La Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) cumple 25 años. No escribo hoy por la gloria del aniversario sino por la honra del cumplimiento de un propósito: co-crear un modelo de Costa Rica próspera e inclusiva, buscando una vida digna para todas las personas, en respeto y armonía con el ambiente y, en especial, articulando a un sector empresarial comprometido con un propósito superior y que se torna cada día más consciente.
El 5 de marzo de 1997, mi padre, Walter Kissling Gam, en alianza con el INCAE y un grupo de 34 empresarios, representantes de empresas nacionales y multinacionales, se atrevieron a soñar con una Costa Rica solidaria, grande y moderna. Fueron capaces de entender su entorno, de cuestionar el rol tradicional de las empresas y asumieron la responsabilidad de mejorar el desarrollo y la calidad de vida de las personas.
Es así como nace AED, gracias a la visión y el liderazgo de este grupo de empresarios que buscaban cómo contribuir al desarrollo del país mediante una nueva forma de hacer negocios.
Un recorrido sobre nuestro quehacer a lo largo de un cuarto de siglo permite calibrar la rica historia que AED ha podido escribir, producto de una gran amplitud de esfuerzos y una constante vocación de aprender de la experiencia y de la trayectoria de otras organizaciones empresariales con las que compartimos visiones e iniciativas.
En su origen AED se inspiró en organizaciones internacionales como United Way, una de las más grandes del mundo, que reúne los aportes de miles de donantes para promover iniciativas vinculadas con la educación, la salud y estabilidad financiera.
En el 2002, AED se convirtió en el capítulo de United Way en Costa Rica y decidió concentrar los esfuerzos en proyectos vinculados con el tema de educación, primera infancia y programas de voluntariado, en los cuales ha obtenido importantes resultados mediante una red de alianzas.
Posteriormente la organización evolucionó estratégicamente, conforme a la consolidación en el mundo de las visiones sobre la Responsabilidad Social Empresarial y el desarrollo sostenible. En el 2004, AED dio un paso trascendental cuando lanzó el Modelo de Responsabilidad Social Empresarial para Costa Rica con el desarrollo técnico del INCAE y el financiamiento de HIVOS. Esto permitió medir y comparar las prácticas en RSE y posicionarse como la organización referente en el tema de sostenibilidad en Costa Rica, y guiar a muchas empresas a gestionar sus negocios de forma responsable y sostenible.
Con el paso de los años AED fue creciendo y madurando de la mano con las tendencias internacionales de sostenibilidad y se convirtió en el capítulo del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), una de las plataformas globales más avanzadas en el tema de la sostenibilidad empresarial, dirigida por los y las CEO de las 250 empresas líderes más grandes del mundo, que trabajan en conjunto para acelerar la transición hacia un mundo sostenible.
También ayudamos a conformar la Red Centroamericana y del Caribe de Responsabilidad Social Empresarial (INTEGRARSE) y nos convertimos en training partner al aplicar los estándares del Global Reporting Initiative, en alianza con el Pacto Global.
Gracias a estas vinculaciones trascendentales, AED ha puesto al alcance del país y de las empresas, las condiciones óptimas y las sinergias necesarias para crear soluciones a los desafíos más apremiantes mediante una nueva forma de relaciones intersectoriales.
Desde esta plataforma de incidencia hemos fortalecido vínculos y creado diferentes iniciativas en colaboración con nuestros aliados en proyectos empresariales que atienden temas relevantes para el país como son la educación, el empleo y emprendimiento, el empoderamiento económico de las mujeres y la ambición climática.
Precisamente por su conocimiento y experiencia es que, en la actualidad, AED forma parte de importantes foros como el Consejo Asesor de Sostenibilidad, el Comité Consultivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Comisión de Alto Nivel para la participación igualitaria de las mujeres en los procesos económicos del país, la Comisión del Programa Bandera azul ecológico, la Red de apoyo a la Pyme, el CONSOC del Banco Interamericano de Desarrollo, de los Grupos asesores de sociedad civil del acuerdo de asociación con la Unión Europea, entre muchos otros.
Debido a su trayectoria, en el año 2012 el gobierno de Costa Rica declaró a AED como una organización de utilidad pública.
Hoy AED es un vibrante espacio de encuentro vital, que promueve el crecimiento y desarrollo de un ecosistema en donde las empresas buscan compartir entre pares sus mejores prácticas, y promueve un ambiente de aprendizaje y mejora continua, para un desarrollo humano sostenible.
Vivimos en un mundo globalizado, interconectado, interdependiente que es, además, volátil, incierto, complejo y ambiguo. En Costa Rica y en el resto del orbe, enfrentamos una cascada de crisis globales que tienen el potencial de atentar contra la vida humana en todo el planeta. Los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, amenazan nuestra existencia. La violencia, la inseguridad, la pobreza y la desigualdad limitan la democracia, la libertad para vivir, para expresarse, para producir y trabajar eficientemente y reducen la calidad de vida de la ciudadanía.
De continuar viviendo de la misma manera vamos a obtener los mismos resultados. Entonces ¿Cómo provocar el cambio necesario?
Como dice el filósofo colombiano Bernardo Toro, debemos aplicar la “ética del cuidado”. Tenemos que observar los límites morales de cómo nos tratamos los unos a los otros y tratar de reparar, restaurar, revigorizar y regenerar. Crear políticas de sostenibilidad y aplicar un modelo ganar-ganar. “Cuando cuidamos, amamos; y cuando amamos, cuidamos”.
El mundo espera que las empresas tengan un propósito superior, más allá de solo generar ganancias para pequeños grupos de personas. Tenemos que tener solidez financiera y ser rentables, pero se espera más de nosotros: que nos constituyamos en las y los líderes que ayudemos a resolver los grandes desafíos de la humanidad.
Para liderar debemos transformarnos en un actor confiable y hacer un cambio profundo en la forma de hacer negocios que ayude a resolver los problemas más importantes de Costa Rica y del mundo.