Se ha hablado ya mucho acerca de las franquicias sociales y, a sabiendas de que su desarrollo genera beneficios -por el hecho de que permite replicar programas de beneficio social y/o medioambiental-, cabe mencionar que no será la mera novedad de su reciente desarrollo en México, ni el sobredimensionamiento de las franquicias sociales, los que van a generar su adecuado crecimiento ni mucho menos ofrecer su alcance real para lograr brindar soluciones conformes a las necesidades de responsabilidad social que requiere nuestro país.
Si bien la franquicia social es una estandarización que registra los procesos de operación de cualquier sistema para replicar programas sociales o medioambientales sin fines de lucro, existen muchas otras necesidades que van desde la identificación, fortalecimiento y posicionamiento de prácticas socialmente responsables hasta la generación de campañas sociales que no son exclusivas de este concepto y que, aunque debieran considerarse siempre, no necesariamente se toman en cuenta.
Para ser más explícitos, merece la pena señalar que las franquicias sociales son exclusivamente para organizaciones sin fines de lucro, ahora más conocidas como Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC’s) y que, para lograr cumplir su objeto social, requieren de una adecuada evaluación de su sistema de gestión que les permita fortalecerse y generar la suficiente confianza en el manejo de los recursos (monetarios, materiales, humanos y tecnológicos), al igual que desarrollar mensajes y aprovechar medios especializados en Responsabilidad Social que permitan una comunicación transparente que las posicione estratégicamente ante empresas, fondos privados o públicos y organismos que promueven la Responsabilidad Social en nuestro país, para lograr diferenciarse de las más de 7 mil OSC’s que ya son donatarias autorizadas en México y finalmente conseguir su Sostenibilidad, antes de simplemente replicarse.
Además, existen otros modelos que permiten identificar, fortalecer, posicionar y replicar buenas prácticas sociales y que no necesariamente son sin fines de lucro, conocidas mundialmente como ‘empresas sociales’, ‘alianzas público-privadas’ o ‘empresas socialmente responsables’, gracias al impacto social que generan, entendiéndose éste como el número de personas beneficiadas por dichas prácticas en términos de calidad de vida, ética, vinculación con la comunidad y entorno medioambiental.
Por consiguiente, la gran diferencia de estar respaldados por capital semilla o fondos de coinversión público-privados o netamente privados, nos permite replicar otros modelos de gran impacto social bajo la modalidad de franquicias con sentido social que, a su vez, en el caso de ser mayoritariamente empresas socialmente responsables, destinan generalmente un porcentaje de sus utilidades para impulsar proyectos sociales de una manera institucionalizada y profesional, a través de alianzas con Organizaciones de la Sociedad Civil.
Implementar adecuadamente el desarrollo de las franquicias sociales o bajo esta última modalidad, sin duda permitirá un adecuado crecimiento de las mismas, además de que las organizaciones de la sociedad civil y empresas se fortalezcan en torno a sus programas sociales y comuniquen estratégicamente su Responsabilidad Social para posicionarse y diferenciarse rápidamente.
Por todo lo anterior, empresas dedicadas a la consultoría en negocios y franquicias, junto con agencias especializadas en Responsabilidad Social y desarrollo sustentable, así como un contenido de calidad basado en la gestión de indicadores que muestren solidez y confianza sobre la Sostenibilidad de sus clientes permitirían cerrar la brecha necesaria para cualquiera de estas franquicias, que son expresiones de un gran compromiso social para México, antes de ser simplemente replicadas.