Uno de los ejes centrales del 1er Congreso Internacional de Formación Humanista del siglo XXI es crear una sociedad más justa a través de la educación. ¿Los modelos educativos actuales han abandonado su lado más humanista? Si es así, ¿qué se puede hacer al respecto?
Los modelos educativos actuales se ven afectados por la crisis económica mundial e intentan responder a los cuestionamientos que la sociedad en general y los mismos gobiernos les hacen respecto de los elevados presupuestos que se deben asignar a los sistemas educativos y los pobres resultados que se obtienen en términos de los aprendizajes de los alumnos, especialmente en países como México. Como respuesta a esta necesidad de elevar la calidad del aprendizaje y evitar la deserción escolar se han buscado modelos que respondan a las necesidades del mercado laboral y capaciten a los estudiantes para ingresar en él y de esta forma acercar la escuela a la vida y abandonar la idea de un conocimiento enciclopedista, por demás cuestionado en la sociedad del conocimiento, donde el Internet nos permite un acceso casi instantáneo a todo tipo de información. La educación basada en competencias, en todas sus variantes, es el modelo prevalente en la actualidad que intenta responder a los desafíos de la educación. Aunque la educación basada en competencias enfatiza la necesidad de la formación en actitudes y valores, muchas veces se olvida y se privilegia la formación técnico-instrumental. De hecho, los contenidos de las materias de humanidades se ven cada vez más arrinconados y casi expulsados de los planes de estudio, como ocurrió en la reciente reforma de la Educación Media Superior en México, que intentó desaparecer las materias de filosofía del plan de estudios en México.
¿Qué hacer al respecto? primero replantearnos qué significa la formación humanista hoy, cómo debemos entenderla, cuál es lo fundamental que la distingue, cuáles son los retos que debe enfrentar y pensar seriamente por qué es deseable que la perspectiva humanizante se mantenga como parte medular de la educación. A veces se nos olvida que antes que formar técnicos o profesionistas calificados, el propósito de la educación es formar seres humanos capaces de convivir constructivamente con sus semejantes, lo que implica un énfasis en la formación ética y cívica de las personas. Y esto no es contrario a la educación en competencias, pero hay que saber cómo instrumentarlo.
¿Cómo puede la formación humanista ayudar a crear una sociedad más justa y de qué manera puede contribuir la Responsabilidad Social Empresarial?
La educación humanista promueve la formación de la persona de manera integral, atendiendo a todas sus dimensiones: biológica, psicológica, social, estética, racional, espiritual. Un aspecto muy importante de la formación humanista es la ética, la capacidad de tomar decisiones de manera libre y responsable con la conciencia de la interdependencia que tenemos con nuestros semejantes. El individualismo ha hecho mucho daño porque nos sitúa en la ilusión de que no necesitamos de los demás para sobrevivir, y que lo más importante es alcanzar las metas que cada quien se trace sin importarle lo que le ocurra a los que nos rodean. Ahora bien, esto no es más que una ilusión creada por un contexto mercantilista que nos reduce a cosas y nos hace creer que si tenemos dinero no necesitamos de nadie. A la larga esto es autodestructivo y es un engaño. Para ser sostenible, nuestro mundo requiere de la conciencia de nuestra interdependencia. La responsabilidad social empresarial justamente es una muestra de esta conciencia de interdependencia que nace de una visión humanista de la persona, es decir, de los valores de la solidaridad, la colaboración, la corresponsabilidad.
¿Qué papel deberían ejercer los gobiernos y administraciones públicas para lograr una sociedad más justa? ¿Debería fomentarse también la formación humanista dentro de los propios órganos de poder público y no solo en las universidades?
Un papel clave. El gobierno debe atender a la formación ética y cívica de sus ciudadanos, así como a la formación de un pensamiento crítico y creativo que nos capacite para tomar decisiones responsables e informadas y colaborar activamente en la construcción de un mundo mejor para todos. Justamente, el papel del gobierno es velar por el bien común y esto no puede hacerse sin una conciencia clara de la dignidad de la persona y el respeto a los derechos humanos. Los propios órganos del gobierno deberían ser los primeros en plantearse hasta qué punto son humanizantes ellos mismos y las políticas que promueven en materia de vivienda, empleo, educación, seguridad social, etc., y hasta qué punto están deshumanizando a la sociedad con sus políticas y reglamentaciones. La universidad puede ayudarles con programas conjuntos, por ejemplo, para la formación de la policía, o de los funcionarios públicos, o de los administradores del gobierno en todos sus niveles. Puede haber una colaboración mucho más estrecha entre la universidad y los gobiernos en este sentido.
En el caso concreto de México, que se ha visto afectado por grandes ajustes para seguir el ritmo que dicta el esquema mundial, ¿cuál es la situación actual en este momento y cuáles son los retos en cuanto a la formación humanista?
México es un país de una gran diversidad cultural, conformado por muchos grupos étnicos, tradiciones, costumbres, etc. Esta diversidad es su gran riqueza y a la vez su gran debilidad, porque el sistema educativo tiene que adaptarse a muy diferentes condiciones y promover prácticas educativas que partan de las necesidades que se generan en esta sociedad multicultural. Su población creció 5 veces en los últimos 60 años: en 1950 había 25.8 millones de personas mientras que en el 2010 había más de 112 millones de habitantes. Pero las fuentes de empleo y el desarrollo económico no han crecido a la par y por tanto, el problema de la pobreza es endémico, así como endémico es el problema de la migración, por ejemplo.
Algunos de los aspectos que inciden en la calidad educativa generados por el crecimiento poblacional y la situación económica, son, entre otros: los altos índices de reprobación y de deserción del sistema educativo, la diversidad étnica y lingüística y. los cambios culturales como la incorporación de la mujer al mercado laboral, los cambios en la estructura familiar, la presencia de los medios masivos de comunicación y de las nuevas tecnologías en la vida de los niños y los jóvenes.
Los pobres resultados que México obtiene en el examen internacional de PISA nos indican que el sistema educativo no está cumpliendo con la tarea de educar a los niños y jóvenes en las habilidades básicas de lectoescritura y matemáticas, educación científica y capacidad de razonamiento lógico en general. Todo esto es parte de una educación humanista, que busca formar personas con claridad de pensamiento, críticas y propositivas
¿Considera que el Humanismo y la Responsabilidad Social Empresarial persiguen los mismos fines?
Desde una perspectiva amplia, sí. Digamos que la responsabilidad social empresarial es una manera de ser humanista, en el contexto concreto de una empresa que toma conciencia de la interdependencia con su medio y de la necesidad de la sostenibilidad. Esto es humanismo en su sentido moderno, aunque el humanismo no se agota ahí.
¿Cómo pueden las empresas incorporar/fomentar la formación humanista?
De muchas maneras. Los programas de responsabilidad social son una de ellas, pero también otras pueden ser la preocupación por formar y capacitar adecuadamente a su personal, por promover el respeto y el buen clima de trabajo, por respetar los derechos de los trabajadores y tratarlos con dignidad, evitar todo tipo de trato discriminatorio o injusto, ofrecer la posibilidad de un plan de vida y carrera dentro de la empresa, etc. En general las empresas contribuyen a expandir la formación humanista en la medida en que traten a sus integrantes como seres humanos, dignos de respeto y aprecio por el solo hecho de serlo.
Por último, ¿cuáles son los retos del 1er Congreso Internacional de Formación Humanista del siglo XXI? ¿Qué se espera conseguir tras este encuentro?
Nuestro reto principal es convocar al diálogo a diversos sectores de la sociedad para redefinir el sentido de una educación humanista que responda con cabalidad a los desafíos de nuestra sociedad actual, especialmente de nuestra sociedad mexicana, aquejada por la desigualdad, la pobreza, la injusticia, la inseguridad y la violencia, entre otros muchos problemas. Queremos ser una voz de esperanza para renovar los propósitos de la educación. Esperamos contagiar un optimismo racional del que emerjan propuestas concretas para mejorar nuestras prácticas educativas dentro y fuera de la escuela, en los hogares y en las empresas, para creer que sí es posible humanizar al mundo y que cualquier esfuerzo es importante, por pequeño que pueda parecer.