El cáncer de mama es un problema global, siendo el tumor más frecuente entre las mujeres con una estimación de unos 2.3 millones de nuevos casos y más de 685.000 muertes reportadas en 2020. La incidencia sigue aumentando en todo el mundo, con una previsión de 3.19 millones de casos nuevos en 2040.
Sin embargo, las tasas de supervivencia han mejorado considerablemente en los últimos años. Gran parte de los logros conseguidos se deben a los avances en el conocimiento de la patología tumoral. Más allá del diagnóstico morfológico, punto de partida esencial del proceso terapéutico, el uso de test genéticos como parte del diagnóstico patológico se ha convertido en la pieza angular del manejo del cáncer de mama. Incluyen un amplio espectro de técnicas y sirven tanto para hacer un cribado genético de las variantes en línea germinal (cáncer hereditario) como para la identificación de mutaciones somáticas puntuales que actúan como “drivers” (conductores) del cáncer y que pueden, a su vez, comportarse como dianas terapéuticas (moléculas contra las que dirigir terapias específicas).
La caracterización fenotípica mediante el análisis de expresión multigénica basada en el ARN ofrece valiosas perspectivas, al detectar los subtipos intrínsecos moleculares con valor pronóstico y predictivo. Las pruebas basadas en el ARN están resultando muy útiles para las pacientes con tumores luminales en el contexto postmenopáusico, donde el objetivo principal es identificar los tumores luminales B que requieren quimioterapia y distinguirlos de los que no se beneficiarán de la misma, para evitar una toxicidad innecesaria.
Con una creciente gama de tecnologías “-ómicas” que aportan una comprensión cada vez más profunda de la biología del cáncer, es necesario un enfoque multi-ómico integrador, que describa mejor la complejidad de los sistemas biológicos que subyacen al cáncer.
Además, el sistema inmunitario ha sido objeto de gran interés debido a los avances en inmunoterapia. La complejidad del sistema inmunitario y de sus interacciones con las células estromales y tumorales hace difícil su entendimiento, pero se han hecho ya grandes avances en la interpretación de las relaciones que mantiene, a modo de “ vecinos cercanos” con la célula tumoral.
La terapia combinada dirigida tanto a la vía »conductora o driver» como a la vía cooperadora (alteraciones en genes del “microambiente tumoral”) es un tema emergente que abre nuevas oportunidades terapéuticas, basadas en la inmunoterapia.
La última década ha sido testigo de un salto transformador en nuestra comprensión molecular del cáncer de mama y la heterogeneidad tumoral. El consenso emergente es que un pequeño número de factores genéticos dominantes como mutaciones raras y alteraciones del número de copias actúan para impulsar la tumorogénesis. Sin embargo, definir la importancia funcional de muchas de las aberraciones genéticas en los distintos subtipos de cáncer de mama sigue siendo un reto. Esto exige un cribado funcional exhaustivo combinado con análisis más profundos y la integración de datos, para desentrañar las vías moleculares fundamentales del cáncer.
Es importante señalar que, sin una lectura funcional, la relevancia de los diferentes subgrupos tumorales sigue sin resolverse. La aparición de farmacorresistencia, además, sigue siendo un obstáculo importante para la eficacia de las terapias.
A pesar de la riqueza y profundidad de la información genética disponible sobre el cáncer de mama, su traslación a la Medicina y la práctica clínica habitual sigue siendo difícil.
Los nuevos enfoques para personalizar la terapia deberían también beneficiarse de la aplicación del aprendizaje automático multiómico (“multiomics machine learning”), cuyo valor ha sido recientemente demostrado para predecir la respuesta terapéutica del tumor.
En conjunto, los datos multidimensionales pueden ayudar a preparar la siguiente fase de los ensayos clínicos mediante la integración de nuevos biomarcadores diagnósticos y predictivos y el desarrollo de nuevas terapias.
La Patología de Precisión (Oncología Diagnóstica), en definitiva, tiene el potencial de mejorar los resultados clínicos, reducir la toxicidad y aumentar la rentabilidad de las distintas opciones para el tratamiento del cáncer de mama.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial Contra el Cáncer