El Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI) de la institución colegial mexicana Liceo del Valle, fue fundado en el 2013 como un espacio donde convergen el arte, la cultura, la ciencia y la tecnología, para apoyar expandir el horizonte cultural de los niños y adolescentes, padres de familia y profesores.
El CRAI cuenta con distintos espacios como salas de lectura, salas de profesores, sala de juntas, salón de usos múltiples, galerías, salones para clases de música y un maker space con equipos de cómputo. Además, cuenta con acceso a bibliotecas y bases de datos alrededor del mundo.
“Las artes y la cultura ayudan a sensibilizar, a compartir lo poco o mucho que tenemos con la gente que necesita”, subraya Fernando Fernández, director del CRAI Liceo del Valle.
Por ello, el CRAI ofrece un sinnúmero de actividades adicionales a las clásicas materias de matemática, español e inglés y deportes como el fútbol o basquetbol, de tal manera que los alumnos puedan escoger talleres de música, ajedrez, pintura, escultura,
“La idea es que el Liceo sea para todos, no solamente para los futboleros o basquetboleros, que los niños tengan opciones de escoger qué más hacer, entonces eso es el CRAI”, subraya.
Por ejemplo, refiere que tienen talleres de literatura a cargo de un profesor español, así como tienen una “Marching Band” conformada por los estudiantes, en el CRAI aprenden a tocar diferentes instrumentos.
También tienen talleres de robótica para liberar la creatividad de los niños y adolescentes.
En el campo de la responsabilidad social, los alumnos en el CRAI guiados por sus profesores desarrollan proyectos de innovación para cuidar el medio ambiente, como el “basurero inteligente” que selecciona los desperdicios y los coloca en sus contenedores de vidrio, plástico, etc.
“En el CRAI tratamos que nuestros alumnos tengan esa conciencia de respeto a la naturaleza”, subraya Fernández.
También trabajan con organizaciones sociales para llevar ayuda a los niños y niñas en estado de vulnerabilidad que viven cerca del CRAI, llevando cursos de catecismo, clases de guitarra, obras de teatro, para evitar que caigan en el pandillaje.
“El CRAI apoya este tipo de instituciones, hemos presentado obras de teatro en las fechas típicas de diciembre y el Día del Niño, llevamos piñatas, regalos, juegos, donde nuestros alumnos comparten su tiempo y lo que tienen con niños y niñas que no podrían tener este tipo de oportunidades”, explica.
“Queremos que nuestros alumnos vean en la música y en el arte esa parte que los pueda ayudar a potencializarse, a que sean más sensibles y puedan afrontar el día a día”, puntualiza.
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