Conocemos de sobra lo que conlleva ser socialmente responsable pero, ¿que es la conciencia económica basada en el conocimiento, o lo que es lo mismo la economía del conocimiento?; ésta se basa en la comprensión de que al generar, asimilar y transferir conocimiento desarrollando bienes y servicios con mayor valor agregado en nuestras corporaciones, enriquecemos las posibilidades de crecimiento de nuestro entorno y aportamos valor.
Es verdad, el capital intelectual, la innovación tecnológica, la conciencia social, el posicionamiento corporativo y las acciones de responsabilidad social en las empresas, aunado a la creatividad de los equipos, su capacidad para producir, distribuir y usar conocimiento, aportan valor a las empresas; estos activos se conocen como Activos Intangibles, los cuales son cuantificables y susceptibles de verse reflejados en los estados financieros de la corporación.
Hoy por hoy, las organizaciones empresariales que lideran los mercados internacionales no son las que tienen enormes cantidades de activos físicos o financieros, mas bien, son aquellas que controlan de forma eficaz sus activos intangibles, como el capital de marca o brand equity, software, patentes, derechos de autor, el capital del cliente como bases de datos, la lealtad y experiencia del cliente y el capital humano como el know how y talento de los equipos; basta ver cuáles son las compañías mas valiosas en el mercado mundial y como estas tratan seriamente a sus intangibles, como ejemplo: Google® en 2011 pagó 12.7 mil millones de dólares por el portafolio de patentes de Motorola®
Para que las empresas alcancen el posicionamiento en un mercado determinado, ya no dependen exclusivamente de la calidad del producto, publicidad y canales de distribución; sino que han ido sumando nuevos conceptos tales como la conciencia social, protección del medio ambiente, competencia y formación del personal, mantenimiento de clientela entre otros que influyen de manera consciente, psicológica, objetiva y subjetivamente en quienes conocen del bien o servicio y hacen uso de este.
Ahora bien, las acciones que realizan las empresas socialmente responsables, claro que aportan valor, y ¿por que no hacer que este incremento de valor se vea reflejado en los estados financieros de dichas empresas?
Los beneficios que acarrea dicha incorporación son muchos, esencialmente patrimoniales, financieros, fiscales y legales que aportan valor agregado a las organizaciones empresariales; analicemos detenidamente algunos de ellos: Las empresas que valúan e incorporan sus activos intangibles, además de tener un aumento directo al patrimonio y de reconocer el valor real de la organización lo que origina la adecuada toma de decisiones con base a información financiera completa y confiable, tienen la posibilidad de producir ingresos adicionales, generar o incrementar sus ahorros y disminuir sus costos aumentando con esto el flujo de recursos. Además estos activos disminuyen el apalancamiento financiero y se pueden utilizar para contratar deuda con mejores condiciones crediticias o utilizarlo para garantizar cualquier crédito fiscal.
Sin embargo, no solo debemos ocuparnos de la incorporación y protección de dichos Activos Intangibles en nuestras organizaciones, esos son en definitiva los primeros pasos, los que rompen paradigmas, pero no dejan de ser la primera parte del camino.
Resulta indudable que las empresas de todos los tipos y tamaños, universidades, gobiernos y organizaciones no gubernamentales y otros tipos de asociaciones, aún no saben como manejar estos activos o no tienen sistemas o estrategias implementadas para manejar el valor real de sus organizaciones.
Para esto existen tres enfoques a saber:
1.- El enfoque pasivo y reactivo donde la ventaja competitiva de sus activos intangibles solo se perciba como la habilidad de defender su posición competitiva en el mercado utilizando estos activos como una barrera o escudo para proteger su cuota de mercado;
2.- El enfoque proactivo y sistémico que no use únicamente a los activos intangibles con fines defensivos, sino que también los considere como un activo importante y un centro de beneficios que puede ser monetizado y generar valor a través de distintos canales y estrategias; y
3.- El enfoque estratégico y primordial, considerando a los Activos Intangibles como una pieza fundamental de la misma organización, que abarquen al capital humano, estructural, organizacional y del cliente así como el capital relacional. Capitales que deben ser construidos y mejorados continuamente para asegurar que los activos intangibles incluidos se usen no solo para proteger y defender la posición estratégica de la compañía en los mercados domésticos y globales, crear nuevos mercados, canales de distribución y flujos de ingresos de manera rentable y para maximizar el valor para los accionistas, sino que también sean usados para mantener el equilibrio entre las actividades del mismo negocio, el desarrollo de la sociedad y su entorno sustentable.
Es responsabilidad de los socios, accionistas y gerentes de las corporaciones quienes deben decidir no solo el valuar e incorporar sus Activos Intangibles sino también darle el enfoque de negocios que les generará las mejores oportunidades de negocio en este mercado tan globalizado.
El valor intangible de la Responsabilidad Social
Dejar un comentario
Dejar un comentario