La palabra éxito, según la RAE, tiene tres definiciones: resultado feliz de un negocio, actuación, etc., buena aceptación que tiene alguien o algo y fin o terminación de un negocio o asunto.
Sin duda, sería precoz asociar a la RSE con los conceptos que hablan de resultados, fin o terminación. Sin embargo, si la relacionamos desde la perspectiva de buena aceptación, los avances son innegables y podríamos calificarla como exitosa.
Lo verdaderamente complicado es lograr reducir las brechas que existen entre lo conceptual, las teorías y la parte más pragmática de la RSE.
Si comenzamos a analizar desde lo conceptual, inevitablemente nos enfrentamos al reto de definir la RSE, la Sustentabilidad y otros términos a nivel básico.
Mientras más avanzamos nos podemos distraer en temas de productos verdes, protocolos verdes, cadena de valor, inclusión social, empresas verdes, shareholders, stakeholders y la lista podría seguir con definiciones inclusive de certificaciones y premios. Lo importante más allá de los conceptos es saber si ponernos de acuerdo en un vocabulario y un marco contextual común, nos ayudará a evolucionar la RSE al siguiente nivel. ¿Un glosario de términos homologados nos movería a acciones y cambios profundos a nivel estructural?
En lo personal, pienso que no. Me parece que, momentáneamente, debemos aislar los términos para concentrarnos en el objetivo común: construir una visión estratégica para lograr la Sustentabilidad y competitividad, velando por las personas, su comunidad, el medio ambiente y respetando los valores éticos en toda la cadena de valor.
Debemos lograr seguir evolucionando la estrategia y praxis de la RSE para romper paradigmas en la forma de hacer negocio o dirigir las empresas, asegurándonos de construir una mejor sociedad, con beneficios que garanticen la creación de valor social, económico y ambiental. Las buenas intenciones y el asistencialismo seguirán siendo necesarios, pero debemos transformar la RSE hacia una estrategia transversal al core business de cada institución, para generar valor en toda la cadena.
La RSE no es una receta secreta que se puede replicar en todas las industrias o sectores, es un traje a la medida que debe iniciar con un análisis de materialidad a profundidad del sector, de cada empresa, de los productos y de los grupos de interés para identificar las principales áreas en que se debe enfocar el plan de Responsabilidad Social.
Este tema, más que una moda o cultura en tendencia, debe ser un compromiso sostenido en las empresas impulsado por sus accionistas y ejecutado con el compromiso de los directores y CEO de las organizaciones para asegurar que tenga la visión integral que genere beneficios tanto comerciales como sociales, salvarguardando la integridad del planeta.
En la Asociación de Bancos de México sabemos que existen temas alineados directamente al negocio de nuestro sector, como es la educación financiera. Como sociedad es ineludible saber que necesitamos ciudadanos informados y mejor educados. En el sector financiero tenemos la vocación de crear una cultura financiera para tener clientes más conscientes.