¿Qué entiende la Red Puentes Internacional por RSE?
Durante casi diez años de trabajo en Red, comprobamos logros, avances y desafíos en la construcción y promoción de una visión desde la sociedad civil sobre el significado de la Responsabilidad Social como una forma de gestión de las organizaciones alejada de los discursos vacíos, presente en la totalidad de sus decisiones y acciones, e íntimamente ligada a una actitud ética, solidaria, frente al resto de la sociedad, frente a nuestro entorno, frente a la vida.
¿Cómo están sobrellevando la coyuntura de recesión actual?
La crisis de financiamiento que aqueja a todo el sector de la sociedad civil también está presente en nuestra organización. La búsqueda de mecanismos que aseguren la sustentabilidad sin comprometer la credibilidad y legitimidad de la red se encuentra entre las prioridades inmediatas. No obstante, las redes nacionales continúan activas en el tema.
¿Cómo se ve desde el punto de vista de las organizaciones de la sociedad civil el avance de la RSE en los últimos años?
El avance hacia la Sustentabilidad requiere de cambios fundamentales en el sistema, que propicien la transformación social y redefinan el rol de las empresas en la sociedad. Latinoamérica sigue caracterizada por extremos en la distribución de la riqueza, índices decrecientes de bienestar social y un medio ambiente en constante deterioro, lo que apunta a una pobre influencia de la Responsabilidad Social en el rumbo hacia la Sustentabilidad. Esto se explica, en parte, por la dificultad inherente al cambio de valores y reglas en el contrato social entre los sectores privado, Gobierno y sociedad civil, así como por el amplio periodo de tiempo que demandan esos cambios.
Existen, sin embargo elementos adicionales que frenan el avance de la RS y sus efectos transformadores, en la región. Entre los más significativos es posible mencionar una participación débil y fragmentada de los gobiernos en la promoción de la RS y en la instauración de leyes y políticas públicas que apalanquen su adopción; y un tercer sector (sociedad civil), con alta credibilidad entre la sociedad pero escaso, desunido y debilitado por las constantes crisis políticas y económicas de la región y la ausencia de mecanismos de financiamiento que asegure su viabilidad y autonomía.
¿Qué otros factores cree que frenan el avance de la RSE en la región?
La baja participación del sector laboral y los consumidores, producto del desconocimiento de la RS y la poca convicción en su poder de transformación. También, la captura del tema de la RS por organizaciones empresariales con fuerte apoyo financiero, quienes definen el rumbo con agendas unilaterales e interpretan el significado de la RS conforme a intereses particulares.
Existe, además, una adopción reactiva de prácticas de RS en las empresas, motivada por razones de imagen, acceso a mercados extranjeros o imposiciones de los corporativos, más que por la convicción de sus accionistas y directivos.
¿Cómo pueden superarse estos obstáculos?
La colaboración y el diálogo abierto entre los diversos actores ha demostrado ser un mecanismo valioso para superar algunos de los obstáculos mencionados, para la resolución de conflictos y en la concienciación sobre los beneficios que conlleva la adopción de la RS en su quehacer diario. Las alianzas y las articulaciones multisectoriales, establecidas con objetivos y reglas claras, se vislumbran como caminos factibles para viabilizar el avance hacia la Sustentabilidad.
¿Qué ámbitos de la RSE son los que han experimentado un mayor auge? ¿Cuáles necesitan un mayor impulso?
De los diferentes ámbitos de la RS, el involucramiento con la comunidad es el que ha tenido mayor auge dada su asimilación histórica con la filantropía. Sin duda, el que necesita mayor impulso es la gobernanza organizacional, la cual no se ha desarrollado ni siquiera de manera incipiente a pesar de ser el eje transversal a todas las materias fundamentales de la RS.
Uno de los grandes retos a nivel mundial de la RSE es precisamente que ésta llegue a la sociedad civil, ¿cuál es la situación actual de este tema en la región y sus principales retos y desafíos de futuro?
La RS en las OSC aun está en estado incipiente. Los principales retos están relacionados con el cambio cultural necesario para reconocerse como organizaciones privadas cuyas decisiones y actividades –aun teniendo una finalidad social- pueden generar impactos en la sociedad y el ambiente, y, por lo tanto, tienen responsabilidad sobre los mismos y al igual que las empresas se debe rendir cuentas por ello.
¿Cuál considera que es el grado de desarrollo de la RSE en el mundo empresarial? ¿Qué sectores económicos están más implicados y cómo convencer a los críticos o escépticos de la RSE?
Además de las materias fundamentales (gobernanza, derechos humanos, prácticas laborales, medio ambiente, prácticas justas de operación, temas de consumidores e involucramiento con la comunidad y el desarrollo), la RS involucra dos prácticas fundamentales que aún no están vigentes: la integración de la RS en toda la organización y el involucramiento con las partes interesadas junto a la incorporación de sus expectativas en la toma de decisiones.
Desde esta visión aun tenemos un amplio margen de mejora en el desarrollo de la RS en Latinoamérica en todos los sectores, y, sin un entendimiento claro de lo que involucra la RS, difícilmente opere el cambio. Es por ello que la Red Puentes Internacional ha centrado su estrategia 2011- 2014 en relación a la difusión y promoción de la norma ISO 26000.
¿Cuál es el papel del resto de grupos de interés en el desarrollo de la RSE?
Todos los stakeholders tenemos potencialidad de impacto: las redes de ONG, los gobiernos, las cámaras y otros colectivos empresariales, el mundo académico… El desafío es tomar conciencia de nuestra capacidad de impacto y encaminar acciones para ponerla en juego.
Por ejemplo, desde los gobiernos ya se han desarrollado en varios países iniciativas de compras públicas responsables o iniciativas sectoriales como las de los ministerios de trabajo que impulsan equidad de género o trabajo decente, pero no hay hasta el momento prácticas integradas que impulsen de manera sistemática la RS.
Lo mismo ocurre con el mundo académico, el cual si bien ha tenido un desarrollo diverso en las diferentes regiones, ciertamente ha tomado el tema de la RS y ha desarrollado programas, posgrados y hasta maestrías, pero en pocos casos ha logrado integrar la RS como una materia transversal en la formación académica.
En las ONG, tenemos una situación muy dispar: aquellas que representan al sector laboral lo ven con escepticismo y en algunos casos como una competencia, puesto que integra el eje central de su concepto de lucha. Si bien hay algunas iniciativas de integración de la RS en su dimensión de trabajo, son pocas a nivel gremial. Algo similar ocurre con las organizaciones de consumidores: no están viendo el potencial de la RS como un modelo de gestión que debe ser transparente y rendir cuenta de sus impactos en relación a sus stakeholders.
En relación a los medios, si bien ya hay secciones de RS en los periódicos y programas radiales o televisivos, son incipientes y aún teñidos de la histórica y equivoca visión filantrópica de la RS. Adicionalmente, los medios, como organizaciones empresariales que son, aún no ven la RS como un objetivo para sí mismos.
¿Qué países en los que está presente su asociación considera que están más avanzados en materia de RSE?
España, Chile, México y Argentina han tenido un desarrollo muy dinámico en RS en los últimos años. La agenda empresaria fue atravesada por el tema. Ha habido mucha influencia de las áreas de RS corporativas que incidieron en las operaciones locales a nivel de sus filiales y ha empezado a surgir una cierta conciencia también entre ciertos empresarios locales que forman parte de su cadena de valor, quienes adhieren y acompañan como producto del ejercicio de influencia de las empresas multinacionales.
¿Cómo visualiza el futuro de la RSE?
Con optimismo. La agenda de la Sustentabilidad está instalada y la RS como una herramienta para contribuir a su desarrollo ha sido reconocida como clave por el sector empresario. El desafío que aún tenemos por delante será integrar al resto de los stakeholders (ONG, Gobierno, Medios, Academia, etc.) para que no sólo miren como una responsabilidad exclusiva del sector empresario, sino que trabajen en su adopción y la integren en sus propias prácticas.