1.- ¿Por qué es tan importante conmemorar un día como el Día de las Poblaciones Indígenas?
Un día al año, evidentemente, no es suficiente para luchar por las poblaciones indígenas y sus derechos, pero el hecho de que haya un Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, establecido por la ONU en 1994 ha ayudado a que, en estos últimos 22 años, la sociedad tenga más conocimiento y conciencia de la realidad en la que se encuentran estas personas, que según las últimas estimaciones son aproximadamente unos 400 millones de personas repartidos por más de 70 países de todo el mundo y que hablan más de 5.000 lenguas (el 75% de los idiomas conocidos). Los pueblos indígenas han contribuido de manera muy especial a la historia de la humanidad y sabemos que en ellos también forman parte de nuestro presente y nuestro futuro como familia humana.
2.- Manos Unidas ha trabajado en 155 proyectos en América Latina en los últimos seis años. ¿Cuántos proyectos trabajan en la actualidad? ¿Qué inversión destinan? ¿Cuántas personas están siendo beneficiadas?
En Manos Unidas, este año y directamente relacionados con poblaciones indígenas tenemos activos 18 proyectos en América Latina. El importe total de estos 18 proyectos asciende a 1.436.422,06 Euros, y se beneficia a cientos de miles de personas de Colombia, México, Guatemala, Ecuador, Perú, Panamá, Honduras y Bolivia.
Estas cifras sólo se refieren a aquellos proyectos que en su formulación o planteamiento lleva recogida en algún lugar, la palabra “indígena”. Pero otros muchos proyectos están beneficiando de manera directa o indirecta a poblaciones indígenas y sus territorios, aunque esa palabra no esté reflejada en las formulaciones de los proyectos.
3.- ¿Cuál es la realidad de las etnias con las que trabajan en América Latina? ¿A qué desafíos deben apoyarles a hacer frente?
Estas personas necesitan fortalecerse, organizarse y así defender mejor sus derechos para poder tener sistemas propios de vida y desarrollo. Esta defensa lleva aparejada un proceso de justicia y armonía en las regiones donde se encuentran. Para Manos Unidas lo principal es lograr que se respete la autonomía indígena, el desarrollo integral sostenible, el fortalecimiento de la cultura propia y todo ello siempre desde la interculturalidad.
4.- Mencionan que los grandes proyectos económicos son uno de estos. Muchos de nuestros lectores son responsables del área de Sostenibilidad de la Empresa o RSE, ¿qué mensaje les lanzaría para tratar este asunto?
El modo más recomendable de realizar proyectos económicos en estas zonas es tomar decisiones integrales, que impidan que los gobiernos y los políticos actúen de manera unívoca favoreciendo las inversiones económicas (siendo las más controvertidas las actividades extractivas) sin tener en cuenta a las personas que habitan esas tierras y sin calcular las consecuencias humanas y medioambientales que esos proyectos van a tener. Por supuesto estos proyectos deben de pasar por priorizar el valor de las personas por encima únicamente de los beneficios y respetar a los pueblos indígenas por su dignidad innata y sus derechos humanos reconocidos y recogidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DDPI).
Dicho todo esto, pensamos que las empresas y las inversiones económicas no son siempre negativas, en muchas ocasiones favorecen el desarrollo. Desde Manos Unidas confiamos en que desde las empresas se planifiquen sus proyectos de inversión teniendo presentes las implicaciones humanas y medioambientales, que se proteja a las personas, que se las tenga en cuenta, que tengan prioridad. En Manos Unidas celebramos todas aquellas iniciativas económicas que no solo se limiten a respetar las leyes y tratados internacionales, sino que realicen aportaciones y esfuerzos para mejorar la sociedad y el medioambiente. Creemos que el ejemplo de una empresa o multinacional que haga las cosas bien siempre es un acicate para que todas las demás se planteen seguir esa misma línea. Y lógicamente desde el sector social y del desarrollo como es nuestro caso y desde una organización como Manos Unidas es nuestro deber destacar los caminos a seguir y no dejar de advertir de las consecuencias de una actividad que no tenga en cuenta al ser humano, especialmente a los más vulnerables.
5.- ¿Nos puede contar algún caso de los proyectos que desarrollan en México?
Uno de los ejemplos que podemos destacar es nuestro trabajo y el proyecto “Desarrollo integral de comunidades indígenas” con nuestro socio local CEDIAC (Centro de Derechos Indígenas, Asociación Civil), que trabajan en los municipios mexicanos de Chilón y Sitalá y con algunas de las comunidades de los municipios limítrofes de Ocosingo, Palenque, Yajalón, Pantelhó y Simojovel. Estamos hablando de la zona Norte de Chiapas. En el sureste mexicano, es considerado como la región con mayor biodiversidad en el país, debido a que cuenta con una gran variedad y abundancia de flora y fauna. Sin embargo, sufre enormes retrasos en sanidad, educación y servicios. Este estado ocupa el segundo lugar de desnutrición en el país, después de Guerrero y es el estado con mayor incidencia de pobreza alimentaria.
El proyecto que se está desarrollando en 25 comunidades (la mayoría de ellas del municipio de Chilón y algunas de los municipios de Pantelhó y Yajalón), y trabaja para consolidar la vivienda saludable como espacio educativo alternativo, intercultural y con perspectiva de género que permita desarrollar competencias en las mujeres que fortalezcan la defensa del territorio desde la buena vida (lequil cuxlejalil). El proyecto pretende atender la problemática desde la atención a las necesidades prioritarias de las comunidades con la construcción de las ecotecnias (fogón ahorrador de leña, letrina abonera seca y filtro de agua) y los sistemas de captación de agua a través de distintas alternativas viables (cisternas, tinacos, almacenamiento en tanque). Pero también desde la formación que brindan a las mujeres y a sus familias herramientas teórico-prácticas sustentables, que les permitan crear y consolidar estrategias de mejora en su calidad de vida a corto, medio y largo plazo.
Este proyecto está beneficiando a unas 56.000 personas. Se trata de familias indígenas, de la etnia lingüística tseltal-maya, que tienen una media de 7 hijos por familia. Estas familias viven en graves condiciones de pobreza y carencia de oportunidades. La mayoría se dedican a la agricultura de autoconsumo, y no reciben ningún ingreso de esta actividad principal; los pocos que realizan alguna otra actividad remunerada reciben un salario demasiado bajo para subsistir. El hecho de que la economía familiar tenga su pilar mayor en los apoyos gubernamentales (el 48% del ingreso familiar proviene de programas asistenciales de “combate a la pobreza”) muestra la gran vulnerabilidad en la que se encuentran las familias, al no tener fortalecida una economía propia que les garantice la sostenibilidad necesaria para mantenerse en caso de no contar con tales subsidios.
Nos gusta destacar este proyecto porque muchas veces se habla de otras etnias pero no tantas de la etnia tzeltal maya y son poblaciones con menores oportunidades en todos los ámbitos. Tienen un 1,7% menos de supervivencia infantil, un 15,4% de niveles de educación y un 17,1% menos de ingresos que el resto de la población que se asienta en la misma zona. El riesgo de mortalidad materna en esta región es entre 2 y 3 veces mayor que en el resto de las mujeres. Y es precisamente con las mujeres con quienes más trabajamos porque se enfrentan a su triple condición de marginación por ser mujeres, indígenas y pobres. Son ellas las que finalmente toman posiciones de colaboración con el gobierno o de resistencia, ya que algunos buscan el “vivir mejor” y otros el “buen vivir”, lo que implica no sólo diferencias semánticas sino concepciones y modos de proceder diferentes. El trabajo que realizamos desde Manos Unidas con CEDIAC tiene en la interculturalidad su línea estratégica, presente y prioritaria en su caminar junto al pueblo tzeltal.