La lucha contra el cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo.
España se ha comprometido a alcanzar la neutralidad climática para el año 2050, lo cual significa que nuestro país deberá reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al máximo y compensar las emisiones residuales para lograr un balance neto de cero emisiones; y más a corto plazo, para 2030 el objetivo es reducir las emisiones de GEI al menos en un 55% en comparación con los niveles de 1990, en línea con la estrategia definida por la UE.
En un momento en el que la sociedad es cada vez más consciente de la necesidad de proteger nuestro entorno Esta meta no es solo una cuestión de política medioambiental, sino una responsabilidad compartida por todos los sectores, en el que las empresas de control de plagas tenemos un papel importante.
El cambio climático está alterando la dinámica de los ecosistemas a un ritmo acelerado, lo que tiene un impacto directo en la proliferación de plagas. El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación están favoreciendo la expansión geográfica de especies que antes se mantenían en áreas limitadas. Estas nuevas condiciones permiten que insectos y otras especies invasoras prosperen en lugares donde antes no podían, afectando la salud pública y el equilibrio de los ecosistemas autóctonos. Por ello, combatir las plagas potencialmente peligrosas para la salud y fomentar el equilibrio de la biodiversidad, en este nuevo contexto, cobra una especial relevancia.
Sin embargo, el control de plagas también debe evolucionar y alinearse con los objetivos de sostenibilidad global. En Anticimex, hemos asumido la responsabilidad de reducir nuestro impacto ambiental como una parte esencial de nuestra actividad. Sabemos que nuestros desplazamientos y las operaciones que realizamos pueden generar emisiones contaminantes, pero hemos implementado medidas que buscan mitigar estos efectos.
El incremento del número de delegaciones nos permite estar más cerca del cliente y realizar desplazamientos más cortos, lo que se complementa con una de las medidas clave que hemos adoptado: la optimización de rutas. A través de la planificación eficiente de los desplazamientos de nuestros técnicos, hemos logrado reducir el consumo de combustibles y, por lo tanto, las emisiones de CO2. En un contexto en el que el tráfico urbano sigue siendo una de las principales fuentes de contaminación en las ciudades, estas pequeñas optimizaciones contribuyen a reducir la huella de carbono del sector.
Además, hemos desarrollado la tecnología SMART, que nos permite una monitorización continua, en las instalaciones del cliente, sin necesidad de visitas físicas constantes. Esto no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también reduce significativamente los desplazamientos innecesarios, lo que se traduce en una menor emisión de gases contaminantes. Este tipo de innovaciones tecnológicas son fundamentales para minimizar nuestro impacto ambiental.
En este mismo contexto, estamos avanzando hacia una solución más sostenible con la incorporación progresiva de vehículos híbridos y eléctricos. La transición hacia una flota menos contaminante es esencial para reducir nuestras emisiones de GEI y avanzar hacia el objetivo de la neutralidad climática. Al mismo tiempo, hemos implementado puntos de carga eléctrica en nuestras oficinas para facilitar el uso de estos vehículos, asegurando que nuestro compromiso con el medio ambiente sea coherente en todas nuestras operaciones.
Estas medidas no son aisladas. Están alineadas con una estrategia global que busca mejorar la eficiencia energética de nuestras oficinas y dependencias mediante el uso de iluminación LED y la contratación de electricidad proveniente de fuentes renovables, garantizando un uso del 96% de energía verde en los centros de trabajo.
Todo esto forma parte de nuestro objetivo de reducir nuestras emisiones de CO2 del año 2021 al año 2030 en al menos un 55%.
En el sector del control de plagas, este desafío se vive de forma única. No solo debemos responder a los cambios que el clima impone en la proliferación de plagas, sino también asegurarnos de que nuestras operaciones no contribuyan a agravar la situación.
Creo firmemente que solo a través de un compromiso conjunto con la sostenibilidad podemos hacer frente a esta crisis. Las soluciones están a nuestro alcance, y debemos adoptar las tecnologías y prácticas que nos permitan hacer nuestro trabajo de manera eficiente, sin poner en riesgo el futuro de nuestro planeta.
Como parte fundamental de nuestro compromiso aspiramos a contribuir a crear un futuro mejor para todos, controlando las plagas que pueden poner en riesgo la salud de las personas y los ecosistemas urbanos, potenciando el uso de la tecnología y la digitalización para reducir nuestro impacto, teniendo siempre en cuenta siempre criterios de sostenibilidad.
Con cada paso que damos hacia un servicio más sostenible, estamos contribuyendo, de forma tangible, a la meta global de reducir las emisiones y proteger el planeta para las futuras generaciones.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional contra el Cambio Climático.