En México, uno de los sectores clave para el desarrollo económico que ha sido altamente castigado es el sector forestal; y es que existe la creencia histórica de que estas actividades están peleadas con la conservación, sin embargo no es así.
El aprovechamiento responsable del capital natural es una de las formas idóneas de vinculación entre la economía y la conservación, ya que nos permite asegurar el manejo sostenible de los recursos, preservando los ecosistemas y a su vez, impulsa el desarrollo y una economía más verde.
Las empresas forestales juegan un papel muy importante en el desarrollo sostenible ya que su trabajo no es exclusivamente la producción. Cada elemento es esencial, desde el manejo de los recursos de los productores, la relación con gobierno, líderes ejidales, sociedad civil, distribuidores, comercialización e incluso el consumidor final. Todo es una cadena y cada eslabón es fundamental si queremos diseñar una economía más sana con un enfoque restaurativo y de conservación.
Las empresas forestales ayudan a que los bosques y selvas, así como los bienes y servicios que éstas proporcionan a los seres humanos, se conviertan en una fuente de riqueza y crecimiento económico que permite generar empleos e impulsar el desarrollo en zonas en donde las alternativas laborales son muy restringidas.
Sin embargo, las empresas y emprendedores forestales se enfrentan a diversos problemas que frenan su potencial: la sobrerregulación del sector forestal mexicano, las pesadas cargas fiscales, la falta de servicios e infraestructura económica y empresarial, así como la falta de formación de los técnicos, propietarios y trabajadores, lo cual limita la innovación y el emprendimiento en el sector.
Tras un estudio que realizó el Programa Forestal del Banco Mundial y otros aliados (Profor), se encontró que alrededor del 13% de los ingresos de las empresas forestales es invertido en infraestructura y en proyectos dentro de las comunidades, además, estas empresas generan una fuente de empleo sólida para la población local; es por esta razón que el desarrollar las competencias empresariales de los productores forestales debe ser una meta cumplida a corto plazo si queremos impulsar la economía.
A través de la capacitación y creación de oportunidades empresariales, el sector forestal se verá favorecido en la atracción de talento e inversión necesarios para manejar de manera innovadora y sustentable el capital natural de nuestro país.
Las empresas de la iniciativa privada pueden ser un elemento determinante en la consolidación de los mercados forestales de nuestro país. Sus inversiones y operaciones en el territorio deben ser responsables, es decir, mediante un consumo de bienes y servicios forestales provenientes de empresas mexicanas con certificación de cadena de custodia y de manejo forestal, se logra un ciclo de consumo que permite la generación de recursos económicos para las comunidades así como la recuperación de terrenos deforestados y la conservación de los ecosistemas, devolviéndoles su biodiversidad y por lo tanto su funcionalidad ecológica.
El pago por un producto certificado equivale en cierta forma a un pago por servicios ambientales, ya que implica que quien paga internaliza los costos de conservar la biodiversidad. Al mismo tiempo, los productores certificados internalizan los beneficios de mantener con buena salud su entorno. Además, los productos forestales certificados otorgan beneficios que son resultado del manejo forestal a comunidades vecinas, y empoderan a los consumidores que optan por sumarse a luchar contra el crimen organizado, a la pobreza y al uso desmedido de los recursos naturales.
Otra forma de colaborar es a través del desarrollo de proveedores para que éstos sean más sustentables. Es necesario promover políticas de compras sustentables que ayuden a reforzar las cadenas de valor, aportando al desarrollo económico y social de las comunidades forestales y abonando a la conservación de la biodiversidad de la región.
En Reforestamos consideramos que las inversiones y operaciones responsables de las empresas de la iniciativa privada sobre los bosques y selvas son fundamentales para el desarrollo sostenible de nuestro país.
Estamos convencidos de que, si se vincula la oferta de productos y servicios de empresas forestales que pertenecen a comunidades mexicanas, con la demanda de éstos dentro de la iniciativa privada y consumidores finales, los recursos naturales que corresponden a estas comunidades se convierten en motores de desarrollo económico de la región, generando incentivos a largo plazo para la conservación de la biodiversidad además de que aportará recursos para su defensa y cuidado.