Kumi Naidoo es el lanzador del movimiento Africans Rising. Activista desde joven, ha encabezado numerosas campañas globales tanto para acabar con el hambre y luchar contra el cambio climático, como en defensa de los derechos humanos y la igualdad de género. Ha sido director Ejecutivo de Greenpeace Internacional y secretario General de CIVICUS. Actualmente es miembro de la Junta de 350.org y del Global Greengrants Fund, además de embajador del Southern African Faith Communities Environmental Institute (SAFCEI). En el marco del XVIII Congreso de Fundraising de la Asociación Española de Fundraising tuvimos la oportunidad de entrevistarle y conocer más sobre su iniciativa.
¿Qué es Africans Rising y cómo surge la idea?
Es un movimiento de personas y de formaciones unidas trabajando por la paz, la justica, y la dignidad en el continente africano. También es luchar por la libertad, la integración social, política y económica, y en contra de la pobreza y los malos gobiernos. Muchas de las barreras nacionales a las que nos enfrentamos sólo tienen cabida en una mentalidad colonial.
La idea de unir a la gente en África para combatir la corrupción, la violación de los derechos humanos, o el cambio climático, viene hace mucho tiempo atrás y es compartida por muchos pueblos. África es un continente rico y bello, lleno de posibilidades.
¿Qué acciones hay que emprender para alcanzar las metas que propones?
Africans Rising es un movimiento social, y por ello, tratamos de llegar a los ciudadanos africanos de todos los países, a las ONGs, a las organizaciones religiosas, y las altas esferas del Gobierno. Reconocemos que la única oportunidad que tenemos de conseguir paz, justicia y dignidad es uniendo a todas las partes. También hacemos un llamamiento a la diáspora africana, independientemente de su religión, ideología política y su residencia, porque ellos también son africanos y deben formar parte de este movimiento.
Nuestro gran reto es crear impacto, y ya hemos realizado cosas para ello. Dos mil voluntarios, socios, simpatizantes y amigos organizados están participando en unas 300 acciones y eventos en 42 países del continente africano. Las redes y los medios también son un apoyo importante; por lo menos 200, tanto locales y regionales como nacionales e internacionales, hicieron eco del Día de la Liberación Africana (25 de mayo) y el movimiento panafricano Africans Rising.
Creo además que es muy importante que la gente joven participe en esto y lidere las acciones, porque ellos son el futuro, y si no actuamos hoy, no habrá un buen mañana. Necesitamos gente con una visión fresca, una mente abierta e ideas nuevas y ‘locas’. Abolir la esclavitud y el colonialismo también fue en su momento una locura. Si prestas atención a quienes están dirigiendo los países africanos, te das cuenta de que la mayoría son personas mayores, con ideas antiguas. Necesitamos líderes jóvenes y activistas que hagan real la paz, la justicia, la dignidad, y que promuevan la unidad en todos los pueblos africanos.
¿Puede el fundraising ayudar a solucionar problemas a escala internacional?
El fundrasing no es tan solo un acto de conseguir dinero, es importante para organizar cosas, pero también conseguir apoyos para tu causa y lo que estás tratando de hacer. No obstante, aunque dispongamos de voluntarios, la mayoría de movimientos necesitamos sustentos económicos para poder llevar a cabo determinadas y acciones y tener un mayor alcance. De hecho, Africans Rising ha iniciado una campaña para conseguir que un millón de personas contribuyan al movimiento aportando un dólar al mes, y si lo consiguiésemos, tendríamos dinero más que de sobra para hacer todo lo que nos gustaría.
¿Qué estrategias de comunicación son necesarias para conseguir que la gente quiera involucrarse en movimientos y causas sociales?
La comunicación es fundamental para que cualquier movimiento u organización consiga éxito, y además puede ser sorprendente. Un claro ejemplo es Donald Trump, que consigue llegar a muchas personas a pesar de sus comentarios sexistas, homófobos, o xenófobos porque su mensaje es simple, penetrante, y pasional.
La comunicación posee un gran poder, ya que cuando el gobierno quiere controlarnos, una de las armas más peligrosas es su influencia sobre los medios, cuando se manipulan los mensajes. Respecto a la comunicación desde las ONGs y movimientos, lo primero es saber qué vas a decir y cómo lo vas a decir, tener claro que no estás hablando para ti mismo. Tienes que contactar con el mayor número posible de personas y hacerles sentir dentro del discurso.
Durante el XVII Congreso de Fundraising de la AEFR has hablado del concepto ‘affluenza’, ¿a qué se refiere?
Creo firmemente que el principal reto que tenemos hoy en día en el mundo es superar una enfermedad a la que llamo ‘affluenza’, que consiste en que, en relación a las posesiones materiales, nunca es suficiente.
La gente piensa que la felicidad y su identidad están conectadas con lo que tienen y en lo que invierten su dinero. Para mí, es muy triste que haya dos personas viviendo en casa de seis habitaciones y que no se conformen con ello. Sólo tenemos un mundo y los recursos son limitados; y si la gente sigue por esa línea, necesitaremos al menos ocho planetas para poder sostenerlo todo.
Hay que atender también a los modelos de negocio y pensar cómo reducir el cambio climático y la huella ecológica. Sus actividades ahora están dirigidas al ‘más, más, más’ (más productividad, más marketing, más beneficios…). Deben reconocer que son una gran parte del problema, conductores de la desigualdad y de la contaminación. No estamos hablando de salvar el planeta, sino de proteger a la humanidad.
Muchas empresas están orientando su comunicación y modelo de negocio hacia la RSE, ¿consideras que se está produciendo un cambio cultural?
Creo que es algo que les beneficia y que necesitan. Si las empresas pretenden crecer y mantenerse a largo plazo, tienen que prestar atención a lo que está ocurriendo en el mundo. Por su propio interés, tienen que desempeñar acciones a favor del medioambiente, porque si no lo hacen, dejarán de existir en un futuro.
Creo que pocas empresas entienden lo que significa realmente la RSE aunque la incluyan y firmen acuerdos. Los directores de las empresas y los Gobiernos tienen más capacidad para combatir la crisis climática. Las compañías tienen la opción de pensar ‘como niños, como padres, y como abuelos’, y si lo hacen, irán en el buen camino para hacer los cambios que necesitamos en un tiempo menor, a favor del planeta y la humanidad.