Hace tiempo, alguien me dijo que, hoy en día, cuesta encontrar una familia que no tenga o haya tenido un ser querido afectado por el cáncer. Al principio, no quise creerlo, pero al reflexionar me di cuenta de que es cierto: el cáncer se ha convertido en una de las mayores amenazas para la salud de nuestra sociedad. Y lo peor es que su impacto nos toca de cerca a todos.
Presido una compañía donde, a diario, manejamos conceptos como incertidumbre, riesgos, valentía y desafíos. Curiosamente, estas mismas palabras describen también la experiencia de las miles de familias que enfrentan esta enfermedad. Por ello, la pregunta es inevitable: ¿no podríamos hacer más para cambiar esta realidad? Estoy convencido de que la investigación y el apoyo integral a los pacientes y sus seres queridos son los pilares fundamentales para combatir este reto global.
Desde 2018, en Cesce hemos trabajado de la mano de organizaciones como Fundación CRIS Contra el Cáncer o más tarde con ASION, entidades que desempeñan un papel crucial en la investigación, la prevención y el tratamiento de esta enfermedad. Estos acuerdos no solo refuerzan nuestro compromiso con la sociedad, sino que nos enseñan el valor de la colaboración para generar un impacto real en la vida de las personas; gracias a ellas hemos sido testigos del impacto transformador que pueden tener este tipo de alianzas estratégicas para lograr un mundo mejor en el que vivir.
Nuestro apoyo a ASION, una asociación que se centra en mejorar la calidad de vida de niños y adolescentes con cáncer, nos ha permitido acercarnos a las historias de quienes enfrentan la enfermedad con coraje y esperanza; a lo largo de estos años, por ejemplo, hemos colaborado con campamentos juveniles o en la remodelación de un piso, un alojamiento gratuito para aquellas familias que se desplazan hasta los hospitales de referencia de la capital para realizar el tratamiento a sus hijos.
Por otra parte, la colaboración con la Fundación CRIS nos ha brindado la oportunidad de impulsar becas y proyectos de investigación pioneros, que están marcando la diferencia en ámbitos como la inmunoterapia y la medicina personalizada, como el apoyo a la Unidad Cris de Terapias Avanzadas para Cáncer Infantil en La Paz. Con la Fundación, hemos ahondado en la investigación en diferentes tipos de cáncer, como el de mama, el de páncreas o el cáncer infantil.
La investigación científica tiene el poder de cambiar el curso de las enfermedades. Lo vimos con la penicilina o con los avances en el tratamiento del VIH, y lo estamos viendo también en los avances de la lucha contra el cáncer. Los progresos de las últimas décadas han mejorado significativamente las tasas de supervivencia de muchos tipos de cáncer y, lo que es igual de importante, han permitido mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen.
Aún queda mucho por hacer. Las empresas, como parte integral de la sociedad, tenemos la capacidad y el deber de contribuir a este esfuerzo. Esto no solo implica apoyo financiero, sino también la promoción de programas de sensibilización y apoyo familiar, el fomento de entornos laborales saludables y la colaboración con entidades que lideran la lucha contra el cáncer. Este compromiso no debería quedar limitado a unas pocas empresas o instituciones. Necesitamos un esfuerzo conjunto que involucre a toda la sociedad. Cada aportación cuenta: desde los fondos destinados a la investigación hasta los programas de acompañamiento emocional para pacientes y familiares. En este sentido, las empresas podemos y debemos ser ejemplos del cambio, inspirando a otras organizaciones y personas a sumarse a esta causa.
Ya sabemos que el cáncer no discrimina, puede afectarnos a cualquiera, en cualquier momento de la vida. Por ello, debemos trabajar unidos para garantizar que ninguna persona se enfrente a esta batalla en soledad y que, al mismo tiempo, los investigadores cuenten con los recursos necesarios para seguir avanzando.
En mi opinión, invertir en la lucha contra el cáncer no es solo una cuestión de responsabilidad social, sino también de humanidad. Las empresas no existimos aisladas del mundo que nos rodea; somos parte de él, y nuestro éxito también está ligado al bienestar de las comunidades en las que operamos.
Desde Cesce queremos contribuir con nuestro compromiso a ser parte de la solución y seguir trabajando por un mundo en el que esta enfermedad deje de ser una amenaza para todos. Termino con un sincero agradecimiento a todas las personas y entidades que, con esfuerzo y dedicación, luchan cada día por erradicar el cáncer. Su labor nos inspira a redoblar nuestros esfuerzos, porque creemos firmemente que, juntos, podemos construir un futuro más esperanzador.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial Contra el Cáncer