Las MPA deben contar con ciertas características principales:
Son procesos dinámicos, lo cual implica que sus fines y medios siempre deben estar sujetos a evaluación para estar en armonía con los requerimientos de la organización. También deben de contar con un conjunto de indicadores que permitan revelar tanto los avances como los impactos generados.
Deben basarse en un enfoque práctico y de mejora continua. Se conforman por distintas subprogramas y estrategias, tales como: uso de materiales de oficina y consumo responsable, el manejo eficiente del agua, las compras y contrataciones de menor impacto ambiental, el ahorro de energía, que aun cuando requieren acciones separadas están relacionadas entre sí y los resultados obtenidos en un rubro afectan directamente a los demás.
Están sustentados en la comprensión y apoyo del personal que constituye la organización, por lo cual la motivación y la capacitación de los empleados son fundamentales para lograr el éxito del mismo.
El personal debe sentirse y ser parte integral del Programa para propiciar en él una participación activa y positiva frente al mismo. Contar con el apoyo de mandos superiores es fundamental, ya que sólo a través de ello, podrán incorporarse los MPA en los planes estratégicos de la organización. Y además existirán menores trabas y barreras que imposibiliten la instrumentación y desarrollo del programa. Formar parte de la vida cotidiana de la organización, de esta manera se experimentará como algo natural de nuestras labores y no como una imposición
En conclusión, las MPA pueden definirse como un marco administrativo diseñado para guiar a las organizaciones a alcanzar objetivos ambientales en sus actividades y labores cotidianas.
Dimensiones de las Mejores Prácticas Ambientales
Cada una de las siguientes estrategias persigue un objetivo específico, tiene una forma de medida y está compuesta por acciones particulares. No obstante, cada una de ellas no puede considerarse como una estrategia aislada ya que en la medida de su cumplimiento y de los resultados que alcance afectarán directamente a las demás estrategias. Una vez más, en esto radica el carácter sistémico de las MPA.
A continuación se muestran las 6 dimensiones sobre las cuales trabajan las MPA:
Impresión responsable y uso eficiente de materiales, uso eficiente de energía eléctrica y térmica, uso eficiente de agua y calidad de aire al interior, minimización y manejo adecuado de residuos, compras de menor impacto ambiental y sensibilización ambiental con enfoque empresarial.
Además, es importante recalcar que “lo que no se mide, no se mejora” por lo tanto es necesario establecer una base y una métrica para comenzar a medir los avances o retrocesos que se van teniendo al momento de implementar las diversas acciones en cada una de las 6 dimensiones, si se carece de este elemento básico de medición no estamos más que teniendo unas bonitas intenciones las cuales no se están viendo reflejadas de manera tangible tanto en el aspecto ambiental, como en el económico, lo cual es de importancia mayor para alta dirección y de esto depende que las MPA sigan siendo apoyadas o no.
Cada una de las mejores prácticas ambientales debe trabajarse bajo un esquema de mejora continua (planear, hacer, verificar, actuar) y debe contener dos elementos importantes, el primero son los procedimientos entendidos como formas nuevas y mejores de hacer una o diversas actividades cotidianas y el segundo son los retornos de inversión los cuales son de valioso apoyo a alta dirección para enfocar los recursos económicos (siempre escasos) para que la mejora al medio ambiente también sea un negocio para la empresa y dejar atrás la vieja idea que “invertir en medio ambiente es aventar dinero bueno al malo” lo cual parcialmente era cierto en los 80’s pero si un empresario sigue pensando lo anterior poco a poco el mercado y los competidores le irán mostrando y demostrando lo contario.