Al año, son 1,300 millones de toneladas de alimentos que se pierden al año, lo que equivale a un tercio de la producción total global, o a seis camiones de basura llenos de alimentos por segundo. A esto se la llama Pérdida y Desperdicio de Alimentos (PDA).
América Latina es responsable de al menos el 6% de las pérdidas y desperdicios citados. Sobre el caso mexicano, se calcula que el 35% de los alimentos que se producen anualmente se pierden o desperdician, lo que representa alrededor de 31 millones de toneladas. Económicamente, este nivel de PDA en México equivale a 25 mil millones de dólares o al 2.5% del PIB.
Ante este panorama, Carolina Pérez Guzmán, directora de economía circular en Kolibri, señaló que “estas pérdidas son significativas, e implican no solo el desperdicio de los alimentos, sino también todos los recursos necesarios para la producción y distribución de los mismos, entre ellos materiales vírgenes, suelo, mano de obra, agua, energía, entre otros. Por lo que creemos que es necesario abordar esta problemática desde soluciones en cada una de las etapas de la cadena de valor.”
Según el libro digital “Alimentos, oportunidades y desafíos en la cadena de valor” de Kolibri, se pierde el 14% de los alimentos a nivel mundial en la etapa posterior a la cosecha hasta la venta al por menor, es decir, luego de ser exportadas pero antes de venderse al público; sin embargo, cuando los alimentos pasan a la venta al por menor y por consiguiente al consumo, un 17% de la comida, se desperdicia, sobre todo en los hogares, que ocurre en un 61%.
¿Por qué se desechan estos alimentos?, una de las principales razones es por estética. En diversas ocasiones, estos alimentos que parecen estar en mal estado aún preservan cualidades nutricionales para la alimentación, pero no son atractivos a la vista. En pocas palabra: bello por dentro, feo por fuera.
En la región mexicana, el 72% del desperdicio y pérdida ocurre antes de que los alimentos lleguen al hogar. Alrededor de 20 millones de toneladas de residuos alimentarios se generan en la cadena de suministro y los otros 11 millones de toneladas se producen en los hogares.
Kolibri destaca que específicamente las PDA a nivel mundial son responsables de alrededor del 10% de las emisiones de dióxido de carbono, el 6% de la extracción total de agua y el 30% del uso de tierras agrícolas. En México, la producción agrícola de alimentos consume el 70% de los recursos hídricos y es responsable del 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo el segundo sector que más genera en el país.
¿Qué oportunidades existen para ser más eficientes con el uso de estos recursos alimentarios? En su análisis, Kolibri enfatiza acciones que pueden ayudar a prevenir y desviar el desperdicio como: la jerarquía para la recuperación de alimentos, que incluye opciones para reducir el volumen de alimento descartado en cada etapa de la cadena o el zero waste to landfill, que plantea un modelo en el que las producciones de alimentos contemplan su ciclo de vida completo para generar menos residuos y menos desperdicios.
¿Existiran oportunidades para ser más eficientes con el uso de estos recursos alimentarios? Kolibri, en el análisis de su libro, enfatiza acciones que pueden ayudar a prevenir y desviar el desperdicio como: la jerarquía para la recuperación de alimentos, que incluye opciones para reducir el volumen de alimento descartado en cada etapa de la cadena o el “zero waste to landfill” (cero residuos al vertedero), que plantea un modelo en el que las producciones de alimentos contemplan su ciclo de vida completo para generar menos residuos y menos desperdicios.
La consultora ha resaltado que abordar este desafío requiere de un enfoque sistémico con estrategias que identifiquen los puntos críticos de las pérdidas y desperdicios de alimentos, desafíos claves, cuáles son sus causas en cada etapa de la cadena de valor para diseñar posibles soluciones.
“Es importante que todos tomemos conciencia sobre esta temática, el Día de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos es una excelente oportunidad para informarnos y comenzar a reducir nuestro impacto negativo en la cadena alimentaria. En Kolibri apoyamos a las organizaciones a desarrollar estrategias que les permitan valorizar sus recursos y hacer un uso eficiente de ellos“ concluye Pérez Guzmán.
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