“Andrea, nos gustaría que escribieras un artículo sobre el talento femenino enmarcado en el desarrollo del ODS 5”. Nada más pensar en el título, me vinieron a la cabeza muchas mujeres brillantes de mi generación: Clara Montes, Pilar de la Puente o Luz Rello, entre muchas otras. No obstante, al pensar en global, en mujeres y su desarrollo profesional, acabé pensando en todas las barreras que tenemos que derribar. En las cifras, titulares y experiencias con los que tenemos que convivir casi a diario.
Algunas cifras. La realidad es que en España, solo una de cada cuatro personas con capacidad de decisión en los principales estamentos de poder es una mujer*, lo que sitúa en 25,8% la infrarrepresentación femenina en este ámbito. En el privado, la brecha salarial ronda el 22%. En el sector tecnológico, solo tres de cada diez trabajadores son mujeres, y en las universidades por cada mujer catedrática hay cuatro hombres en la misma categoría.
Algunos titulares. 27 de julio 2021. “Paula Badosa deslumbra en los Juegos de Tokio. La tenista, ex de David Broncano, se clasificó este martes para los cuartos de final de los JJOO”. Y no es un artículo de un blog independiente, es de La Razón. O recientemente el periódico ABC.es, haciendo un extenso reportaje titulado “El lado femenino de la selección”. Y leyendo esto dirás, que bien, un medio que quiere dar visibilidad a las futbolistas. Pero nada más lejos de la realidad. Este artículo mostraba una gran galería de imágenes con las novias más deslumbrantes de los jugadores de la selección española.
Lo peor, no es que nos supediten a un hombre, que nos sexualicen o que nos quiten el reconocimiento de nuestros logros. Lo peor es que hay jóvenes leyendo este tipo de noticias y piensan que está bien.
Por eso es importante entender que el cambio empieza en la enseñanza de calidad y no en las retribuciones que las empresas reciben por potenciar políticas de igualdad de género. Eso es un medio que se convierte en espejismo si las personas que están detrás, siguen creyendo y creciendo en una sociedad machista. Es ahí cuando, erráticamente, potenciamos una RSC vacía, que incluso en muchos casos, se interioriza por parte de las empresas como un sacrificio que comporta costes.
Para muestra, un botón. Hace unos años – antes de trabajar en Bakery- estuve presente en una entrevista de trabajo como parte del equipo de la empresa (con plantilla en amplía mayoría femenina). Ante mi, tenía a una mujer con un curriculum excepcional, perfecta para el puesto. Solo recuerdo la cara de la mujer cuando la 4ª pregunta que recibió por parte del entrevistador fue: ¿Tiene pensado ser madre en un futuro próximo? En ese momento entendí que la ingratitud era fruto de la ignorancia, la inseguridad y el egoísmo en su más pura esencia.
¿Esto es lo que les depara a las futuras generaciones? ¿Tener miedo a perder el trabajo si deciden ser madres o estigmatizar a una mujer por querer desempeñar cargos descritos históricamente como masculinos?
Entonces, de nuevo, pienso en lo importante que es formar a esa nueva generación. Formarla con vistas en el futuro pero también con conciencia en la historia. Con referentes y con gratitud hacia todas las generaciones pasadas que lucharon para abrir el camino por el que ahora pasamos y por el que, ojalá, acabemos llegando al final algún día.
* Fuente: Estudio ClosinGap
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Mujer y Liderazgo, elaborado en colaboración con IESE Business School.