Mercados saturados, commoditización, derrumbe de estructuras organizacionales tradicionales y desvanecimiento en las barreras de entrada para nuevos competidores, son claros indicios de que nuevos estilos de liderazgo y gestión empresarial son necesarios. Aún más alarmante resulta el hecho de que más del 70% de los emprendedores exitosos confiesan haber concebido la idea de negocio en su último empleo, lo cual se traduce en una fuga de innovación en las empresas. Una vez establecido este hecho es necesario preguntarse: ¿Cómo logramos contener y encausar esta fuerza creativa y altamente innovadora de tal forma que retorne valor al negocio? ¿Bajo qué esquemas y modelos podríamos asegurar la creación y distribución equitativa de valor entre nuestros principales grupos de interés, más allá de esfuerzos periféricos y aislados?
El reto en común es lograr cerrar la brecha entre las necesidades competitivas de negocio y los retos imperantes de la sociedad y medio ambiente. Lograr la convergencia de dos propósitos que por décadas han estado desconectados. Piezas clave para realizarlo son los intraemprendedores y catalizadores sociales, figuras dinámicas dentro de las empresas que buscan proactivamente movilizar una agenda social de alto impacto, integral y vinculada a la esencia del negocio. Los catalizadores comprenden el valor en los aliados del sector social como fuentes de investigación, desarrollo, co-creación y vinculación con la Base de la Pirámide (BdP), son capaces de movilizar recursos económicos y cabildear con altos directivos para lograr la “compra interna” de los proyectos de negocio con impacto social. Por su parte, los intraemprendedores sociales comparten rasgos con sus pares fuera de las compañías, son altamente innovadores, constantemente sondeando oportunidades para desarrollar productos y servicios que resuelven fallas en el mercado, reimaginan el negocio actual y piensan constantemente en lo que sigue a futuro.
La misión para las empresas hoy por hoy es establecer los buenos mecanismos para identificar estos valiosos perfiles y lograr retenerlos. Pensemos en iniciativas que inviten a colaboradores a presentar nuevas propuestas para el negocio, incluyamos los buenos indicadores de desempeño que empujen a los ejecutivos a pensar en impactos sostenidos en temas ambientales y sociales; en formar un grupo asesor, integrado en su mayoría por organizaciones del sector social que nos ayuden a repensar nuestras líneas de negocio. De esta manera las empresas podrán desarrollar herramientas que propicien la innovación y al final lograr contrarrestar la fuga y revertir el efecto.