- Cumplir con los objetivos de emisiones: México (junto con muchos países desarrollados: EE.UU., Unión Europea, Japón, etc.) ha creado objetivos para lograr el reducir la dependencia de los combustibles fósiles (gasolina, diesel y gas natural) y por lo tanto de las emisiones de gases de efecto invernadero, el gobierno federal tuvo que adherirse a estos convenios y poco a poco va a ir coordinando para que las empresas y los usuarios le ayuden o nos ayuden a minimizar las emisiones a la atmósfera, por lo que los incentivos económicos hará que las empresas poco a poco vayan considerando más viables estas opciones “verdes”.
- Bajos costos de funcionamiento: El respectivo incremento mensual de la gasolina, el diesel y el gas natural paulatinamente brindarán “una visión más de largo plazo” a los tomadores de decisión para que se asigne un presupuesto para la compra de este tipo de vehículos, posiblemente no sea el 100% de toda la flotilla, pero iniciar con algunos para ver la forma en que se comportan ante el ajetreo diario de su operación y confirmar así el ahorro económico podría ser una opción viable.
- Impuesto o incentivos financieros: México ofrece incentivos financieros y reducciones fiscales a las empresas que eligen el conducir “verde”, estos incentivos comprenden reducción de impuestos, exenciones fiscales o de pago de primas para los compradores de vehículos eléctricos-híbridos.
- Presión: Los grupos de interés cada vez son más exigentes, en algunos sectores más que en otros pero bien reza el dicho “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar” ya que los clientes, accionistas, gobiernos, comunidades, etc. pueden presionar a las empresas para que mejoren sus credenciales ecológicas.
A medida que el mercado de automóviles “verdes” va madurando tanto en México como en otros países, la adquisición de una flotilla de estos vehículos se sigue viendo como un “bonito sueño” pero existen algunas opciones como el arrendamiento financiero en lugar de la compra la cual es la opción más apropiada para garantizar que las empresas se beneficien de los últimos avances tecnológicos y adquirir los versiones más eficientes en combustible.
La gestión de la flota de coches verdes
El primer paso es conocer las necesidades exactas de la empresa (transporte de mercancías o transporte de personas, los patrones de viaje, el kilometraje, etc.) y definir el tipo, forma y tamaño de los vehículos necesarios, así como el tipo de motor.
Tomando lo anterior como base es necesario comprobar los datos de conducción que deben incluir no sólo el consumo de combustible, sino también las emisiones contaminantes, comportamiento en carretera o ciudad y la depreciación. Estos datos serán la base sobre la que se establecen los objetivos de mejora.
Preparación de una guía “Conduciendo responsablemente”
Esto se da como medida para garantizar que se incluirá este tema dentro de la cultura ambiental de la empresa y que se considerará la promoción de vehículos ecológicos, la gestión de consumo de combustible, la reducción de kilometraje, la planificación del viaje, gastos de viaje y de formación del conductor y los objetivos como las mejores prácticas.
Educar a los conductores
Las estadísticas muestran que los conductores suelen ser menos cuidadosos con la flota de vehículos de lo que serían con sus coches personales, lo que se traduce en el doble de kilometraje, alto consumo de combustible y de emisiones de carbono. Esta situación, y el hecho de que los híbridos o los vehículos eléctricos requieren técnicas de conducción especiales hace que sea necesario proporcionar algún tipo de formación a los conductores. De hecho el personal que use estos vehículos debe conocer las especificaciones para conducir de manera eficiente con el fin de conseguir un consumo de combustible cercano a la indicada por el fabricante, por lo que la guía “Conduciendo responsablemente” tendrá una gran trascendencia en la cultura de la empresa.
Monitoreo regular
Recabar datos sobre el rendimiento de cada vehículo sobre una base regular (consumo, emisiones contaminantes, comportamiento en carretera, distancia recorrida, etc.) esto dará una idea clara de si el vehículo es conducido de manera eficiente (como vehículo ecológico) o mal conducido y puede gastar más gasolina y generar aún más gases de efecto invernadero que un coche tradicional. Esto permitirá una comparación para identificar oportunidades de mejora.Con todas estas razones a favor aún continua el rezago por la sencilla premisa “los coches ecológicos son más caros que los de gasolina / diésel tradicionales” y de esta forma la aspiración ambiental se viene abajo cuando comprendemos la realidad económica, pero la situación mundial poco a poco brindará otro panorama: continua el incremento en el precio de la gasolina, mayor preocupación mundial por el cambio climático, gobiernos más exigentes en reducción de emisiones y por lo tanto normas más estrictas, un panorama alentador para los vehículos “verdes”.