¿Cuál es la situación actual de la RSE en México?
Jorge Villalobos: Afortunadamente, la RSE en México está siendo adoptada por cada vez más empresas en su estrategia de negocio. El último año, 575 empresas alcanzaron el Distintivo ESR de Empresa Socialmente Responsable y para 2012, calculamos que se podría llegar a las 700 empresas.
De comenzar con una visión teórica, conceptual, la RSE se ha convertido en una realidad de las empresas, acompañada de la necesidad de construir alianzas entre Gobierno, empresa y sociedad civil.
Mercedes Aragonés: Desde hace unos 13 o 14 años, el tema de la RSE ha tomado un lugar muy importante dentro de lo que es el desarrollo de la filosofía empresarial. Y digo ‘filosofía’ porque, en mi opinión, la RSE tiene que formar parte de la manera de actuar de la compañía. Es decir, debe ubicarse dentro del propio corazón de la organización, para que el proyecto realmente funcione.
A día de hoy, ya se han cumplido 12 años desde que un grupo de empresas decidió poner de manifiesto aquello que ya venían haciendo. Estoy hablando de las primeras organizaciones que fueron reconocidas por el Cemefi. En la actualidad, hemos crecido hasta sumar un total de más de 200 miembros.
¿Cómo ha ido creciendo Cemefi en paralelo a la RSE?
J.V: En Cemefi comenzamos pensando en la importancia que tiene el fortalecimiento del sector de organizaciones de la sociedad civil. Nos dimos cuenta de que la empresa tiene un rol importante en las alianzas con estas organizaciones. Las alianzas entre Gobierno y empresas siempre han existido. Lo que resulta novedoso son las alianzas entre Gobierno y sociedad civil, y entre empresa y sociedad civil. Actualmente, es una realidad que el sector empresarial y los liderazgos más importantes están convencidos de que la empresa tiene que ir más allá de las obligaciones tradicionales de crear empleo y pagar impuestos.
¿Qué balance hacen de la Responsabilidad Social Empresarial en Latinoamérica?
J.V: Debo decir que a lo largo de los últimos diez años, América Latina ha sido un crisol de compromiso, reflexión y experimentación de la RSE. Desde el contexto latinoamericano, se ha logrado elaborar un cuerpo conceptual que sustenta esta nueva visión de negocios y hace viables sus prácticas. Es importante mencionar que en el continente latinoamericano operan compañías transnacionales cuyas matrices están en los Estados Unidos, Canadá y diversos países europeos. Han sido las matrices de algunas de estas compañías las que han impulsado el cumplimiento de estándares de RSE entre sus filiales y subsidiarias en los países en los que operan. Sin duda, esta decisión adoptada por importantes empresas globales ha ayudado a expandir estas nuevas prácticas empresariales.
M.A: En mi opinión, contamos con una red muy importante, con el Fórum Empresa, formado por los países latinoamericanos. Cada uno de ellos ha ido evolucionando a su vez y a un ritmo diferente. De esta manera, cada uno ha ido desarrollando su propio modelo de RSE, por separado, aunque estemos unidos, a la vez, por un mismo propósito. Perú, por ejemplo, tiene exactamente el mismo modelo que nosotros para calificar a las empresas y Perú 2021 dispone de un convenio con Cemefi para llevarlo a cabo, de la misma manera que Uruguay.
Según el Informe Corresponsables México 2012, todavía existe un predominio de la RSE orientada a la filantropía y a acciones ambientales. ¿Qué pasos se pueden tomar para que se convierta en un factor estratégico de las organizaciones? ¿Está sensibilizada la alta dirección sobre estos temas?
J.V: Voy a referirme a la experiencia que hemos tenido en México. Las empresas que han decidido incorporar la RSE en su gestión de negocios saben perfectamente que la inversión social en beneficio de comunidades o personas es sólo una parte de la Responsabilidad Social y tal vez ni siquiera, en algunos casos, la más importante. Y lo saben porque de los más de 140 indicadores que miden la RSE, menos de un 10% se refieren a las acciones de donación o inversión social.
Sin embargo, es cierto que todavía prevalece, a nivel del público en general, la percepción de que una empresa socialmente responsable es la que hace donativos a favor de grupos desfavorecidos de la sociedad.
Afortunadamente, al menos las empresas con las que hemos trabajado directa o indirectamente en los últimos 14 años han demostrado entender la RSE como parte central de la vida de sus negocios y como algo integral que va más allá de un asunto de buena voluntad o de influencia reputacional. Por ello es claro que tenemos el reto de hacer ver que las empresas comprometidas con la Responsabilidad Social, además de donativos o inversión social en las comunidades, hacen muchas cosas más: cuidan el medio ambiente, consideran las expectativas de los grupos de interés y, en general, se sitúan en un proceso de mejora continua para el bien de todos, lo que beneficia, incluso, a la misma empresa.
¿Cómo se puede involucrar más a las pymes en el proceso
de la RSE?
J.V: En México, el 90% o más son micro y pequeñas empresas, muchas familiares. Si reconocemos que una empresa socialmente responsable posee un valor agregado y la RSE no supone para ella un costo, tendríamos que decir en congruencia que sería un bien también para la pyme.
Sin embargo, las prácticas de Responsabilidad Social comienzan una vez que se han cumplido las obligaciones legales y muchas pymes se ven en la encrucijada de que no pueden cumplir con la legalidad establecida particularmente en muchos países, en lo que concierne a obligaciones laborales. Probablemente haya muchas causas, entre ellas la ley, pero también se produce porque las reglas fundamentales para contratar a una pyme como proveedora se cimientan en dos criterios: mejor precio y mayor calidad. Si nada más se manejan esas dos variables, las pymes que quieren ser contratadas y, sabiendo que el componente principal del precio de un producto es el costo de la mano de obra, van a tener difícil ir más allá de la ley. Por ello, hay que incidir en toda la cadena de producción.
Si queremos realmente influir en la sociedad con la nueva estrategia de negocios que es la Responsabilidad Social, tendríamos que revisar nuestros criterios de contratación de proveedores porque es lo que nos vincula con la mayor parte de las empresas. Recientemente, he escuchado una conferencia en la que nos decían que prácticamente todos somos clientes o proveedores. Las grandes empresas dependen de muchos, son clientes de muchos proveedores. Tu actitud como cliente también influye en la RSE.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el Centro Mexicano para la Filantropía?
M.A: Los primeros retos que se nos plantean se concretan en la cifra de empresas que son socialmente responsables. Teniendo en cuenta que hemos superado las 700 y que el número de empresas en México es superior a 800 mil, se hace evidente, nuevamente, que tenemos un rezago importante. Aunque las actuales empresas socialmente responsables representen casi un tercio del producto interior bruto del país, ello no representa cómo es la empresa en México: pequeñas y mediana compañías, en su gran mayoría.
Contamos con más de 150 pymes dentro del grupo de empresas socialmente responsables en México, atraídas como cadena de valor por las grandes organizaciones, debido a que son sus proveedores.
De todos modos, el gran reto que nos depara el futuro es conseguir que cada vez más empresas se sumen al movimiento de la RSE en México. Para ello, hemos decidido realizar algún cambio. Por ejemplo, el centralismo que hemos vivido hasta ahora no puede seguir adelante. En esta línea, hemos establecido aliados regionales que nos ayuden y nos apoyen en la difusión de la RSE a nivel local y a aplicar exactamente una misma sistemática de defina los procesos, implicando unos mismos cuestionarios y unas mismas pruebas para llegar a operar como lo que podría ser una franquicia, coherente con lo que se lleva a cabo entre el Cemefi y Aliarse.
¿Cuáles son los principales desafíos de la RSE en el país?
J.V: Hoy día, la lucha por la educación ciudadana. Se habla mucho de la empresa como educadora de cultura, de disciplina para el trabajo, la productividad y la competitividad. Creo que si la empresa asume en serio la educación para la ciudadanía responsable, puede suponer un cambio importante para la sociedad. Si construimos entre todos alianzas, podría darse un cambio idóneo.
M.A: La responsabilidad del empresario no se deba limitar, ni puede ya limitarse, solamente al ámbito empresarial en el que opera. Éste debe ser muy consciente de su capacidad para realizar grandes cambios en la sociedad, que pueden llegar a ser notables e importantísimos para todos si se actúa correctamente. Es el empresario quien proporciona trabajo a la comunidad, quien contrata personal, paga impuestos y forma al equipo dentro de su propia empresa. En su conjunto, estas acciones pueden llegar a suponer un cambio importantísimo si están bien gestionadas, si implican el fomento de valores, tienen en cuenta la integridad del ser humano y son trasladadas apropiadamente a la comunidad en la que está ubicada la organización o a la que necesite su apoyo.