Un kilo de ayuda, la organización mexicana con más de 37 años de trayectoria, continúa trabajando incansablemente para garantizar el desarrollo integral de la niñez en México. En una reciente entrevista, Paulina Garza, Directora de Desarrollo Institucional de la organización, compartió detalles sobre su misión, su evolución y sus proyectos clave.
Fundada originalmente tras el sismo de 1985, Un kilo de ayuda comenzó como una iniciativa de asistencia alimentaria. Desde entonces, ha evolucionado hacia una organización que promueve el desarrollo infantil temprano, centrando sus esfuerzos en la nutrición, la salud, y la educación de niños menores de cinco años y mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad.
Transformación y modelos integrales
Con un enfoque integral en el desarrollo cognitivo, físico y socioemocional de los niños, Un kilo de ayuda trabaja en colaboración con diversas instituciones para combatir la desnutrición y mejorar la calidad de vida de más de 23,000 niños en diversas regiones de México. A través de programas como Quaker Crece, en alianza con PepsiCo México y la Fundación PepsiCo, la organización ha logrado reducir la desnutrición leve y moderada en más de 11,000 infantes.
El 90% de nuestro cerebro se desarrolla en la primera infancia, si nosotros crecemos con desnutrición esto reduce las posibilidades de tener nuestras capacidades cognitivas en su máximo potencial.
“Creemos firmemente que cuando se interviene en los primeros años de vida, se abren nuevas oportunidades para el desarrollo pleno de los niños”, comentó Garza. “A través de la nutrición adecuada, la crianza positiva y el monitoreo constante del desarrollo infantil, podemos transformar el futuro de las nuevas generaciones”.
Impacto social y alianzas estratégicas
Uno de los proyectos más destacados de Un kilo de ayuda es el programa Quaker Crece, que busca mejorar el bienestar nutricional de niños en situaciones de desnutrición. Esta alianza ha demostrado ser un modelo efectivo, ya que más del 90% de los niños participantes en el programa superan la desnutrición moderada y leve.
Garza destacó la importancia de las alianzas estratégicas para abordar los problemas sociales. “Las empresas tienen una responsabilidad crucial en la transformación social, y la colaboración entre la sociedad civil y el sector empresarial es clave para generar cambios sostenibles”, expresó.
Retos y perspectivas para el futuro
A pesar de los avances, la organización enfrenta retos significativos, como la necesidad de ampliar su cobertura y continuar mejorando sus programas de intervención. Garza señaló que la organización está en un proceso de reingeniería para incorporar nuevos servicios de salud y mejorar los indicadores de desnutrición infantil.
“Es fundamental seguir innovando, creciendo y trabajando en equipo para garantizar que más niños tengan acceso a las oportunidades que necesitan para desarrollar su máximo potencial”, afirmó Garza.
Cómo apoyar
Un kilo de ayuda invita a la sociedad a sumarse a sus iniciativas a través de donaciones directas, compras de productos en colaboración con Quaker, y participando en sus programas de voluntariado. Además, la organización ha lanzado la campaña Pon tu granito de avena, que permite a los ciudadanos contribuir directamente al bienestar nutricional de los niños a través de aportes financieros y la compra de productos Quaker.
“Cada acción cuenta, y juntos podemos lograr que los niños de hoy tengan un futuro lleno de oportunidades”, concluyó Garza.
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