Un tren tiene una vida útil de entre 30 y 40 años. Durante ese tiempo, recorrerá millones de kilómetros y se someterá a reparaciones y diferentes procesos de mantenimiento. Cuando llegue, además, el momento de finalizar su servicio, estos vehículos, cuyo peso puede alcanzar las 400 toneladas, deben ser fieles a su identidad sostenible y terminar su “ciclo vital” sin generar residuos que no puedan recuperarse. La economía circular, durante toda la larga vida de un tren, es una de las prioridades de los equipos de desarrollo de producto a la hora de diseñar un tren.
El pasado 2 de agosto fue el llamado Día de la Sobrecapacidad de la Tierra 2023. En esa fecha, la demanda de la humanidad sobre los recursos superó la capacidad de regeneración de los ecosistemas en todo el año. Estamos en claro déficit ecológico: la humanidad necesitaría 1,75 planetas para satisfacer la demanda actual.
El problema de los residuos es, sin embargo, relativamente nuevo. La basura comienza a tener relevancia a partir de la década de los cincuenta, cuando pasamos de una economía de la reutilización a la economía del desecho: producir, usar y tirar. Antes de que los avances tecnológicos y el “desarrollo” económico favorecieran estas prácticas, se apostaba por productos con una vida útil más larga, pensados para ser reutilizados y reparados. Ahora, la sobreexplotación del entorno y la consecuente escasez de recursos impone el fin de este modelo y apostar por la economía circular como alternativa a la cultura del desperdicio.
La aproximación de Alstom a la economía circular incluye el diseño y la fabricación de trenes, su mantenimiento, así como la gestión de residuos en los centros, con cuatro objetivos definidos: reducir la cantidad de materiales necesarios, seleccionar materias primas recicladas y respetuosas con el medio ambiente, prolongar la vida útil de los componentes, y favorecer la reutilización y el reciclaje al final de su vida útil.
Soluciones recicladas y reciclables
En la primera etapa, durante la fabricación, la selección de materiales juega un papel fundamental. Actualmente, todos los nuevos vehículos que desarrollamos cuentan con un 22,5% de materiales reciclados, como media. Nuestro objetivo es que, en 2025, todas estas nuevas soluciones estén compuestas por el menos de un 25% de materiales reciclados.
En la fase de diseño, se determina también la reciclabilidad de los materiales al final de su vida útil. Todas nuestras soluciones cuentan con un procedimiento de gestión para esta etapa, que detalla los procesos necesarios para alcanzar las tasas más altas de reciclabilidad. Así, por ejemplo, los nuevos vehículos de Metro de Barcelona son reciclables en un 96%. En este sentido, la declaración ambiental de producto conforme a normas internacionales avala todos los datos y cálculos que se han realizado.
Este aspecto se ha vuelto indispensable para seguir siendo competitivos, dado que al ahorro económico hay que sumar el cumplimiento de las nuevas normativas y requerimientos de los clientes. Si hablamos de cifras globales, el 92% de los productos vendidos por Alstom entre 2022 y 2023 pueden reutilizarse o reciclarse.
Mantenimiento inteligente y aumento de la vida útil de los equipos
Al igual que en los vehículos privados, los componentes de un tren cuentan con número máximo de kilómetros o un tiempo de uso máximo antes de que necesiten ser reemplazados. Sin embargo, con el objetivo de aumentar su vida útil, se están aplicando tecnologías de inteligencia artificial e IoT para analizar el estado real de los equipos y reemplazar éstos únicamente cuando se imprescindible.
Mediante una serie de sensores instalados a bordo se realiza un seguimiento en tiempo real de las funciones y prestaciones de los diferentes sistemas y subsistemas. El análisis de la información obtenida permite determinar qué tareas de mantenimiento o reparaciones se deben realizar, cuándo es el momento oportuno para hacerlo o si realmente es necesario reemplazar un componente, aunque haya recorrido ya los kilómetros predefinidos. De este modo, gracias a esta nueva estrategia de gestión del mantenimiento, se ha conseguido ampliar la vida media de los equipos un 15%, con un claro impacto en la reducción de materiales y en la generación de residuos.
Cabe destacar que la economía circular, además de promover la reducción del consumo de recursos, debe incentivar una mejor gestión. La implementación de procesos de trazabilidad, que nos permitan conocer el uso y el recorrido de materiales reutilizables, hace posible que los activos sigan siendo recursos durante todo su ciclo de vida. El cambio de una economía desechable por una retornable supone una revolución en el paradigma industrial y tecnológico, donde todo lo que nos rodea puede convertirse en las fuentes de materiales para proyectos futuros, generando riqueza, apostando por nuevas metodologías y asegurando el bienestar actual y futuro.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Economía Circular, impulsando el compromiso con la sostenibilidad.