Acuamaya, empresa guatemalteca pionera en la acuicultura en Centroamérica, ha consolidado su modelo de negocio en torno a la sostenibilidad y el impacto social positivo. Con 43 años de trayectoria y dos fincas de 345 hectáreas, la compañía se ha convertido en un referente en la producción de camarón de alta calidad, exportando a mercados muy exigentes como Francia y los Países Bajos.
José Andrés Aparicio, Gerente Comercial de Acuamaya, en conversación con Corresponsables, destacó que la empresa ha desarrollado un enfoque de producción integral que abarca desde la crianza de larvas hasta la exportación del producto final. “Hemos logrado ser una empresa de 360 grados en cuanto a nuestro método de circulación, ya que contamos con nuestro laboratorio de producción de semillas de larva del camarón, fincas de engorde y planta de procesamiento”, explicó.
Destacó que la empresa garantiza la producción de toda la cadena de principio a fin. Incluso, “conocemos la línea genética de nuestros camarones desde hace más de 25 años. Sabemos quiénes son los papás de los camarones que estamos exportando, porque tenemos bien mapeada toda la trazabilidad de nuestro producto y por eso podemos aprovechar al 100% toda la línea de producción”. Este modelo garantiza su calidad a lo largo del tiempo.
Cero impacto ambiental
Acuamaya cuenta con la certificación ASC (Aquaculture Stewardship Council), un estándar que verifica el cumplimiento de estrictos lineamientos en materia de sostenibilidad. “Somos auditados anualmente para garantizar que nuestras prácticas se mantienen alineadas con los estándares de sostenibilidad ambiental y social”, señaló Aparicio.
El compromiso con el medio ambiente se refleja en la gestión del recurso hídrico. Acuamaya ha implementado sistemas de recirculación de agua, permitiendo su reutilización por más de dos años sin generar desechos innecesarios. Además, mediante el monitoreo constante de la calidad del agua, la empresa asegura que el recurso utilizado regrese al ecosistema en mejores condiciones que al inicio del proceso. “Hemos hecho mediciones que demuestran que el agua que liberamos es más limpia de la que recibimos”, enfatizó.
La protección de los ecosistemas donde opera es otro aspecto clave. Un ejemplo de ello es la conservación del mangle en sus fincas de engorde. A través de imágenes satelitales, la empresa ha podido demostrar que la cobertura de mangle no solo se ha mantenido, sino que ha aumentado con el tiempo. “Nos solicitaron pruebas del impacto ambiental y logramos evidenciar que, lejos de reducir la presencia de mangle, hemos contribuido a su regeneración”, afirmó Aparicio.
Desarrollo integral
Pero el impacto de Acuamaya trasciende el aspecto ambiental y se extiende al desarrollo de las comunidades locales. “Está en nuestro ADN trabajar con la comunidad. Ha sido una visión muy clara desde los orígenes de la empresa”, aseguró el gerente comercial de Acuamaya.
La generación de empleo es un factor clave, con una cultura empresarial que fomenta la permanencia de sus trabajadores y la incorporación de nuevas generaciones. “Contamos con empleados cuyos hijos ahora trabajan con nosotros en áreas especializadas, gracias a las oportunidades que han tenido para mejorar sus habilidades”, afirmó.
Otro de los proyectos de impacto social es el apoyo a la educación en comunidades remotas. En una de sus principales fincas, la empresa contribuye al sostenimiento de una escuela, garantizando la contratación de maestros y facilitando recursos como equipos de cómputo. “Nos aseguramos de que los niños de la comunidad tengan acceso a educación de calidad, porque creemos que el desarrollo debe ser integral”, dijo.
La biodiversidad también se ha visto beneficiada con la presencia de Acuamaya. La empresa ha colaborado con la Universidad de Cornell en un estudio sobre aves playeras en sus fincas. La iniciativa llevó a la creación del programa “Cuida tu nido”, en el que trabajadores identifican y monitorean nidos para proteger a las especies que habitan en la zona. “Nuestra finca se ha convertido en un santuario natural donde diferentes especies encuentran refugio, incluyendo aves y hasta hemos encontrado cocodrilos”, comentó Aparicio.
Desde la perspectiva del gerente comercial, la acuicultura sostenible es clave para el futuro de la alimentación global. Destaca la importancia de que las empresas adopten modelos responsables en la producción de alimentos, asegurando que la actividad sea viable a largo plazo. “El compromiso con la sostenibilidad no puede esperar. Debemos gestionar nuestros recursos con responsabilidad para garantizar que nuestras operaciones sean sostenibles en el tiempo”, concluye.
Tal y como lo dice su slogan, Acuamaya es “la joya de Guatemala”, no sólo por la calidad de sus productos sino porque es un ejemplo de cómo una empresa puede equilibrar el crecimiento económico con la responsabilidad ambiental y social.