La persona humana no debería entregarse a un proyecto intrascendente, a un ideal abstracto, ni a falsas utopías; debe reconocer que el trabajo es idóneo para expresar y acrecentar su dignidad. Es así que identificamos al menos tres funciones y bienes que nos vienen del trabajo: obtener un ingreso digno, desarrollarnos integralmente y servir a los demás.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que tradicionalmente se concibe como el cuidado del medio ambiente y la ayuda a la comunidad, se enriquece y ennoblece con la dimensión antropológica que aporta la Norma CRESE 2012. Ésta promueve el desarrollo humano integral y el servicio a los demás, especialmente a los más necesitados, con la participación proactiva y corresponsable de todos los públicos de influencia de las empresas y de las organizaciones.
Así la RSE se vuelve más congruente, porque se ocupa de su público interno, y más creíble, porque es congruente, y por consiguiente las empresas y organizaciones serán más productivas y exitosas.
La orientación de esta nueva forma de RSE es el desarrollo antropológicamente sostenible, que requiere pagar y recibir ingresos justos, evitar la corrupción, cuidar la salud y la seguridad de la gente, promover la capacitación del personal, su talento emocional, sus valores y su fe.
Además, se necesita mejorar la participación y el compromiso de los trabajadores con el éxito de la empresa y con el cumplimiento de su misión.
Las empresas certificadas con la prestigiosa Norma CRESE 2012 por parte del Consejo Latinoamericano de Calidad Humana y Responsabilidad Social son un testimonio palpable de cómo se puede alcanzar este objetivo. Por citar algunas, las empresas del Grupo La Moderna, algunas empresas del Grupo Modelo, las tiendas SEARS, Sensient Colors de México, Trelleborg, Equiposyahn, Sipyme, etc.
La Norma CRESE 2012 no es moda o humanismo romántico superficial, ni mercadotecnia social utilitarista. Tampoco se reduce a una ideología.
Esta innovadora Norma genera cierta crisis, necesaria para poder alinear a las empresas y organizaciones en un sentido más humano y alistándolas para trascender en las personas y obtener resultados extraordinarios.
Como empresarios, además de realizarnos y disfrutar nuestro trabajo, le damos sentido a nuestra vida y aseguramos la permanencia de la empresa en el tiempo.