¿Desde cuándo existe Fundación Mitz?
Tenemos ya 10 años trabajando en diversas iniciativas con mujeres, aunque la fundación se constituyó legalmente en 2008.
¿Cuál es la misión de esta institución?
Básicamente lo que hacemos es generar empleos para mujeres de comunidades marginadas, a través de la transformación de desperdicios. Con ello no solamente ayudamos al planeta, sino también a niños de escasos recursos otorgando becas educativas. Todo inicia con enseñanza y formación. Les mostramos a las mujeres cómo transformar desperdicios industriales en productos que puedan vender. Afortunadamente tenemos relaciones comerciales con varias empresas, relaciones sólidas que hemos ido construyendo con el paso del tiempo. Estas empresas nos donan desperdicios industriales y nosotros capacitamos a mujeres para transformarlos y elaborar productos útiles para la vida diaria.
¿Qué tipo de productos elaboran y venden?
Les hemos enseñado a hacer diferentes artículos, desde joyería verde, carteras con técnicas tipo origami, productos con una técnica antigua náhuatl de doblado y tejido para transformar desperdicios, bolsas, porta pasaportes y billeteras, hasta backpacks y portafolios. Tenemos una amplia gama de productos. Generamos empleos a través de la transformación de desperdicios industriales. La utilidad de toda la venta, de todo lo que realizamos, lo donamos a becas educativas para niños de escasos recursos.
¿Qué tipo de productos reciben y de qué empresas?
Recibimos productos de Coca-Cola y Mars, por darte un ejemplo. Nos donan todo su film de temporadas pasadas, empaques de productos que no se vendieron o que salieron mal impresos o productos que ya sacaron del mercado. Todo esto genera una gran cantidad de basura industrial que en la mayoría de los casos iría a parar a un basurero. Mejor nos mandan esos artículos para su transformación. Hay otras empresas, como Natura, que nos donan sus catálogos de belleza, para su transformación, y empresas que nos donan film transparente, ya que muchos de nuestros productos tienen que ir con ese material como sellado para durabilidad. Hay muchas formas en las que pueden colaborar para darle un segundo uso a sus desechos industriales. Por otra parte, hay empresas que se suman donándonos coaching, enseñanza, capacitación y conocimiento empresarial. Mars y Coca-Cola mandan asociados, por temporadas y temas, tanto a capacitar a las mujeres de comunidades marginadas en ciertos temas, como para dar capacitación al equipo operativo de la institución.
¿En cuantas comunidades tienen operaciones y con cuantas mujeres trabajan?
En este momento estamos trabajando en cinco comunidades, dos están en el Distrito Federal (Bondojito, Mixcoac) y tres en el Estado de México (Chimalhuacán).
La historia de Chimalhuacán es muy interesante. Afortunadamente hemos encontrado la forma de trabajar con mujeres que anteriormente trabajaban como pepenadoras en un tiradero local. Les estamos enseñando cómo a través del trabajo con desperdicios industriales pueden mejorar su calidad de vida, desde su alimentación hasta su economía. Haciendo el trabajo creativo que les enseñamos pueden generar más ingresos para sus necesidades y las de sus familias. La demanda es tal en la comunidad de Chimalhuacán que pronto estaremos abriendo dos nuevas comunidades de aprendizaje y trabajo en esa ciudad.
¿Con qué frecuencia dan estas capacitaciones?
Tanto en enero como en septiembre capacitamos a 100 mujeres, para un total de 200 mujeres al año. Algunas de ellas se dan cuenta que sí son realmente artesanales y manuales, aprecian esta oportunidad y se quedan con Fundación Mitz. Es impactante ver cómo muchas de ellas se dan cuenta que a través de su trabajo pueden ser económicamente activas y mejorar su vida. Otras salen al mercado laboral gracias a lo que les enseñamos y son contratadas en diferentes lugares. También hemos tenido historias de éxito increíbles de mujeres luchonas que no se dan por vencidas y que quieren su propio negocio. Hemos hecho proyectos de coinversión con algunas mujeres para que abran negocios que van desde una pollerías, un negocio de venta de zapatos, una estética y una repostería, hasta una papelería nocturna. Hay una parte de mujeres a quienes capacitamos que encuentran en ellas el espíritu emprendedor y la voluntad de crear una empresa propia. Nosotros las impulsamos para que lo puedan hacer.
¿Cómo nace todo esto? ¿Qué fue lo que te inspiró?
El final de otra etapa fue el inicio de esta institución. Yo me dedicaba a la RSE a través de los modelos asistenciales durante 15 años. Haciendo esta labor asistencial me volví experta. Era buena en campañas de recaudación y sabía hacer mucho con lo que respecta a lo asistencial. Trabajando en esa área me di cuenta de que promoviendo ese tipo de asistencia en cierta forma haces un daño a la sociedad.
Yo trabaje muy de cerca con una escuela que se llama Casa de los Niños de Palo Solo durante 20 años. Fui su brazo financiero y me di cuenta que no solamente había niños que deseaban ser educados, sino cientos de madres que también deseaban tener una oportunidad en la vida. Me di cuenta que habilitándolas a ellas para ser económicamente productivas podía proyectar a la institución y a esas mujeres para un mejor futuro. Formando parte de un patronato me di cuenta que las necesidades sociales en México son infinitas; sin embargo, los recursos disponibles son cada vez mas finitos. Entendí que, en general, hablando del tercer sector, era necesario encontrar formas diferentes de generar más recursos para poder solventar mejor las necesidades sociales.
Descubrí que había alrededor muchas madres dispuestas y deseosas de participar en emprendimiento social. Me di cuenta que a través de ellas y de su voluntad y de su trabajo podíamos encontrar una nueva fuente de ingresos, que asegurara el futuro de la institución y que les diera un ingreso adicional para mantener a sus hijos y familias.
¿Cómo fueron los inicios y por qué el nombre?
Este proyecto en particular me lo encontré en la sierra de Guerrero, en una comunidad indígena. Una mujer indígena se acercó a mí y me dijo “mitz, mitz”. Me ofreció una bolsa literalmente hecha de basura. Hoy se que “mitz” quiere decir “para ti”. Ella quería que yo le comprara esa bolsa. Me di cuenta que era una bolsa realmente hecha de basura, de basura que la mujer había estado recolectando en los alrededores de su comunidad. Con creatividad, ella combinó el tiempo que ella tenía con una técnica que conocía y con basura que estaba a su alrededor. Así fue como hizo la primera bolsa.
¿Cómo eligen a las mujeres que van a capacitar?
A veces nos buscan grupos de mujeres, a veces el destino nos pone frente a frente. Hoy estamos en Chimalhuacán porque dos mujeres hacían el trayecto diario de dos horas a una de nuestras comunidades para venir a trabajar. Ellas nos dijeron que en Chimalhuacán había una gran necesidad de contar con este tipo de programas.
Lo que hacemos al legar a una comunidad es levantar encuestas, queremos entender cuál es la necesidad de la comunidad, sus inquietudes, sus intereses y qué podemos hacer para ayudar. Luego abrimos convocatorias. Se acercan muchas mujeres. Algunas de ellas muy dispuestas, algunas que no se quedan cuando se dan cuenta que no regalamos despensas ni cobijas ni dinero. Se quedan las que saben que a través de nosotros hay oportunidades, educación y capacitación, y eso es lo que las hace más hábiles y más capaces de asumir responsabilidades.
¿Cómo eligen a los niños que van a ser becados y qué tipo de becas reciben?
Hoy por hoy tenemos adoptada esta escuela, la Casa de los Niños de Palo Solo, que es la única escuela Montessori en México para niños de escasos recursos. Vamos otorgando becas de acuerdo a la necesidad. Se hacen estudios socioeconómicos y a los niños que más lo requieren es a los niños que se les otorgan estas becas. Con esta nueva s tres comunidades de Chimalhuacán, la utilidad de los productos que ellas generen se destinará a becas para niños de Chimalhuacán. Hay una escuela local que se llama CEDIC que también atiende a niños del tiradero local de basura y ellos son quienes recibirán becas, fruto del trabajo de mamás de la comunidad.
¿Cuales como resumes los logros más importantes en estos primeros 10 años?
Bueno, numéricamente hablando, hemos entregado más de 7 mil 500 becas a niños de escasos recursos y hemos generado más de 450 empleos. También hemos capacitado a más de 500 mujeres para tener vidas económicamente productivas. Hemos reciclado muchas toneladas de desperdicio industrial que de otra forma muy probablemente habría sido enviada a basureros. Filosóficamente hablando, el logro mayor es haber encontrado el camino a través del cual podemos ayudar a mujeres a ser económicamente independientes. Encontrar eso ha sido esencial para nuestro éxito.
¿Pensando un poco a futuro donde visualizas a la fundación en 5 o 10 años?
Me gustaría que encontráramos un Fundación Mitz en cada entidad de México. No sabes cómo nos buscan. Hay muchas mujeres de todo México que nos hablan para pedir ayuda en el sentido de que vayamos a otras comunidades. Si me preguntas dónde quiero estar en unos años, sería en cada entidad del país. Y como este es un proyecto sustentable y debe sus recursos a la venta de los productos, necesitamos abrir mercados. Eso es algo muy importante. Queremos la posibilidad de encontrar estos productos en muchas partes del mundo. Necesitamos que el consumidor final sepa que al comprar regalos con causa está potencializando y dignificando a muchas familias. Para poder ayudar a más comunidades, necesitamos que nuestros productos lleguen a más lugares.
¿Cómo se venden estos productos ahora?
A través de socios comerciales. Tenemos unos outlets increíbles en Nueva York, Orlando, Las Vegas y Londres, y distribuidores en varias partes de Estados Unidos, Canadá y Alemania. Pero queremos llegar a más lugares y es algo que tenemos que potenciar. Considero que la RSE tiene que ir de la mando con el consumo diario de productos relacionados. Si podemos hacer una relación entre la elección de compra y la RSE, entonces se podrá ayudar a muchas personas más. Es algo que como sociedad tenemos que fomentar.