a más allá de nuestro planeta Tierra.
ResponSable acompaña a las organizaciones en la medición de su cumplimiento con las recomendaciones de la ISO 26.000, norma de Responsabilidad Social.