Proteger la piel del sol es importante durante todo el año, especialmente para personas con enfermedades como el lupus, cuyos síntomas pueden verse agravados debido a la exposición al sol. Además, el cambio climático ha aumentado la intensidad y la exposición a los rayos solares, lo que refuerza la necesidad de proteger nuestra piel. Sin embargo, al protegernos del sol también debemos considerar el impacto medioambiental de los productos que utilizamos.
La industria cosmética está avanzando, cada vez más, en el desarrollo de protectores solares que sean eficaces y, al mismo tiempo, respetuosos con el medio ambiente. Según la organización ambiental Green Cross cada año se vierten unas 25.000 toneladas de crema solar en los océanos, lo que equivale a un litro por segundo. Los filtros solares presentes en estos productos, inofensivos para la salud humana, causan daños en los ecosistemas marinos, especialmente los corales. Se estima que estos residuos afectan de manera directa a aproximadamente el 10% de los corales del mundo debido a los filtros presentes en muchas de las formulaciones
Actualmente, las investigaciones están centradas en crear filtros biodegradables y en utilizar ingredientes naturales que no sean tóxicos para la vida marina.
Ejemplos de estos avances incluyen el uso de minerales no nanoparticulados, para evitar que entren en el sistema circulatorio, como el óxido de zinc y el dióxido de titanio, que son menos dañinos para el ecosistema marino. También se están desarrollando fórmulas con extractos botánicos que ofrecen protección solar sin afectar el entorno marino.
En este sentido, hay que destacar que la biotecnología es una herramienta que permite desarrollar protectores solares más eficientes y respetuosos con el medio ambiente. Algunos organismos que viven en entornos extremos poseen características únicas contra la radiación ultravioleta, de tal manera que sus moléculas podrían utilizarse para mejorar los protectores solares.
Además de la elaboración de protectores solares con ingredientes que no contaminen, las buenas prácticas para la reducción de la huella ambiental también incluyen la correcta gestión de residuos, el ecodiseño de los envases, el uso responsable de materias primas, la apuesta por las energías renovables en los procesos de fabricación, transportes más sostenibles o la reducción de gases de efecto invernadero, entre otras acciones.
¿Cómo pueden ayudar las farmacias?
Las farmacias juegan un papel clave en la promoción y sobre todo en el uso correcto de productos de protección solar respetuosos con el medio ambiente. Al estar en contacto directo con los usuarios, pueden educar sobre la importancia de elegir productos que no solo protejan la piel, sino también el ecosistema marino. Pueden ofrecer información y recomendaciones sobre marcas y productos que han sido formulados teniendo en cuenta su impacto ambiental.
Igualmente, es aconsejable buscar la etiqueta “Ecocert” en los productos. Ecocert es el primer organismo de certificación en desarrollar un estándar europeo para los cosméticos orgánicos y naturales. Esta certificación garantiza procedimientos de producción y procesamiento ecológicos y saludables, promueve el desarrollo de la química verde y el uso responsable de recursos naturales. Además, asegura el respeto a la biodiversidad, la utilización de envases reciclables, la exclusión de ingredientes petroquímicos (a excepción de conservantes autorizados) y la ausencia de organismos genéticamente modificados (OGM).
De igual modo, las farmacias colaboran en campañas de concienciación, como las que se realizan desde SIGRE, la entidad sin ánimo de lucro encargada de garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y restos de medicamentos que se generan en los hogares desde la red de farmacias. Si bien el 77% de los hogares de España ya deposita sus residuos en los puntos de recogida de SIGRE disponibles en las farmacias, solo el 36% afirma llevar también los envases vacíos y los prospectos.
En el punto SIGRE pueden depositarse medicamentos caducados, medicamentos que no necesitamos, cajas de medicamentos y envases vacíos o con restos de medicamentos. Respecto a las cremas caducadas, los envases de plástico deben tirarse en el contenedor amarillo. Los envases de vidrio, más habituales para cremas o bases de maquillaje, deben depositarse en el verde. Si no se está seguro, mejor depositar en el contenedor para restos, ya que las plantas de tratamiento se encargarán de gestionar estos residuos para así darles una nueva vida.
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