Sobre el papel no hay dudas: en 2015 más de 190 países miembros de las Naciones Unidas crearon una guía de referencia para el trabajo a desarrollar por la comunidad internacional hasta el año 2030 en materia de sostenibilidad económica, social y ambiental. ¿Pero qué sucede en la práctica? Bueno, pues que todavía queda mucho camino por recorrer.
En el año 2020, en lugar de aumentar la acción sobre los ODS, se produjo un estancamiento e, incluso, retroceso en algunas áreas como consecuencia de la Covid-19. Y es que la pandemia si algo ha traído algo, son más desigualdades: ha aumentado a más de 40 millones las personas sumidas en una situación de pobreza extrema; se ha agudizado la desnutrición infantil y la crisis alimentaria.
La Covid también ha hecho estragos en el ODS 4, centrado en la educación, obligando a más del 90% de los estudiantes de todo el mundo a aislarse, lo que además ha puesto en evidencia la enorme brecha digital que existe entre niños y jóvenes de comunidades vulnerables y desfavorecidas. Entrando en aspectos climáticos, hemos generado una huella difícil de borrar, y no precisamente buena…
Visto así, el cumplimiento de esos buenos propósitos medioambientales, sociales y económicos planeados para 2030 parece una labor difícil, pero como dice el maestro Yoda: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”. Así que solo nos queda pensar en el mundo dentro de 8 años y en cómo habremos hecho de él un lugar mejor.
Huyendo del egocentrismo corporativo en el que todas las organizaciones tenemos tendencia a caer, hay que ser realistas: no existe persona que sepa de todo, ni tampoco compañía. Cuando en Allianz Partners nos planteamos qué podemos hacer por nuestro entorno y sociedad, pensamos en acciones concretas que podamos delegar en manos de especialistas: si hay una organización centrada en la inclusión y diversidad, nos apoyamos en ella para aplicar mejoras en nuestro entorno más cercano; lo mismo sucede con nuestra labor con el medioambiente, el incremento de la vida saludable…La clave: desarrollar alianzas con entidades centradas en cada uno de esos ODS.
La Agenda 2030 nos permite compartir unos objetivos sostenibles comunes y caminar en la misma dirección: hacer del mundo un espacio tolerante, igualitario, diverso, saludable y rico en recursos sostenibles. Pero este punto de encuentro en 2030, lo encontraremos de forma más eficaz gracias a planes de acción co-creados y pequeñas exigencias para cada uno de nosotros. Cada acción cuenta, y más aún cuando estamos bien organizados y jugamos en equipo: cada uno de nosotros como persona, entidad, institución o compañía cumplimos con un papel fundamental, que aporta al conjunto. “Hagámoslo o no lo hagamos, pero no lo intentemos”.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: 7º aniversario de los ODS, junto a T-Systems y Villafañe&Asociados