La evaluación como tal es un medio, los programas también; los recursos son un medio más. Los fines tienen qué ver con el logro educativo, con los aprendizajes de los niños, con el cómo conseguir que los chicos no abandonen la escuela.
Hace muchos años, cuando yo salí de la Escuela Normal, decía: “Y ¿Por qué no hablamos de la escuela, de los aprendizajes de cada etapa de la vida escolar y de la evaluación del profesorado?”, creo que muchos años después seguimos haciéndonos las mismas preguntas, pero con la gran diferencia que estos temas ahora están en el foco de las autoridades y de la sociedad a nivel nacional. Ahora, más que nunca, es prioritario poner a la escuela en el centro de la política educativa.
Es imperativo el impulso de un gran acuerdo social en materia educativa. Pero también provocar un pacto dentro de la escuela. Un acuerdo entre los dos principales actores: la familia y las propias autoridades escolares.
No existe más esa familia que llega a la escuela y que deja a los niños para que los maestros eduquen. Ahora es necesario construir una nueva relación entre los padres de familia y las autoridades escolares. Es algo que preocupa y que se impulsa desde diferentes instituciones y organismos, como el Consejo Nacional de Participación Social en la Educación (CONAPASE) y el Centro Regional de Cooperación para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL).
Por ejemplo, en el CREFAL desarrollan un programa educativo que integra a todos los miembros de una comunidad: los escolares, los adultos, autoridades y actores sociales. Este programa, llamado “Aprendizajes en Familia”, no sólo estimula la participación familiar en la formación académica de los niños y jóvenes, sino que busca generar una mayor colaboración social en la educación de las comunidades, ya que promueve el desarrollo de aprendizajes inter-generacionales entre padres, niños, jóvenes y otros actores educativos importantes en la comunidad para que esto se vea reflejado en la mejora significativa del aprendizaje de los alumnos y mejoramiento en el entorno escolar, familiar y social.
Los resultados reflejados gracias a programas como estos, comprueban la eficacia de poner a la educación como un eje que integre a las comunidades: poner a la escuela en el centro como aquellas Ágoras de la antigua Grecia o las grandes plazas precolombinas donde se celebre el aprendizaje y el conocimiento de todos los individuos de la comunidad.